LA MEMORIA, BÚSQUEDA COLECTIVA QUE NO CESA

4368

1977. Un maestro deja de ir a la escuela. Desaparece. Queda dolor en familiares y amigxs. Queda la carta de un alumno. Queda un rumor en el barrio de la escuela. Queda su nombre circulando en la voz de un narrador. Quedan en una escuela docentes que se involucran con sus alumnxs en saber de ese maestro. Quedan en una comunidad colectivos que trabajan por la Memoria. Quedan políticas públicas que recogen y sostienen ese trabajo. En marzo de 2022, la comprometida escucha de otra docente, permitió anudar estos fragmentos hasta entonces dispersos. Como ella dice “el tiempo de la memoria es como una llamita que en cuanto encontró un aire, creció y nos alumbró”.

Un narrador cuenta

Fabiana Guerrero: El 24 de marzo del 2022 fui a acompañar varias conmemoraciones en Brandsen. Entre ellas, y como había ocurrido el año anterior, se realizaba la acción de “Plantar Memoria” en la puerta de la Jefatura. Allí un narrador, Roberto Moscoloni, llevado por el Plan Provincial de Lecturas contó una historia que estaba situada en Florencio Varela, en el año 1977, donde se relataba lo que ocurrió en una escuela, en relación a un maestro que había desaparecido. Yo no tengo todos los nombres de los desaparecidos de Varela pero recuerdo especialmente a los maestrxs desaparecidos del Distrito porque los hemos recordado y homenajeado en infinidad de actos. Y a este compañero que aparecía en el relato, Guillermo Di Bastiano, no lo tenía en la cabeza. Cuando termina el acto me acerco y le pregunto si la historia era verídica. Él me cuenta que sí. Quedé muy impactada y cuando volví se lo comenté a mi hermana. A los pocos días mi cuñado, Luis Pícoli, que está siempre trabajando en la búsqueda de recuperar en Florencio Varela y en otros lugares las historias de compañerxs desaparecidos, me preguntó y le conté la historia. Y le conseguí el contacto con Moscoloni.

Una búsqueda se inicia

Luis Pícoli: En Varela, estamos trabajando[1] en la recuperación de la memoria, los sueños, la militancia de lxs compañerxs que desaparecieron. Dónde vivían, con quién vivían, a qué escuela concurrían, en qué club estaban. Cuando Fabiana me cuenta, hablo con el Director de DDHH de Varela y me dice que él no conocía el caso de Di Bastiano. Hablo con un compañero de Berazategui, que había investigado mucho los desaparecidos de Berazategui, y tampoco conocía nada; hablo con Susana Brardinelli, actual presidenta del Consejo Escolar de Quilmes, y me dice que ella desconocía esa historia. Buscamos entonces al narrador, lo ubicamos y me dice que ese cuento lo hizo hace muchos años, cuando él estaba viviendo en el Sur, ya que se tuvo que ir de La Plata porque fue la manera de sobrevivir.

Una historia hecha cuento circula

Roberto Moscoloni: Cuando cumplí 18 años, mi prima Adriana vino a mi festejo, y la traía un compañero de colegio en la moto. Yo salí y lo invité a que entrara. Me dijo: “No puedo, otro día vengo”. Era Guillermo Di Bastiano. La historia me viene por ahí, por mi prima. En el año 95, siempre en mi familia con este recuerdo, siempre con esta historia en la cabeza, para un acto que se hacía en Viedma, empecé a pensar un cuento. Tomé la historia de Guillermo como yo la recordaba, traté de buscar la imagen de las Madres de Plaza de Mayo y ahí surge la de Teresa, que es la mujer de todos los días a la cual le arrebatan los hijos, y el tema de los nietos, que está reflejado en las dos hermanitas que habla el cuento. E incluí a Clara, que es una militante que da la cara por su compañero. Así armé el cuento.

Roberto Moscoloni relata el cuento

Un cuento une tiempos y memorias

Roberto Moscoloni: Este cuento lo conté luego en varios lugares. Un año, en General Roca, se me acerca una profesora y me dice: “Guillermo Di Bastiano es el hermano de una concuñada mía”. Yo le pasé el cuento, ella se lo pasa a su familiar, que estaba en Mendoza, de Mendoza la llaman a Gabriela Di Bastiano, la hermana, y le dicen que hay un tipo en Rio Negro que cuenta la historia de su hermano. Ella pregunta quién es y le dicen: Roberto Moscoloni, a lo que ella responde que era compañero suyo de colegio. Yo nunca supe que eran hermanos. El 24 de marzo del año pasado, en el marco del Plan Pcial de Lecturas y Escrituras de la Provincia voy a Brandsen a narrarle a lxs pibes de los secundarios.. Como además iban a plantar un árbol, me pide que relate el cuento del maestro. Ahí conozco a Fabiana Guerrero, que luego me conectó con la gente de Memoria de Varela, donde está Luis Picoli.

La memoria enlaza escuela y barrio

Luis Pícoli: Moscoloni me da el teléfono de la hermana de Di Bastiano y ella me dice que él trabajaba em la Escuela 31 de Varela. Empiezo a llamar a compañerxs de esa Escuela, que durante varios días buscan datos y no encuentran nada. A la semana, ella me vuelve a llamar y me dice: “Me equivoqué, no era la 31, era la 36”. Empecé a contactar a docentes y vecinos de la Escuela y finalmente uno me dice, “Hay un dato en la biblioteca de la Escuela”. Hablo con la bibliotecaria, y me dice que se estuvo trabajando sobre la memoria de Di Bastiano, pero no en la Escuela Primaria sino en la Secundaria. Me comunico con la Escuela Secundaria y la Directora me confirma que se había trabajado, que la investigación la habían hecho tres profes ya hacía unos años, en el marco de Jóvenes y Memoria. Quedé totalmente asombrado. Era un trabajo pedagógico que habían hecho recuperado la memoria del barrio, porque en la escuela no había información. Al barrio lo metieron en la escuela, y la escuela construyó sobre la memoria del barrio. Se me caían las lágrimas de la emoción de ver compañeras docentes que hiciesen semejante trabajo en tanta soledad.

Un olvidado rumor genera un acto pedagógico

Gabriela Magistrali: Soy preceptora de la escuela desde el 2007. Mi participación en este proyecto no fue tanto en la parte pedagógica, sí más en ayudar a mis compañeras con lxs alumnxs, hablar con las familias del proyecto, venir con lxs chicxs los sábados, organizar las lecciones paseos, las autorizaciones, juntar la plata para los viajes, organizar rifas. Movilizar fue mi tarea.

Juliana Pugliesi: Yo comencé en el colegio en el 2009 a trabajar como profesora de Construcción de Ciudadanía. En el 2011, quien era la directora en ese momento, Mariana Toscanini, me preguntó si quería trabajar en Jóvenes y Memoria. Como yo era nueva en la escuela, y no tenía mucha gente conocida, invité a Gabriela y a Lorena, que eran las dos personas más cercanas a mí y tuvieron la amabilidad de decirme que sí.

Lorena Luna: Yo también estoy en la escuela desde el 2009, soy profesora de matemática.  No sabíamos muy bien qué era esto de Jóvenes y Memoria, ni desde dónde lo podíamos plantear.

Juliana: Tomamos lo que surgió con los chicos: ¿Qué había pasado durante la dictadura con la escuela primaria[2]?, porque el rumor era que se había creado durante un gobierno militar. Entonces nos pusimos a averiguar. Gabi trabajaba con los chicos, Lorena conseguía información y yo iba analizando toda lo que iba surgiendo que luego poníamos en contexto con los chicos. Hablando con el sacerdote del barrio, nos dice que en la escuela primaria 36 -una escuela rancho que en aquel momento se encontraba donde hoy está la iglesia- él tenía la idea de que había habido un maestro desparecido; pero no tenía información y tampoco quería hablar mucho.

Lorena: Después, haciendo la entrevista con un auxiliar que estaba desde casi el comienzo de la escuela, él también habló de ese rumor. Que volvió a aparecer cuando lxs chicxs iban a la casa y contaban lo que estaban trabajando, y un tío o alguna vecina decía “yo me acuerdo…”,creo que fue el maestro de…”. Nosotras habíamos presentado otro proyecto, estábamos por la mitad y ya no se podía cambiar Así que ahí quedó. Y al año siguiente, cuando nos dijeron: “Chicas, ¿van a seguir con Jóvenes y Memoria?”, obviamente dijimos que sí.

Juliana:  Ahí la propuesta a trabajar con lxs chicxs ya salió de nosotras, ver si encontrábamos algo más y trabajar la historia del maestro en la escuela, qué había hecho él en la escuela en aquel momento.

Buscamos que lxs chicos trataran de ponerse en contacto con lxs vecinxs para obtener más información mientras que nosotras seguimos rastreando datos. En ese momento lxs chicxs tenían poco acceso a internet, por eso yo me puse a rastrear a la hermana

Lorena: Buscamos que lxs chicos trataran de ponerse en contacto con lxs vecinxs para obtener más información mientras que nosotras seguimos rastreando datos. En ese momento lxs chicxs tenían poco acceso a internet, por eso yo me puse a rastrear a la hermana. Encontré que era de La Plata, busqué el número, tomé coraje, llamé y hablé con ella. Le conté lo que queríamos hacer y luego le dije que nos gustaría entrevistarla. Ella me dijo que entrevistas no, pero que no tenía problema con lo que nosotrxs queríamos trabajar que era la historia de su hermano como maestro en la escuela. Conseguimos la carta que le había hecho un alumno y una poesía que le había hecho el hermano de una compañera. De la información de lxs vecinxs surgió que venía con la guitarra y en la escuela cantaba con lxs chicxs. Y se quedaba después de hora o hacía muchas actividades extraescolares con ellxs.

Juliana: Nosotras buscábamos justamente eso, ¿qué tipo de maestro fue él? Y ahí surge la idea del mural. En Jóvenes y Memoria tenía que quedar algo plasmado, un vídeo, una obrita, etc. Lxs chicxs quisieron hacer un mural.

Gabriela: Eran de tercero y algunxs de segundo, es decir de unos 15 años.

Lorena: Vino un profesor de arte a darles clases de cómo hacer el mural porque lo hicieron totalmente ellxs. Como trabajar en la semana se hacía complicado, pedimos permiso y veníamos los sábados de 9 a 12, y a veces nos quedábamos más.

Una producción pedagógica teje memoria y conciencia

Luis Pícoli: Cuando me encontré con una de las profes que habían desarrollado el proyecto, me muestra un mural de la escuela secundaria, no de la primaria. Era una casita, un pasillito, un camino, unxs nenxs y un muchacho con una guitarra. Yo no entendía. Cuando me lo empezó a explicar casi me desmayo, porque esa escuela no funcionaba ahí en ese momento, funcionaba en otro lugar. Esa casillita eran las dos aulas de la escuela, el camino era el camino que hacía Di Bastiano desde La Plata hacia la escuela, él estaba con una guitarra porque a veces la llevaba para compartir las actividades que hacían en el barrio, y lxs chiquititos eran lxs alumnxs.

Lorena: El barrio en ese entonces era campo, esta parte estaba toda arbolada con eucaliptos. Si vos preguntabas por la escuela te decían: “Por ahí, la que está de los eucaliptos para adentro”.  Ahora te dicen “del semáforo para adentro”.

Juliana: Era una zona de hornos de ladrillos, y la mayoría de los chicos venía de ahí. Todo el proceso que culminó en el mural fue lo que presentamos ese año en Jóvenes y Memoria. Este trabajo fue, más que nada, un tema de concientización con lxs chicxs.

Nosotras buscábamos justamente eso, ¿qué tipo de maestro fue él? Y ahí surge la idea del mural. En Jóvenes y Memoria tenía que quedar algo plasmado, un vídeo, una obrita, etc. Lxs chicxs quisieron hacer un mural

El conocimiento moviliza el compromiso con la justicia

Juliana: Trabajamos dos años más con Jóvenes y Memoria en otros temas y con otros grupos. Di Bastiano todavía figuraba desaparecido, pero su caso no había sido juzgado. El último año que trabajamos, que ya nos despedíamos, decidimos ver qué pasó con Di Bastiano después de ser desaparecido. De ahí surge otra investigación y un video.

Gabriela:  Acá fueron unos quince chicxs de tercero, de ambos turnos.

Lorena: Cuando empezamos la investigación en el 2012, de él había muy pocas menciones, incluso aparecía como estudiante. En cambio, en este segundo momento, como ya se habían iniciado los juicios, a través de algunos testigos ya había salido su nombre y dónde pudo haber estado detenido. Se pudo hacer como el recorrido de por dónde lo tuvieron, los Centros Clandestinos BIM 3[3] y La Cacha[4], pero no se pudo establecer bien cuál fue su último lugar de detención y qué fue de él.

Juliana: Vimos los videos de los juicios que se hicieron sobre los Centros Clandestinos donde estuvo. Vimos varias horas de juicios; aparecía el nombre de él, pero no lo ponían como querellante. Eso nos sorprendió. Era como que él había quedado afuera de los juicios porque no había alguien que lo defendiera. Yo traía los recortes, y analizábamos todo esto con lxs chicxs. Tratamos de armar la investigación con ellxs, por supuesto. Con este trabajo, que se volcó en un video, ellxs, además, querían mostrar que había una búsqueda por Di Bastiano. No sé si se entiende, ellos estaban comprometidos con esa búsqueda. Con todo esto llegamos a Chapadmalal y sorprendieron mucho con la investigación que habían hecho.

Lorena: La conclusión que ellxs sacaron fue: “Está bien, lo nombraron en los juicios, pero no tuvo justicia”. Quedó un sabor amargo. Bueno, nosotros llegamos hasta ahí. Al año siguiente tomamos el tema de la democracia y justo había que trabajar con el nombre a la escuela. Surgió la propuesta de Raúl Alfonsín pero este grupo de chicxs puso mucho empeño en proponer el nombre de Guillermo Di Bastiano. Finalmente, por muy pocos votos se eligió el de Alfonsín. Pero quedó la idea de que el día que la Escuela tenga un espacio de biblioteca, ésta lleve el nombre del maestro desaparecido.

Juliana: En la escuela nos hemos identificado mucho con este trabajo. Creo que en la trayectoria que seguimos estamos sosteniendo los valores que quería Di Bastiano.

CON ESTE TRABAJO, QUE SE VOLCÓ EN UN VIDEO, ELLXS, QUERÍAN MOSTRAR QUE HABÍA UNA BÚSQUEDA POR DI BASTIANO. NO SÉ SI SE ENTIENDE, ELLOS ESTABAN COMPROMETIDOS CON ESA BÚSQUEDA

La memoria construye compromiso colectivo

Luis Pícoli: Hay toda una historia que cuando se va poniendo a la luz, se amplía cada vez más. El día que fuimos a entrevistar a la hermana de Guillermo, como ella sola no quería estar la acompañó una amiga, Susana, que había estudiado con él. También estuvo el narrador con su prima, Adriana. Cuando estábamos empezando a grabar, Susana dice: “Fuimos los cuatro a trabajar a Varela: Guillermo, Adriana, Néstor Arrúa y yo. Néstor desapareció después que Guillermo”. “¿Cómo que está desaparecido?”, dijimos. Nosotros habíamos pensado hacer un video de Guillermo Di Bastiano y empezó a aparecer un mundo por fuera de lo que nos imaginamos. Le mandé un mensajito a Alberto Sileoni, contándole todo esto y me dice hablá con Claudia Bracci, la SubSecretaria de Educación, porque creamos la Comisión por la Verdad Histórica. Y empezamos a trabajar juntos en esa Comisión. Finalmente hicimos en la Escuela Primaria 15 un hermoso y emotivo acto de recuperación de la memoria de Di Bastiano¸ de Arrúa y de Mirta Gerelli, una maestra de Varela que fue alumna de primaria y secundaria en Varela, desaparecida en Quilmes en el 76. En ese acto, que contó con la presencia del Director General de Cultura y Educación, Prof. Sileoni, se estaba recuperando la memoria del pueblo y la memoria de la escuela, la escuela tomó la memoria del pueblo y se la devolvió en conocimiento, en imágenes, en gestos de amor. En el acto se leyó la carta hermosísima que le escribió a su maestro Di Bastiano un pibe de sexto, Walter Vera, a quien estamos buscando por todos lados pero no lo podemos encontrar.

La carta a Guillermo

Una llamita que crece y nos alumbra

Fabiana Guerrero: La historia de todo lo que ocurrió a partir de este cuento y de cómo se fueron hilvanando los hechos, los lugares, las personas, son una muestra cabal de la lucha -a veces silenciosa, de pequeñas acciones, de cotidiana persistencia- que desde hace años lleva adelante nuestro pueblo por Memoria, Verdad y Justicia. Una lucha que ha tenido en este siglo, y esto también aparece en la trama que se fue hilvanando, el sostén de Políticas Públicas: Juicios de Lesa Humanidad, Programa Jóvenes y Memoria… Y un claro lugar del Estado, con una DGEyC que recoge esta lucha y establece una Comisión por la Verdad Histórica, y con la máxima autoridad educativa presidiendo en una escuela de Varela el acto de reparación y homenaje a estxs maestrxs desaparecidos. … Me conmueve especialmente el lugar de la escuela. En este caso particular, el trabajo de una escuela que parecía haber quedado solo en eso, un proyecto en un momento, pero el tiempo de la memoria es como una llamita que en cuanto encontró un aire, creció y nos alumbró. Creo que nos muestra el rumbo a seguir: continuar recuperando las historias y los ideales de estos compañeros. Acciones como las que se articulan en la recuperación de la memoria del maestro Guillermo Di Bastiano nos conmueven, nos laten de una manera muy especial.

Fabiana Guerrero

Fabiana Guerrero

Maestra y profesora de Música. Inspectora Titular de Educación Primaria en Florencio Varela. Ex Secretaria General de SUTEBA Varela, Ex Subsecretaria de Educación de SUTEBA Provincia. Actualmente Directora de Gestión Curricular de la Dirección Provincial de Educación Primaria.

Roberto Moscoloni

Roberto Moscoloni

Escritor, narrador e hincha de Gimnasia. Editó 34 libros y objetos poéticos.

Gabriela Magistrali

Preceptora de la Escuela Secundaria 60 de Florencio Varela desde el 2007.

 Lorena Luna

Profesora de Matemáticas, de la Escuela Secundaria 60 de Florencio Varela desde el 2009

Gabriela Magistrali, Juliana Pugliesi y Lorena Luna

 Juliana Pugliesi

Profesora de Construcción Ciudadana de la Escuela Secundaria 60 de Florencio Varela desde el 2009

Luis Pícoli

Luis Pícoli

Docente jubilado. Militante popular. Ex Concejal de Florencio Varela. Presidente del IBAP. Integrante del equipo que construyó el Programa FINES desde el Ministerio de Desarrollo Social junto a Mary Sánchez. Ex Director General de Adultos de la Prov de Santa Cruz


Referencias

[1] https://www.google.com/search?q=bim+3&rlz=1C1CHBF_esAR830AR830&oq=bim+3&aqs=chrome..69i57j0i67l2j0i512l7.3292j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8

[2]https://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/la_cacha

[3] Articulación de instituciones varelences: IBAP -de la que Luis Pícoli es presidente, El Varelence que es una organización de militantes de la comunicación; la Iglesia Evangelista Rio de la Plata; la Asamblea por los DDHH, y Memoria Varelence. Se está por incorporar SUTEBA y también articula con la Dirección de DDHH de la Municipalidad y con el Departamento de DDHH de la UNAJ.

[4] En los 90, la Escuela Primaria 36 pasó a ser EGB 36. En el momento en que se termina la EGB, el tercer ciclo pasa a ser Escuela Secundaria Básica y luego se convierte en la actual Secundaria 60. Funcionan en el mismo edificio.