En la Escuela Secundaria Nº 120 de Virrey del Pino, docentes y estudiantes impulsan un invernadero con el objetivo de reproducir especies nativas, reforestar y recuperar parte de la memoria biológica del barrio trabajando con la reserva Pulmón Verde Esperanza. El proyecto fue presentado en el CONGRESO PEDAGÓGICO DE LXS COMUNES que organizo SUTEBA La Matanza, allí los conocimos. Conversamos con los docentes José Santucho y Nancy Acosta, impulsores de la experiencia.

Siete3Siete: ¿Cómo surgió la ponencia y qué implica este proyecto?
Nancy Acosta: El proyecto es una síntesis de un montón de cosas que se fueron dando en la escuela. Nuestra secundaria funciona hace años compartiendo edificio con una primaria, estamos un poco hacinados, sobre todo este año, pero eso nunca frenó el trabajo, funciona, se pone mucho de parte de los profes. Hace tiempo tenemos un proyecto de huerta vinculado con la especialidad de Ciencias Naturales, enfocado en el cuidado del medioambiente y la salud. Junto con la huerta hacemos producción de jabones a partir de aceite reciclado, porque el aceite en la tierra contamina, así que lo reutilizamos. También se realizan sahumerios y velas. Surgió la idea de la profesora Carla de plantar en la huerta ciertas especies aromáticas para usar con lxs alumnxs.
Cuando lo expusimos en el congreso pedagógico del suteba mencionamos que la escuela es como un lugar donde se gestan muchas, muchas ideas, muchos intereses, muchas ganas de colaborar, muchos perfiles y ganas de trabajar
Este año, José, que vino con toda la onda, toda la garra, entre los profes pensamos en ir más allá de la huerta: construir un invernadero tipo oruga. A partir de esa idea se nos ocurrieron ideas fabulosas que están intrincadas con cosas que pasan en el barrio y con iniciativas como el Pulmón Verde Esperanza, que está en el kilómetro 38 de la Ruta 3, que es el último reducto del ambiente que había antes de que se instalara el barrio, que se constituyó “como pudo” con la gente que iba siendo desplazada por las sucesivas crisis. Al costado de la nueva autopista presidente Perón está el pulmón, que es una reserva y se está luchando por mantener ese espacio que hace poco cumplió 3 años defendiendo un espacio de la Ecorregión pampeana. Pasa que hay muchos intereses que están haciendo, casi imposible mantener las especies que hay ahí. Incluso hay un arroyito que deriva en el río matanza, que tiene aguas cristalinas. Se han hecho análisis de esa agua y es cristalina, es tomable, es pura, o sea, en ese reducto todo lo que se conserva.
Este proyecto, se enmarca en algo bastante más grande.
Siete3Siete: ¿cómo fue poner en marcha el invernadero?
José Santucho: Primero es una decisión política-pedagógica compartir construir y habitar un espacio común, soy profe de informática y siempre voy de escuela en escuela, lo que hace difícil sostener un proyecto. Este año decidí concentrar mi trabajo en la Escuela 120 y propuse la idea del invernadero en una jornada institucional. A varios compañerxs les copó la idea, se entusiasmaron y armamos un grupo de trabajo.
Con ayuda de profes y estudiantes empezamos limpiar, medir y cavar las bases para comenzar a levantar la estructura. Un compañero que estuvo laburando a full fue Jorge Andrada, él estuvo un día sábado a llevar materiales, cargar madera, buscar una malla… Cuando lo expusimos en el congreso pedagógico del suteba mencionamos que la escuela es como un lugar donde se gestan muchas, muchas ideas, muchos intereses, muchas ganas de colaborar, muchos perfiles y ganas de trabajar. Nos encontramos con un 4to, 5to y 6to año muy colaborativos y participativos.
Hoy la construcción del invernadero ya está avanzada en un 70%, con espacio para bancales, faltan colocar las puertas y el nylon.
Siete3Siete: ¿Cómo se conecta con el barrio y con el Pulmón Verde Esperanza?
José Santucho: En una reunión virtual fuera del horario laboral en conjunto con la compañera vicedirectora que asumió hace poco, nos planteamos articular el proyecto del invernadero con el pulmón verde del barrio, que estaba siendo talado, está muy maltrecho, pero en el que se puede ver perfectamente el ecosistema, como las hojas compostan, los hongos…
Fue muy lindo porque se transformó en un trabajo colectivo: un sábado algunos trajeron materiales, otros vinieron a dar una mano, y hasta chicos que son hijos de albañiles nos enseñaron cómo resolver cosas prácticas mejor que nosotros.
Lo pensamos no solo para sembrar, sino como un espacio de aprendizaje: vincular a los chicos con saberes ambientales, comunitarios, de trabajo… incluso con la posibilidad de articular con viveros de la zona para que hagan pasantías.
Nancy Acosta: Lo pensamos de manera integral. Por un lado, reproducir plantas nativas para reforestar las veredas del polo educativo y, por otro, aportar al Pulmón Verde Esperanza, que es un espacio muy valioso y muy amenazado.
Ese pulmón guarda todavía agua cristalina, especies nativas únicas de pastizal pampeano… pero está en peligro porque hay intereses que avanzan sobre él. Entonces, que los chicos se sumen a cuidarlo y reforestar es también darles un sentido de pertenencia al barrio y a su identidad ambiental.
estamos en contacto con el vivero Troilo que es histórico del barrio, para pedir una pasantía para lxs pibxs que están trabajando con nosotros en el invernadero, para que vayan vean cómo funciona el vivero de invernadero, cómo se reproducen las especies, o sea, salir de la escuela para que el trabajo que tenga un impacto barrial, pero asimismo, que tenga un impacto en la naturaleza
Además, estamos en contacto con el vivero Troilo que es histórico del barrio, para pedir una pasantía para lxs pibxs que están trabajando con nosotros en el invernadero, para que vayan vean cómo funciona el vivero de invernadero, cómo se reproducen las especies, o sea, salir de la escuela para que el trabajo que tenga un impacto barrial, pero asimismo, que tenga un impacto en la naturaleza, para preservarla justamente qué es lo que nos está haciendo a otros niveles.
Siete3Siete: ¿Qué desafíos ven hacia adelante?
José Santucho: El mayor desafío es sostenerlo. Por ejemplo, en verano, cuando no estamos en la escuela, el riego y el cuidado de las plantas es un problema. Por eso pensamos en sumar a las familias y vecinos para que el invernadero no se pierda. Confiamos mucho en la comunidad que pueda cuidar lo logrado hasta ahora y pueda realmente ser un semillero de futuros proyectos.
Nancy Acosta: Otro desafío es el recambio generacional. Los de sexto se van, pero entran los de cuarto, y así se va renovando. Eso hace que el proyecto se mantenga en el tiempo.
Siete3Siete: ¿Cómo fue la experiencia de presentar esto en el congreso?
José Santucho: Lo presentamos en una convocatoria de SUTEBA, en la línea de proyectos ambientales, nodos y territorio. Fue muy valioso porque nos permitió contar lo que estamos haciendo y ver que no es solo una actividad de escuela: conecta a los estudiantes con la práctica, con la comunidad, con el saber, el conocimiento científico y con la preservación del ambiente. Estos espacios son muy valorados, aunque algunos medios tradicionales y las nuevas culturas digitales nos acechan y nos desprestigian sin fundamentos, la lucha docente para defender lo común sigue más activa que nunca. Sin la participación en este evento, no habría eco posible.
Nancy Acosta: Para nosotros es clave tener espacios donde los docentes podamos socializar estas experiencias. En las escuelas se trabaja mucho, con compromiso y con corazón, y compartirlo fortalece a toda la comunidad.


Nancy Acosta: Lic. en Ciencias Biológicas. Lic. en educación. Docente de escuelas secundarias e Institutos terciarios.

José Santucho: matancero, profesor en informática, técnico superior en automatización control y robótica. Finalizando en Unlam la Especialización en ciencias de datos. Docente en el ISP Joaquín V González.