Recorriendo su barrio, alumnxs de la escuela primaria recuperan las leyendas urbanas que circulan de boca en boca y que nunca han sido escritas. Laura Volpini, Directora de la Escuela Nº 18 de Carapachay, partido de Vicente López, cuenta el proyecto. Jorge Pérez, Secretario de DDHH de SUTEBA Vicente López, rescata en esta experiencia, el lugar de la escuela como productora de saberes que sirven a la comunidad y al afianzamiento de su identidad.
Siete3siete: ¿Dónde se encuentra la escuela?
Laura Volpini: Nuestra escuela fue creada por lxs vecinxs de Carapachay en 1945, en este barrio que se fue armando a partir de distintos asentamientos de familias. El tren ni paraba, lxs propixs vecinxs fueron parando el tren y le pusieron Kilómetro 18 porque esa es la distancia desde Retiro; luego pusieron la estación y la llamaron Carapachay. Es la única escuela pública del barrio, primero fue la primaria y después, también por acción de los vecinos, se puso la secundaria al lado. Carapachay sigue siendo un barrio de casas bajas con un centro comercial alrededor de la estación, una salita de primeros auxilios, una comisaría y la plaza que está un poquitito más alejada. Y en el límite del barrio está la Torre Ader, en un lugar donde dicen que habría parado San Martin con sus tropas en una de sus expediciones.
Siete3siete: ¿Cómo surge el proyecto?
Laura Volpini: La escuela cumplió 75 años en 2020, en pandemia. Ahí, con la bibliotecaria y la Biblioteca Histórica de Carapachay, empezamos a pensar este proyecto de trabajar con las leyendas urbanas de Carapachay. Pero, claro, no teníamos a lxs chicxs en la escuela. Finalmente se concretó este año, con la idea de que participen todxs lxs alumnxs del turno tarde, porque la bibliotecaria, Claudia De Angelis, que es la que lleva adelante el proyecto, tiene el cargo en ese turno; no hay bibliotecaria en el turno mañana. Ella, junto con la Biblioteca Histórica que coordina Alicia Arrebollar, con las narradoras que también están en contacto con la Biblioteca, y yo empezamos a armar este proyecto para los diez cursos de la tarde.
Son leyendas urbanas que no están escritas, que se cuentan de boca en boca, que están en la tradición del barrio, y en las cuales se conserva algo de la memoria del barrio. Quien vive en Carapachay las ha escuchado alguna vez. Incluso a muchxs chicxs se las han contado sus abuelas o sus madres
Siete3siete: ¿Por qué leyendas urbanas?
Laura Volpini: El diseño curricular tiene como contenido leyendas, de todo tipo. La maestra de Prácticas del Lenguaje y la Bibliotecaria, viendo qué leyendas leer, pensaron primero en algunas de las leyendas argentinas típicas. Y ahí fue que la bibliotecaria dijo “pero están las leyendas del barrio Carapachay”. Son leyendas urbanas que no están escritas, que se cuentan de boca en boca, que están en la tradición del barrio, y en las cuales se conserva algo de la memoria del barrio. Quien vive en Carapachay las ha escuchado alguna vez. Incluso a muchxs chicxs se las han contado sus abuelas o sus madres.
Siete3siete: ¿Cómo encararon el proyecto?
Laura Volpini: Empezamos por Quinto, trabajaron en la biblioteca con distintas leyendas urbanas y en abril hicimos la primera salida educativa con las narradoras. Fuimos a los lugares de Carapachay donde se sitúa cada una de las leyendas. Por ejemplo, visitamos donde hace años hubo un palomar; no había WhatsApp así que estaba la paloma mensajera. Otro sitio fue a una quinta que tenía un sótano y cuenta la leyenda que en ese sótano algo pasaba, porque se escuchaban ruidos. También fuimos a la torre del castillo, que es una casa que está cerquita la estación y que está construida como un castillo, pero a medio terminar. Allí vivió una maestra de la escuela, eso está comprobado, pero en realidad no llegó a vivir, fue construida para ella pero se enfermó y murió; entonces quedó a medio construir, parece un castillo abandonado. Otra leyenda es la de un perro, que sí existió, que todo el mundo llamaba Carapa, por Carapachay. Era el perro del barrio, vivió más de diez años y no quería ir a la casa de nadie; vivía cerca de la calecita, todo el mundo le daba de comer y acompañaba a lxs chicxs de escuela; cuando decidió morirse, hizo un hoyito cerca de la calecita de la plaza y se murió. Y la última salida fue a la Torre Ader, construida en 1917 por el señor Ader, que era un terrateniente en esa época; de hecho, la estación Villa Adelina lleva ese nombre por una de sus hijas. Parece que este hombre quería construir una mansión pero se le mueren dos hijos, y entonces hace construir esta torre que es parecida a la Torre de los Ingleses de Retiro. La leyenda es que ahí vive un duende que colabora con Papá Noel para que todxs lxs chicos tengan sus regalos.
Incluso a la Feria vino una abuela que estaba chocha y decía justamente esto de lo importante que es ponerle valor a estas cosas. Tuvimos también repercusiones en redes sociales del barrio. Es muy querida la escuela en el barrio, porque muchxs vinieron a esta escuela
Siete3siete: ¿Qué se trabaja a partir de estos relatos?
Laura Volpini: Cuando se vuelve de la salida, lxs chicxs hacen una producción escrita alrededor de la leyenda, cómo fue que la vivieron, cómo la sienten, lo que quieran escribir. Es parte de la materia Prácticas del Lenguaje y del proyecto de la biblioteca. Cuando terminamos con quinto empezamos con tercero, y después del receso la haremos igual con el resto de los grados. Con lo ya trabajado fuimos a la feria ACTE -Artes, Ciencia y Tecnología- y pasamos a la instancia regional, que va a ser a fin de agosto. Fue re linda la repercusión que tuvimos. Incluso a la Feria vino una abuela que estaba chocha y decía justamente esto de lo importante que es ponerle valor a estas cosas. Tuvimos también repercusiones en redes sociales del barrio. Es muy querida la escuela en el barrio, porque muchxs vinieron a esta escuela.
Siete3siete: ¿Qué te deja esta experiencia, Laura?
Laura Volpini: Una de las cosas fue ver el entusiasmo de lxs chicxs por su identidad, por su barrio, por ser parte de un lugar y defenderlo. Además entusiasmadxs con la lectura y la escritura, que puedan producir con un objetivo y que lo hagan con placer, ¿no? Que puedan disfrutar de sus producciones y de la escuela, que no lo sientan como una obligación. Que puedan ser creativxs a la hora de producir, usar su imaginación y su pensamiento crítico. Esto es a lo que una, como docente, apunta.
Fue Jorge Pérez, Secretario de Derechos Humanos de SUTEBA, quién posibilitó a Siete3siete acercarse y conocer la experiencia que está llevando adelante la Escuela 18, estuvo presente en la feria ACTE y ésta es su reflexión sobre el proyecto:
Rescato mucho este trabajo de la escuela con la comunidad, que muestra cómo la escuela produce saberes y contenidos que sirven a la comunidad. Generalmente a la escuela se la ve como que estudia la cultura, pero no se la ve como productora de cultura. Y está muy bueno esto de tener un rol activo, de ser protagonista, de ser -docentes y alumnxs- quienes toman la palabra
“Se notaba que el proyecto daba cuenta de la identidad propia de Carapachay. Este es un barrio que, como decía Laura, todavía conserva las casitas. A otros barrios para el lado del río, o con solo cruzar la panamericana, las construcciones ya le cambiaron la cara. Por eso este trabajo creo que repercutió mucho sobre todo en la gente mayor, que ve que se mantiene ese recuerdo de cosas que perduran. Me parece que es muy interesante cómo trabajaron en el eje de la identidad tomando la currícula y articulando los lineamientos de la Dirección de Educación, con la Biblioteca Histórica y con lxs vecinxs con lxs que pudieron charlar. Lxs chicxs estaban muy entusiasmados en la Feria, buscaban gente para contarles, con lo cual seguramente esto se replique en sus familias y en las amistades de las familias. Y eso hace que no se pierda esta tradición. Rescato mucho este trabajo de la escuela con la comunidad, que muestra cómo la escuela produce saberes y contenidos que sirven a la comunidad. Generalmente a la escuela se la ve como que estudia la cultura, pero no se la ve como productora de cultura. Y está muy bueno esto de tener un rol activo, de ser protagonista, de ser -docentes y alumnxs- quienes toman la palabra. Que estas leyendas que circulan de boca en boca -y no hay registro de que alguien las haya publicado- sean niños y niñas trabajando en una escuela quienes les pongan pluma a eso, me parece de gran valor para toda la comunidad. Aporto un dato, que Laura no lo va a decir: en la Biblioteca Histórica de Carapachay, muchas de las fotos que allí se exhiben, que hablan de la historia de Carapachay y de Olivos en general, son fotos del papá de Laura, que es fotógrafo y que es Carapachay.
Laura Volpini, directora de EP 18 de Vicente López, Carapachay