Desde la Escuela Primaria 33, en José León Suárez, el Profesor de Música Nicolás Gabe cuenta su experiencia conduciendo la Orquesta formada por pibas y pibes del Barrio Independencia. Una de las orquestas que nacieron en 2012 en el marco del Programa Orquestas y Coros para el Bicentenario, bajo la órbita del Ministerio de Educación nacional. Una propuesta, que Nicolás sueña, tiene que darse en todas las escuelas del país, para que la vivencia de un proceso musical colectivo sea un derecho de todas y todos.
737: ¿Cómo llegás a la música Nicolás?
Nicolás Gabe: Empecé a jugar con un tecladito de juguete. Y me encontré con experiencias de formación no muy agradables, lo que de alguna manera luego enriqueció mi formación docente dado que siempre le escapo a esas prácticas. Después empecé formándome en el Conservatorio Manuel de Falla de la ciudad de Buenos Aires. De una u otra forma la propuesta de Conservatorio siempre me excluía o no me atraía del todo. Pero tuve la posibilidad de encontrarme con la materia “Folclore y música ciudadana”, de Juan Falú, y entendí que por ahí había un camino posible, en el sentido de cómo yo pretendía encarar la música. Empecé en la docencia de la música por la vía no formal, pero después de un tiempo me animé y me introduje en el mundo de la educación formal. Con una soberbia importante creí tenerla muy clara con lo que era la educación secundaria y, por suerte, lxs chicxs me enseñaron que me faltaba mucho recorrido todavía. Paralelamente terminaba mi formación como Director Coral en el Conservatorio de San Martin e iniciaba mi carrera como docente de música en el jardín 946 que está al lado de la escuela 33. Y desde 2009 estoy trabajando como profe de música en la 33.
737: ¿Y cómo llegás al proyecto de la Orquesta?
N. G.: Era 2012, un momento y un país hermoso en el cual había un proyecto que me enamoraba mucho. Yo venía siguiendo las experiencias que se compartían desde la página del Programa del Bicentenario. Veía que no solo era posible sino muy necesaria una propuesta así en el contexto del barrio donde nosotros estábamos. De pronto se lanza una convocatoria, a la cual me presenté, concursé y quedo asignado como el director de la orquesta Barrio Independencia 33.
Necesitábamos construir una simulación de ensayo mediante juegos donde ellxs pasaban y eran directores, directoras que dirigían. Jugaron con esto durante bastante tiempo, era muy difícil hacer el silencio. Pero fue una de las experiencias más maravillosas
737: ¿Cómo fue el comienzo de esa propuesta?
N. G.: Una de las primeras emociones fue encontrar que chicos que habían sido alumnos míos en el Jardín ahora eran músicos de una orquesta que yo estaba dirigiendo. Por supuesto, el camino no fue sencillo. Me acuerdo los primeros ensayos… por más que yo hablara de orquesta y de ensayo, bueno, había que construir todo eso, había que preparar el terreno para que, si una persona se para delante de todos, todos los músicos hicieran silencio. Estaba la emoción de tener ese tipo de instrumentos, porque la orquesta tiene flauta, oboe, clarinete, trompeta, trombón, xilofón, percusión y todas las cuerdas -violín, viola, violonchelo y contrabajo-. Era inédita una experiencia así. Necesitábamos construir una simulación de ensayo mediante juegos donde ellxs pasaban y eran directores, directoras que dirigían. Jugaron con esto durante bastante tiempo, era muy difícil hacer el silencio. Pero fue una de las experiencias más maravillosas. Cuando después de dos meses se hizo un silencio absoluto yo me sentía Beethoven con lo realizado, aunque después tenía que llegar la música. Pero siempre intentando construir algo que fuera distinto a las experiencias formativas que habíamos tenido lxs docentes.
737: No era sólo para lxs chicxs una experiencia inédita, ¿no?
N. G.: Lxs profesorxs fuimos formados en una institución, el Conservatorio, de la cual no renegamos, pero sí vemos como necesaria la existencia de otras propuestas, argentinas, sudamericanas. Que se piense la música y la formación desde otro lugar. El modelo pedagógico del Conservatorio es extraído del Conservatorio de París en la década de 1910 y se ha modificado muy poco. Sé que desde adentro se intenta modificar, pero terminan reproduciéndose las mismas matrices de esa pedagogía que en algún momento inhabilita y restringe el acceso a muchxs pibxs. Nuestro desafío y nuestro objetivo está en poder generar una propuesta de educación musical colectiva, que sensibilice, que trabaje muchísimo para la inclusión con todos y todas, sea que toques un instrumento hace minutos o tres años. Esa propuesta tiene que incluir a todos del mismo modo y tiene que haber música sonando desde un principio. Es un desafío que nos tiene poniendo la cabeza y el corazón todos los días.
Nuestro desafío y nuestro objetivo está en poder generar una propuesta de educación musical colectiva, que sensibilice, que trabaje muchísimo para la inclusión con todos y todas, sea que toques un instrumento hace minutos o tres años
737: ¿Les cuesta mucho a los chicos enfrentarse con estos instrumentos?
N. G.: Es muy seductor para cualquier pibe, para cualquier piba encontrarse con estos instrumentos; poder escuchar la belleza de los sonidos de estos instrumentos. Esto es fundamental porque después de un tiempo las chicas y los chicos construyen una autoestima muy fuerte con la valoración del instrumento, sienten la capacidad de ir embelleciendo ese sonido. Esto es resultado de un proceso continuo que requiere de tiempo y de esfuerzo, algo muy distinto a lo que son hoy las tecnologías de tablets o celulares que insisten con el resultado inmediato. Aquí hay también una búsqueda de resultado pero por un proceso de trabajo que permite un aprendizaje un poco más pausado, más tranquilo, que tiene marchas y contramarchas, que permite observar y evaluar nuestro comportamiento en diferentes momentos del proceso educativo. Recuerdo una maestra que vio, muy sorprendida, el cuidado de los chicos para con los instrumentos; por ejemplo, cómo se protegían los instrumentos durante un día de lluvia.
737: ¿Cómo es el proceso que siguen lxs chicxs?
N. G.: Por lo general, ingresan sin ningún conocimiento previo. Primero pasan a escuchar, a conocer y practicar con cada instrumento. Una vez que pasaron por todos los instrumentos eligen cuál quieren estudiar. Ahí van a tener la clase de ese instrumento -por ejemplo, si eligen violonchelo la clase de violonchelo-, luego tienen una clase de lenguaje musical y después el ensayo orquestal donde van a practicar junto con todos y todas. Primero conociendo un solo sonido o los cuatro sonidos iniciales del instrumento, con eso se juntan ya a hacer música con todos sus compañeros y compañeras. A medida que el proceso va creciendo empiezan a tener otro tipo de propuestas, también colectivas, pero un poco más focalizadas en lo que es la ejecución y la mejora del sonido con otros instrumentos o dentro de la familia de instrumentos. Cada dos o tres meses hacemos una presentación. La escuela siempre nos convoca para participar de los actos, cada acto en la escuela es una fiesta y la orquesta está presente. Cuando egresan los chicos del secundario, la orquesta toca; en la fiesta de fin de año la orquesta toca… Estamos intentando también poder tener conciertos dentro del barrio. El año pasado, por ejemplo, nos invitaron a tocar en un festival de títeres muy importante en Ballester; mientras los chicos tocaban, por la calle pasaban títeres gigantes. Fue hermoso.
737: Durante la anterior gestión gubernamental, recordamos reclamos y movilizaciones de las Orquestas, ¿en qué los afectó el ajuste educativo de la Gobernadora Vidal?
N. G.: En el año 2016 tuvimos un cambio muy fuerte, muy negativo. Los docentes dejamos de cobrar, en mi caso 8 meses, en otros un año. Así y todo, tomamos la decisión de seguir sosteniendo los días sábados. La orquesta empezó funcionando tres veces por semana y ese año pudimos sostener las actividades solo los sábados, puesto que los docentes necesitaron salir a buscar otros empleos. Por supuesto que lucha mediante -recuerdo uno de los conciertos en Callao frente a la Casa de la Provincia- pudimos empezar cobrar el salario nuevamente. Fue drástico también para los chicos, porque no llegaron más insumos, me refiero a elementos necesarios para que la práctica suceda, para que los instrumentos funcionen bien. Antes del 2015 teníamos siempre repuestos, cañas para los clarinetes y oboes, resinas para los instrumentos de cuerdas, aceites para trompetas y trombones, teníamos luthiers trabajando con nosotros. Eso se cortó y no tuvimos más llegada de instrumentos. En 4 años de gobernación de Vidal, solo llegó la donación de un violín para una orquesta en toda la provincia.
La escuela siempre nos convoca para participar de los actos, cada acto en la escuela es una fiesta y la orquesta está presente. Cuando egresan los chicos del secundario, la orquesta toca; en la fiesta de fin de año la orquesta toca
737: ¿Qué aprendizajes te deja esta experiencia de conducir la Orquesta?
N.G.: En primer lugar, estar siempre con la mirada puesta en mejorar nuestra práctica como docentes. Creo que el aprendizaje más importante es que debe ser un derecho, no un privilegio para ciertas escuelas. Esto tiene que ser un derecho para todas los pibes y las pibas, que puedan tener la experiencia de participar de un proceso musical colectivo, ya sea vocal como un coro o instrumental como una orquesta. Tienen que darse en todas las escuelas del país. Es una herramienta que va a ayudar mucho a la generación de un pueblo sensible, que comparta, que sea solidario, que aprenda a sufrir y que aprenda a gozar. La música puede ayudar muchísimo. Necesitamos que la música colectiva sea un derecho y deje de ser un privilegio para pocos.
Nicolás Gabe Comienza sus estudios musicales en el Conservatorio de la Ciudad de Bs. As. «Manuel de Falla» con Maestros como Guillermo Castillón, Marcela Fiorillo y Juán Falú. En 2008 comienza una carrera en diferentes establecimientos educativos de la provincia de Buenos Aires como educador musical, llevando una propuesta lúdica y pedagógica para los distintos niveles. Apasionado por los proyectos de orquestas infanto juveniles, decide realizar una fuerte apuesta a la creación, promoción y difusión de formaciones musicales colectivas. Desde el año 2012, dirige la orquesta Independencia 33 de José León Suárez dentro del Programa de orquestas y coros infantiles y juveniles para el Bicentenario, coordinado por el Mtro. Claudio Espector.