“AHÍ VIENE LA ESCUELA”

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Entre los enormes desafíos que planteó la pandemia, uno no menor fue cómo seguir trabajando la formación de lxs futurxs docentes en el Campo de la Práctica Docente. Institutos de la Región VI de la Provincia de Buenos Aires tomaron la experiencia del ATR (Acompañamiento a las Trayectorias y la Revinculación) para trabajar las posibilidades de continuidad pedagógica en una situación crítica. Liliana Alpern, María Liliana Cedrato, Susana Espindola y Mariela Navarro hablan con Siete3siete sobre su investigación y las enseñanzas que ha dejado esta política pública.

Siete3siete: ¿Cómo surge esta investigación?

Susana Espíndola: En los Institutos de Formación Docente la investigación siempre es bastante a pulmón. Porque por lo general no hay horas ni recursos para este trabajo. Por suerte tuvimos la oportunidad de participar en dos convocatorias del INFOD a docentes y estudiantes de los profesorados para investigar. Hoy eso ya no se da, pero esperemos que en algún momento volvamos a retomar nuestras prácticas investigativas dentro de un marco institucional como era el que ofrecía el INFOD. El origen de este proyecto se da en un contexto muy atípico como fue el de la pandemia. Nosotras nos encontrábamos trabajando en el Campo de la Práctica que, como se sabe, se desarrolla en las instituciones escolares. Durante la pandemia, los edificios escolares estaban cerrados y hubo que repensar absolutamente todas las estrategias y experiencias con sentido formativo que solíamos ofrecer a nuestros estudiantes. En el 2020 resolvimos, con segundo año del profesorado de primaria, realizar entrevistas a diferentes actores institucionales: directorxs, equipos de orientación escolar, bibliotecarixs, docentes, etc. A pesar que fueron experiencias muy potentes, las alumnas seguían sintiendo esa frustración de no haber ido a las escuelas, no ponerse el guardapolvo, no estar con niñas y niños… A fines de ese año, cuando en los Institutos habíamos finalizado el ciclo de las prácticas en terreno, surge el programa ATR. Cuando iniciamos el 2021 surgió la idea de tomar este programa como eje central de la práctica en terreno de segundo año, aprovechando que muchas de nuestras estudiantes de tercer y cuarto año habían participado como Acompañantes de Trayectorias Educativas (ATE). Esto nos abría una puerta para analizar pedagógicamente esa experiencia. Comenzamos a entrevistar a muchas de nuestras estudiantes que habían participado de la experiencia. Este trabajo surge en el Instituto 52 y luego la fuimos llevando al 39 y al 117, porque muchxs docentes participamos de lo que es el Encuentro de Cátedras que hacen Investigación. Por supuesto que fue todo a través de instancias virtuales. Desde el SUTEBA, a través de Marilí, que forma parte del grupo de investigación, nos abrieron algunas puertas muy importantes y tuvimos la posibilidad de conversar con Delia Méndez, con inspectores de la región sexta, y con María Inés Vollmer, quien era la Directora del INFOD en ese momento. Y así fue que en el 2021 nos presentamos a la convocatoria del INFOD con este proyecto de investigación.

Lo valioso de este trabajo, además de la investigación en sí, es que trabajamos en red. Se construyeron vínculos importantes con las escuelas y con lxs referentes en los Institutos, y esto fue muy bueno porque muchas veces los Institutos están separados de la realidad educativa

Siete3siete: ¿Por qué SUTEBA se involucró en esta investigación?

María Liliana (Marilí) Cedrato: Desde la Secretaría de Educación de SUTEBA San Isidro estuvimos trabajando mucho acompañando este proyecto. En mi caso formé parte del Encuentro de Cátedras que hacen investigación; ya estoy jubilada pero, como siempre digo “jubilada pero no archivada”. Lo valioso de este trabajo, además de la investigación en sí, es que trabajamos en red. Se construyeron vínculos importantes con las escuelas y con lxs referentes en los Institutos, y esto fue muy bueno porque muchas veces los Institutos están separados de la realidad educativa.  Que un sindicato como SUTEBA se interese por la construcción del conocimiento, no es una consigna sino que es algo que se hace en la práctica cotidiana. Creemos en eso y estamos convencidos que lxs docentes lo podemos generar a partir de la experiencia y de los saberes que allí ponemos en juego. En esta investigación, cuya cabeza fue Susana, participaron estudiantes, graduadxs, directorxs de escuela, y todxs aportamos desde distintos lugares.

Mariela Navarro: La pandemia fue una situación de aislamiento para algunxs pero otrxs teníamos autorización para poder transitar y estar más cerca de nuestrxs alumnxs y de las familias. Es muy importante poder transmitir lo que fue, en ese aislamiento, el ATE; de qué manera se llegaba a las familias, porque no era solamente el alumno o alumna quien estaba aislado, era llegar a la familia que estaba en situación de aislamiento. Hace poco, tuvimos en el Instituto una convocatoria abierta para charlar sobre esta experiencia de investigación y la verdad que para muchxs fue novedoso lo que se contaba. Recordábamos, por ejemplo, los trajes que había que ponerse, lo que implicaba para nuestrxs pibxs que estaban aislados o con familiares enfermos, y de golpe venía un docente con todo ese traje astronáutico. Son experiencias únicas que hemos tenido. Una alumna, que fue parte de esta investigación, decía: “un proyecto de investigación, más allá de la temática, siempre es educativo”. Esta investigación fue maravillosa y hay que seguir difundiéndola porque, aunque esperemos que nunca vuelva a haber una pandemia tan brutal, aporta muchas herramientas de trabajo.  Y en relación a esto, algo que también salió en este encuentro fue los pocos registros que han quedado de ese proceso donde hubo que empezar a implementar, no con improvisación -porque yo creo que se ha llevado a cabo muy seriamente- pero sí como algo totalmente nuevo. Y esa falta de registros hace que se pierdan muchas de esas cuestiones más minuciosas de lo que se estaba haciendo.

Algunos nos decían que habían podido ver el “lado b” de la realidad y que eso les cambiaba la visión de sus futuros alumnos para siempre. Otrxs tuvieron que diseñar sus propias estrategias para poder llevar a cabo la tarea

Siete3siete: ¿Qué cosas fueron apareciendo en esta investigación?

Liliana Alpern: Fui muchos años profesora en los mismos institutos donde hoy está Susana y a partir de mayo jubilada. Si bien lxs ATE estaban geolocalizados por el tema de que lxs chicxs no podían tomar ningún medio de transporte, y entonces tenían que estar cerca de su casa, nos dimos cuenta de que en la Región se da como un entramado de carreras y de institutos. Entonces, había gente que estudiaba en el 39 de Vicente López y hacía ATE en Tigre, o que estudiaba una carrera para Secundaria y le tocaba trabajar en primaria o viceversa. Algo que vimos en estas personas que pudimos entrevistar, fue el compromiso social que asumieron. Muchos se quedaron en el camino, por diversos factores: por el peligro de la enfermedad o porque se enfermaron o porque las zonas donde se internaban eran verdaderamente de gran vulnerabilidad. Algunos nos decían que habían podido ver el “lado b” de la realidad y que eso les cambiaba la visión de sus futuros alumnos para siempre. Otrxs tuvieron que diseñar sus propias estrategias para poder llevar a cabo la tarea. Por ejemplo, hubo algunas casas donde no querían abrirle la puerta a un varón -allí se cruzaban las cuestiones de género- y entonces se pusieron de acuerdo para ir un varón con una mujer y así pudieron acceder. El protocolo en sí mismo era un obstáculo bastante importante para establecer un vínculo pedagógico: cuando llegaban parecían astronautas, solo podían estar quince minutos y afuera de cada casa, no podían estar a menos de dos metros de distancia, no podían compartir elementos… Para algunxs, el compromiso social estaba basado en respetar absolutamente este protocolo para no contagiar a nadie; otrxs, como ese protocolo les resultaba un obstáculo terrible para la enseñanza, lo fueron flexibilizando, sobre todo en Vicente López, que es más residencial. En zonas donde había comercios, por ejemplo en un mercado, pusieron un cajón de manzanas e hicieron una mesa para trabajar con lxs chicxs. Es decir, hubo distintos grados de implicación en el tema de la enseñanza. Cada cual diseñó su propia estrategia para acercarse a la familia o para ver qué podía enseñar en ese contexto. Había un material centralizado, cuadernillos que los chicos tenían que llenar, pero que en general los docentes lo veían alejado de la realidad en la que estaban enseñando, por eso muchxs hicieron sus propios materiales. Todxs lxs que entrevistamos aseguran que si volviera a suceder volverían a participar y que la experiencia para ellxs fue muy importante. La subjetividad de estxs estudiantes fue muy impactada por esta experiencia.

Lo que plantea el diseño curricular es palabra muerta si lxs docentes no lo despliegan, no lo encarnan en una institución, en un interjuego entre lo curricular, las condiciones laborales y las condiciones institucionales

Susana: Les brindó la posibilidad de conocer y de involucrarse con las distintas realidades barriales, familiares y de situaciones de vida. Y eso les abrió la cabeza sobre el sujeto alumnx que reciben en las escuelas, poder pensarlxs como sujetos que viven en determinadas condiciones materiales y familiares. Esto para varias de nuestras estudiantes que participaron del programa fue como un descubrimiento.  Fue descubrir la realidad, así lo planteaban. Fue un aporte muy importante para quienes estaban en ese momento formándose como docentes y lo valoraron muchísimo.

Marilí: Lo que también decían, y nosotrxs lo pusimos conceptualmente en el informe, es que el derecho de autoría no está valorado en la tarea docente. Porque, en general, el propio docente no reconoce que es autor y creador. Nuestrxs entrevistadxs pusieron en evidencia todo lo que habían creado. Lo que plantea el diseño curricular es palabra muerta si lxs docentes no lo despliegan, no lo encarnan en una institución, en un interjuego entre lo curricular, las condiciones laborales y las condiciones institucionales.

Siete3siete: ¿Qué reflexiones les deja esta investigación?

Liliana: Todo el programa y todo lo que hicieron lxs chicxs, fue un gesto y una política de cuidado. La escuela cuidando a pibas y pibes que habían quedado dispersos. Muchas veces llegaban los ATE y en el barrio decían “ahí viene la escuela”. En algunos casos toda la familia rodeaba al ATE y a veces éste atendía a todos lxs hermanitxs. Como que la escuela trascendió sus paredes y llegó a la casa de cada uno. Aunque en forma limitada, porque no fueron tantos los ATE como se hubieran necesitado. Quedaron muchos chicos afuera. Nosotrxs tuvimos que superar nuestros propios prejuicios en relación con el programa ATR. Antes de empezar con la investigación, muchas de nosotras pensábamos que era peligroso para nuestrxs estudiantes y para sus familias, que iban a enfrentarse con situaciones muy complejas para las que tal vez no estaban preparadxs. Con la investigación fuimos cambiando nuestro punto de vista y enamorándonos del programa. También pensábamos que las organizaciones sociales iban a acompañar a nuestrxs estudiantes pero como estaban desbordadas por mil otras cuestiones no participaron, por lo menos en nuestra región.

Susana:  Creo que esta investigación puede ayudarnos a abrir espacios de discusión al interior de los Institutos como para repensar algunas estrategias de formación docente. Porque si bien lxs estudiantes contaban con el apoyo de las referentes institucionales de los Institutos, sentíamos que estaban solxs en el territorio, no tenían la contención que implica estar trabajando con todxs los docentes en el Campo de la Práctica. Sin embargo, después al escucharlxs también vimos que pudieron resolver situaciones aplicando su propio criterio. Algo que a veces en los Institutos no les resulta tan posible de hacer, porque estamos todxs como muy encima diciéndoles lo que tienen que hacer y quizás dejamos poco espacio a que ellxs prueben con sus herramientas y vayan creciendo desde lo que pueden hacer. Tienen poco espacio para poder desarrollar sus propias propuestas. En esta experiencia no tuvieron otra alternativa que desarrollar sus propias propuestas con sus herramientas en el contexto en el que estábamos viviendo. Y esto lo valoraban como un aprendizaje muy importante. Hay muchas puntas por donde seguir pensando la formación docente y el acompañamiento de las trayectorias de las niñas y los niños en las escuelas. Porque el tema de la desigualdad sigue existiendo. Existió antes de la pandemia, se profundizó durante la pandemia y sigue siendo un problema. Hay que seguir poniendo el foco en las desigualdades y en cómo acompañamos las trayectorias escolares desde las diferentes instituciones, la primaria haciendo su tarea y los Institutos haciendo la nuestra. Esta investigación también nos pueda ayudar a generar un diálogo o una discusión entre las diferentes instituciones

Hay muchas puntas por donde seguir pensando la formación docente y el acompañamiento de las trayectorias de las niñas y los niños en las escuelas. Porque el tema de la desigualdad sigue existiendo. Existió antes de la pandemia, se profundizó durante la pandemia y sigue siendo un problema

Mariela: Una cosa muy valiosa que también se recogía cuando ya volvimos al edificio de las escuelas -siempre digo que la escuela nunca estuvo cerrada, en todo caso el edificio estuvo cerrado- es que el Programa ATR se sintió realmente como una herramienta fundamental. Lamentamos mucho que haya dejado de funcionar. Más que la quinta hora, consideramos que el ATR fue una herramienta valiosísima, sobre todo en colaborar con la alfabetización y la posibilidad de revertir la desigualdad educativa. Seguiremos insistiendo en que vuelva, mejorado o recreado en un programa que lo supere.

Marilí: Yo insistiría en lo que decía Susana de discutir internamente en los Institutos, y en articulación con las escuelas, todas las cuestiones que tienen que ver con la formación. El ATE fue como un dinamizador, un vinculador, un ayudante de esxs chicxs a quienes, quizás, no les alcanza trabajar en el aula con un solo maestro o maestra. Nos muestra lo importante que puede ser una pareja pedagógica u otras formas de acompañamiento que quizás todavía desconocemos, o que tenemos que inventar. También en esto tenemos que ser autores.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN: Directora: Susana Espíndola. Integrantes: Docentes: Alpern, Liliana; Chiesa, Andrea; Pezzano, Silvana; Zabala, Mercedes. Estudiante: Soloaga Felipa. Graduadas: Rizzardi, María Inés; Rodríguez, Jésica. Colaboradoras: Cedrato, María Liliana (Suteba San Isidro); Raigorodsky, Irene (EnCaHIn -Región VI) Entrevistades: Brol, Camila; Deniz, Leandro; Barrientos, Milagros; Cuello, Carlos; Salas, Mariana; Castiñeira, Analía; Marziali, Daniela; Santomassino, Diego; Pérez Alveolite, Santiago;Paday, Yanina; Gómez, Claudia; Pegourié, María y Fernández, Victorina.

Liliana Edit Alpern

Prof. Sup. de piano.  – Prof. en informática para la enseñanza primaria. – Prof. y lic. en Cs. De la Educación – Con desempeño en los niveles inicial, primario, secundario, terciario y en organizaciones sociales.

Susana Mabel Espíndola

Maestra Normal Provincial (Neuquén). Prof. Enseñanza Media y Superior en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue. Magister de la UBA en Didáctica – Con desempeño en Escuelas Primarias, Secundarias, Universidades e Institutos de Formación Docente, desarrollando tareas de docencia e investigación en Argentina y México.

Maria Liliana Cedrato

Maestra, Profesora en Ciencias de la Educación, ex Directora del ISFD Nro. 52 de San Isidro. Ex Inspectora de Enseñanza.  Actual Secretaria de Educación de Suteba San Isidro.

Mariela Navarro
Maestra de Educación Primaria
Secretaria General del SUTEBA San Isidro