En un artículo anterior, Ana María Espinoza presentaba la Cátedra Libre “Educación y Ambiente: desafíos y oportunidades”. Compartimos aquí las dos experiencias sobre las que se trabajó en ese primer encuentro, que giran coincidentemente sobre el cuidado de mariposas y de las plantas nativas que permiten su alimentación y hospedaje.
Cristina Marchese, Directora del Jardín 951 Omaña Pe Mita -que en guaraní significa Mirada de niño– del partido de Moreno, y Mónica Stap, maestra de grado de la Escuela Primaria N° 9, ubicada en un barrio lindero de la ciudad de Chascomús, hablan sobre sus proyectos.
737: ¿Cómo surgen estos proyectos?
Cristina Marchese: Hace 13 años que trabajo en esa comunidad. El Proyecto Panambí, mariposa en guaraní, lo iniciamos en 2019, primeramente con una 3ra sección, con la docente Fernanda Nieto. Todo fue gracias a una referente de la comunidad, Yamila Corvalán, que nos transmitió los saberes para poder iniciarlo. Ella hacía esta tarea de manera individual, en su casa. Nos pareció maravilloso descubrirla y la invitamos a que nos enseñe lo que sabía. La especie que pudimos cuidar es la especie Espejito, que surge a partir de la planta del Mburucuyá. Toda esa primera etapa, con el cuidado y nacimiento de las primeras mariposas y el dejarlas libres fue algo hermoso. Yo estudié la metamorfosis en parte de mi primaria y en la secundaria, pero la pude entender y vivenciar en una sala de jardín de infantes. Fue impresionante.
Mónica Stap: En mi caso, una compañera, que estaba en ese momento como Concejala, había presentado un proyecto para Ordenanza para que se armara el Corredor de la ciudad de Chascomús en un lugar que se encuentra cerca de la escuela. Ella me pregunta si había posibilidad de trabajar con los chicos, porque el objetivo principal del corredor era mantener el cuidado de la diversidad de animales y plantas autóctonas. Ese espacio fue una vieja vía que traspasaba toda la ciudad; cuando se hace una vía nueva, que va más alejada del centro, queda todo ese terreno donde hay muchísimas mariposas y colibríes, y plantas autóctonas que alimentan y sirven de lugar para reproducción, además de otra vegetación y animales. Como el corredor queda cerca de la escuela, los chicos se iban a convertir en guardianes de ese lugar para protegerlo y para que sea un espacio de acercamiento entre los vecinos y de aprender a cuidar nuestro ambiente. Hasta ahora el proyecto del Corredor quedó ahí en comisión, estamos esperando. Pero nosotros seguimos trabajando.
La idea fue trabajar con los nenes lo que es ser parte de la madre tierra, ser parte de la protección de cualquier ser vivo. Desde asumir el cuidado de una semilla hasta asumir el cuidado de las orugas, cuidarlas para que no se las coman las avispas, por ejemplo. De esta manera ayudamos a conservar una especie de mariposa
737: ¿En qué consistió el trabajo?
C.M: La idea fue trabajar con los nenes lo que es ser parte de la madre tierra, ser parte de la protección de cualquier ser vivo. Desde asumir el cuidado de una semilla hasta asumir el cuidado de las orugas, cuidarlas para que no se las coman las avispas, por ejemplo. De esta manera ayudamos a conservar una especie de mariposa. Nosotras notábamos que cuando éramos chicas había más mariposas, más bichitos de luz, muchas especies que ya no veíamos en nuestro entorno. Hicimos los primeros plantines y los llevaron para plantar en sus casas. En el 2020 nos tocó la pandemia y lo que pudimos hacer fue rescatar semillas por todos lados donde hubiera mburucuyá; en las entregas de alimentos las seños íbamos entregando semillas para seguir haciendo plantines y que cada nene tenga una planta para él y una para regalar. Hoy son cuatro salas que participan del proyecto. Al principio costó animarse pero después las maestras descubrieron que era hermoso para nosotras, como docentes, aprender a mirar y a descubrir cosas que de otra manera no las podríamos ver. Tuvimos que empezar a indagar, a buscar en enciclopedias, en internet… Hicimos el cuaderno de campo con lxs nenxs para poder ir anotando los cambios que pasaban, qué cosas se investigaba. Es algo muy rico porque permite lo interdisciplinario. Fueron indagando y descubriendo junto con nosotras que aprendíamos con ellos porque era algo desconocido.
M.S.: Cuando empezamos el proyecto, se acercaba fin de año y no pudimos recorrer ese lugar porque necesitábamos ir acompañados ya que no está preparado todavía como lugar de esparcimiento. Entonces nos proponen tener esas plantas en la escuela. Eduardo, que trabaja en el Instituto Tecnológico de Chascomús, tiene un vivero y nos ofreció armar un proyecto para que los chicos trabajen en cómo tener este tipo de plantas y arbustos en la escuela. A los chicos les encantó la idea. Se engancharon mucho con el tema de las mariposas, conocer qué tipos están en el barrio, cuáles aparecen en la escuela, cuáles en sus casas, de dónde sale la mariposa, cómo se transforma. Muchísimas preguntas que entusiasmaron. Como no pudimos ir al lugar y ver de forma directa miramos videos. Vimos la oruga y su transformación en cámara lenta; ese ¡ohh!, esa emoción ante lo que veían, les dio la fortaleza, las ganas, para poder hacer esto de plantar las plantar en la escuela y cuidarlas. La propuesta a nivel institucional fue que cada año iba a tener su tipo de planta e iba a saber el nombre científico, si era hospedera o alimentaba a los colibríes o a las mariposas, etc. Esto fue en 2019, después vino la pandemia que hizo que nos alejáramos un poco del proyecto. Ahora empezamos nuevamente. Soy la Secretaria ahora, tomé la Dirección a cargo así que me voy a poner de lleno con este proyecto porque es hermoso.
737: ¿Hubo involucramiento de las comunidades en este trabajo?
C. M.: La comunidad nos conoce como “el Jardín de las mariposas”. Una mamá nos regaló a cada una, para tener en nuestro llavero, una formita de mburucuyá con la orugita adentro. Algunas familias empezaron a prestar atención si había plantas de Mburucuya, nos mandaban filmaciones si encontraban una oruga. Ahora cada uno tiene asumido el cuidado de sus plantines. Nosotros hicimos un invernáculo en el jardín donde cuidamos algunas plantas y armamos el mariposario. Ahora a fines de septiembre, que empieza más el calor, empieza otra etapa que es la de la mariposa; por ahora no estamos encontrando huevitos. También plantamos con las familias, en el alambre de nuestro Jardín, otras especies que tienen que ver con los ciclos de otras mariposas.
Vimos la oruga y su transformación en cámara lenta; ese ¡ohh!, esa emoción ante lo que veían, les dio la fortaleza, las ganas, para poder hacer esto de plantar las plantar en la escuela y cuidarlas. La propuesta a nivel institucional fue que cada año iba a tener su tipo de planta e iba a saber el nombre científico, si era hospedera o alimentaba a los colibríes o a las mariposas
M. S.: Cuando empezamos el proyecto, a las familias les mandamos una invitación para que nos ayudaran a hacer los pozos y después poner los árboles y los arbustos. Nos reunimos en el comedor de la escuela, en ese momento se podía matear, así que los chicos merendaron y nosotrxs mateamos con los papás y las mamás que se habían acercado. Ahora quedaron una o dos familias de las que había en ese momento. Pero a las plantas, que están frente a la escuela y ya están un poquito grandes, las siguen cuidando al momento de la entrada y la salida, no sacarle las hojas, no apoyarse en las plantas ni apoyar las bicicletas. La gente toma conciencia a partir de la importancia del trabajo de los chicos, eso que “mi hijo participó y esta egresado pero la seguimos cuidando”.
C.M.: Algunxs adultxs nos decían “Ah yo antes la veía en la flor, pensaba que era una gatapeluda y la mataba”. Otros nos decían que la planta la usaban para el mate. Ahí salió lo cultural también, porque la mburucuyá, que es la pasionaria, muchas familias de Paraguay la usan como tisana, y comen los frutos. Nos dimos cuenta que cuidar una planta nativa no solo era cuidar la especie sino también parte de la cultura.
737: ¿Qué rescatan en lo personal de estas experiencias?
M. S.: Considero que el trabajo con las plantas, estar en contacto con la tierra, nos brinda una energía que no la conseguimos en ningún otro lado. Por eso me parece importante que ellos se conecten directamente, no enseñarle que existe una planta que sirve para… y que no la puedan ver, palpar, que no toquen la tierra. Yo estoy en contacto con las familias del barrio donde vivo, repartiendo semillas, tratando de que tengan una huerta. Para mí no es algo novedoso pero para lxs chicxs y las familias sí.
C. M.: El valor de este proyecto tiene que ver con la concreción de un esfuerzo que hacemos como colectivo. Que los propios nenes asuman el cuidado. Tenemos el invernáculo en el parque del jardín -chiquito pero lo hicimos las maestras con material reciclado- y todas las salas entran a regar, no importa si no están en el proyecto. Nos parece importante el cuidado del otro y el amor por la madre tierra, esto de que todos somos parte de algo y todo importa, de que cualquier cosa que hagamos cambia, para bien o para mal, lo que es nuestro entorno.