EDUCACIÓN FÍSICA: DERECHO, DISFRUTE Y APRENDIZAJES

Diálogo entre Melina Asenjo y Silvina Pane

3392

El derecho a la educación física no puede ser pensado solo desde la escuela. Debe haber otros espacios públicos de encuentro con el disfrute, con el cuerpo colectivo, con aprendizajes que hacen a la construcción de ciudadanía. Sobre esto dialogan Melina Asenjo y Silvina Pane.

Melina Asenjo: Gracias Silvina por acceder a este diálogo. En el campo de la práctica hablamos de educación formal, educación no formal y educación informal, y también de la idea de “ciudad educadora”. Hace muy poco se ha publicado tu libro El derecho a la educación física que toma precisamente este concepto de derecho y propone una mirada que integra la escuela y otros espacios de la comunidad. ¿Qué es lo que te ha llevado a escribirlo?

Silvina Pane: La escuela es la institución con mayor presencia en el país, la más cercana que tienen los ciudadanos y las ciudadanas. Cuando pienso la educación física, que es el tema que me apasiona, la pienso siempre en interacción con la institución educativa. El derecho a la educación física, en la provincia de Buenos Aires, está garantizado en todos los niveles obligatorios de educación. Pero fue una lucha sindical de las y los docentes que esté garantizada en la escuela, no fue magia. Ahora bien, las pibas y pibes no siempre la tienen garantizada en el barrio. Por eso me interesa que la educación física en los barrios, en el club, en las organizaciones sociales, en las plazas, esté el diálogo, se encuentre con lo que sucede en la escuela, y que la escuela pueda conocer dónde se dan esas actividades en el barrio.

M. A.: Estás hablando del derecho a la educación física no solo teniendo en cuenta la educación formal sino también a nivel social. Ese es el planteo que traés en tu libro con la articulación de los espacios municipales, en particular en el distrito de Berazategui ¿no?.

S. P.: La idea es tener una mirada crítica de lo que a uno le parece que puede mejorar, pero también que sea propositiva. En el libro la propuesta que se muestra es desde un espacio municipal, que es una institución que también vela por los derechos de los ciudadanos y ciudadanas. Lo que el libro pone en valor es cómo desde el ejecutivo municipal se realizaron acciones en articulación con la escuela. Primero entrando a la escuela, no a todas sino solo a aquellas donde nos dejaban; mi trabajo fue de intervención para mejorar esa comunicación. Cuando había dos o tres escuelas interesadas con la misma temática se generaron actividades municipales para que esos chicos y esas chicas pudieran desarrollarlas por fuera de la escuela. No es tan sencillo ni rápido, hay que conversar, hay que poner el cuerpo; los tiempos institucionales y de acuerdo son tiempos largos. Pero después proyectos son muy ricos, se sostienen en el tiempo si son de construcción colectiva. Siempre hay que contextualizar, los lugares no son los mismos, no todos los seres humanos que los llevamos adelante somos los mismos…, todo eso hay que tenerlo en cuenta cuando uno se propone pensar un proyecto de intervención.

no olvidarnos que los derechos se conquistan pero que después hay que defenderlos. Hay que sostenerlos y no hay que naturalizarlos. Y hay que continuar ampliando los derechos.

M. A.: Muy interesante lo que contás para ir entendiendo la propuesta del derecho a la educación y cómo nos puede aportar al colectivo docente tu libro contando una experiencia situada. La importancia que tienen las decisiones políticas y los trayectos cuando se piensan colectivos. Esto de que no lo logra nadie solo. Y pienso en la historia de la educación física, con la pelea que vinimos dando por las dos clases semanales que se lograron en el nivel primario y en el nivel inicial para todas las escuelas.

S.P.: Es interesante, sobre todo para quienes tenemos varios años en el sistema educativo y hemos transitado varios gobiernos, no olvidarnos que los derechos se conquistan pero que después hay que defenderlos. Hay que sostenerlos y no hay que naturalizarlos. Y hay que continuar ampliando los derechos. ¡Qué fantástico sería que las secretarías de deportes, las direcciones de educación física o como se llamen, de los municipios garanticen espacios de prácticas corporales y motrices para los chicos y las chicas y también para los padres y docentes! No todas y todos podemos pagar un club. Están los CEF, que es una política pública provincial que te garantiza por fuera de la escuela la continuidad de las prácticas deportivas, atléticas, y eso es maravilloso. Pero no alcanzan. Entonces el municipio tiene que garantizar actividades no solamente en los grandes polideportivos que suelen tener los distritos. Espacios donde todos nos podemos encontrar como nos encontramos en la escuela pública. Y esto es construcción de la ciudadanía, porque cuando en los espacios públicos nos encontramos todos los ciudadanos y las ciudadanas, nos cuidamos, nos tenemos respeto. Esto es un trabajo, no es que viene hecho, es educación.

M. A.: Me interesa esta relación que traes de construcción de la ciudadanía con la ciudad educadora. Y esto me lleva a que hay algunos conceptos que estaría bueno profundizar. Cuando hablamos del derecho a la educación física, ¿desde qué lugar estás partiendo?

S. P.: La educación física que se enmarca en este libro tiene que ver con un enfoque humanista, que es distinto al anterior enfoque mecanicista. En el mecanicista, para entenderlo en pocas palabras, lo importante era el movimiento, y era el cuerpo. En el enfoque humanista hablamos de corporeidad y hablamos de motricidad. Lo que se tiene en cuenta es el sujeto o la sujeta que aprende con toda su diversidad. Y somos todos distintos. Decía una pedagoga, Graciela Frigerio, “miren si yo me tuviese que definir por lo que no soy, no me alcanza la vida”. Entonces, cuando nos encontramos con un grupo -en un salón, en un club- la cuestión es ver qué cosas tenemos similares y poder, a partir de ahí atender a las posibilidades de cada uno. Se trata de potenciarlas, de dejar espacio para el disfrute, para la libertad, para la elección, para la construcción de la regla. En el enfoque mecanicista el movimiento es el centro y todos nos tenemos que adaptar y amoldar a ese movimiento; todos igual como si fuéramos todos iguales. El enfoque humanista lo que nos viene a traer es que el centro de la enseñanza es quien aprende. A partir de sus posibilidades podemos cambiar la regla, movernos, jugar, dentro de las posibilidades de cada uno y cada una. Enseñar con esa perspectiva, teniendo en cuenta la ESI, la inclusión, el contexto, es hablar del enfoque humanista. Por supuesto los paradigmas no se modifican de un día para el otro, nos lleva un tiempo poder comprenderlos, después llevarlos a la práctica, incorporarlos hasta que nos atraviesen y finalmente que todas y todos estemos en la misma línea. Lo que me interesa sobremanera es que en las instituciones de formación docente esto tiene que estar, porque está en la ley. Cuando estás en la escuela tenés que poner en juego la ley y tenés que garantizar derechos. Sos un agente del Estado y tenés que garantizar que esa ley se cumpla.

M. A.: Sumando a esto que estás diciendo de que la educación física habilite el derecho a la práctica y al disfrute de la actividad física y del deporte, que no tenga que ver únicamente con la condición física o con las habilidades deportivas o motrices que se manejen sino con el disfrute, con el encuentro social, con el encuentro con el cuerpo colectivo, yo agrego que la escuela nos eduque para que estas prácticas sean para la vida y para la transferencia. Que cuando hablamos de educación física integral no quede solo en lo lúdico recreativo sino en cómo uno transfiere todas estas cuestiones a la vida cotidiana. Así como en Inicial trabajamos en las nociones temporo-espaciales para que después las puedan transferir a orientarse en el tamaño de la hoja y el renglón.

el municipio tiene que garantizar actividades no solamente en los grandes polideportivos que suelen tener los distritos. Espacios donde todos nos podemos encontrar como nos encontramos en la escuela pública.

S. P. : Lo que tenemos que generar en la escuela es un disfrute para que chicos y chicas elijan hacer educación física y decidan ir a encontrarse con los amigos al club o a una escuela de deportes. Es muy importante el concepto de práctica deportiva. No es lo mismo que deporte que es algo más cerrado, que tiene sus reglas. La práctica deportiva se acuerda en el momento en que se va a jugar, se decide cuál de todas se va a jugar. Eso ya le incorpora un matiz democrático al grupo que lo va a llevar adelante. En la escuela, excepto en los grados muy altos, no se hace deporte sino que se hacen prácticas deportivas y esto también lo hace inclusivo.

M. A.: Estás dando el punto clave en esto de la transferencia para la vida que yo decía. Cuando hablamos de prácticas deportivas con todo lo que conlleva, genera también el aprendizaje de la ciudadanía. Porque hay que generar acuerdos, establecer las reglas, quiénes van a ocupar qué lugares, cuándo y cómo. Y esto genera el aprendizaje participativo y colaborativo. Y en una práctica deportiva también hablamos de valores. ¿Con qué valores vamos a jugar, cómo los vamos a respetar? Son aprendizajes de vida. Y vos, Silvia, lo decías, esto no pasa solo. Es la intervención docente la que lo produce, la que promueve esta práctica democrática en la clase.

S. P. : Así es. El deporte es deporte, la práctica deportiva es la práctica deportiva, la intencionalidad que vos le des después va a llevar para un lado o para otro. Si vos decís “quiero hacer encuentros para sacar plata para no sé qué”, entonces tu intencionalidad es comercial, está presente la actividad pero es comercial. Si vos decís voy a hacer la actividad porque tengo que seleccionar para competir en los Juegos Olímpicos, ahí, la verdad, la inclusión no la tenés. En el deporte educativo el foco está puesto justamente en lo educativo, entonces el propósito es la mejora de la persona que está haciendo la práctica y también la enseñanza de que hay otro, una otra para jugar. Y un reconocimiento de que si no tengo un adversario, una persona que esté del otro lado de la red o de la cancha, ¿a quién tengo para jugar? No puedo jugar sola, necesito a esa otra persona, que tengo que conocer y respetar. Tengo que querer mejorar y ganar, pero también aprender a ganar y a perder. Tenemos que enseñar a perder no para que pierdan sino para aceptar cuando uno pierde y poder tener una lectura distinta de la angustia que te genera el perder un partido, el perder una disputa. Poner en diálogo todo eso es educación.

M. A.: Para ir cerrando, y volviendo a tu libro, creo que es muy importante el trabajo de registro que has hecho. Algo que a las y los trabajadores de la educación que estamos en el territorio nos cuesta bastante hacer. A veces nos echa atrás pensar que tienen que ser narrativas o textos del nivel de un escritor o de los pedagogos que estudiamos. ¿Cómo fue tu experiencia en este sentido?

S. P. : Para mí ha sido muy importante registrar las experiencias. Este proyecto puede estar en un libro porque estuvo registrado, analizado, puesto en diálogo con la literatura académica. El registro se hizo en forma ordenada, regular, con compromiso. Entonces después se puede comunicar, puede quedar como memoria académica para los herederos, para los que vienen. Y quizás en esto, efectivamente, toda la comunidad docente estamos un poquito en falta, sobre todo los que estamos en el territorio, los docentes del aula que estamos en primera línea, en diálogo con los chicos y las chicas. Encuentro que ahora se está dando una tendencia a juntarnos los del territorio y los de la academia, y eso es muy potente para la educación Argentina.

Melina Asenjo. Soy Profesora de Educación Física y Secretaria de Salud del SUTEBA Avellaneda.

Silvina Pane. Soy profesora de Educación Física, profundicé mis estudios en la Universidad Nacional de Avellaneda, donde hice el trayecto complementario para la Licenciatura en Actividad física y deporte, la Especialización en Enseñanza de Educación Física y la Maestría en Educación Física. Mi trayectoria laboral la hice en Avellaneda y soy docente de la materia “Deporte comunitario” en la carrera de “Intervención sociocomunitaria” de la Universidad de Avellaneda.