Quenumá es una localidad muy pequeña, del distrito de Salliqueló. El Jardín 902 cumplía, en mayo del año pasado, medio siglo. A principios de año, habían trabajado un documento de la Dirección Provincial del Nivel Inicial que hablaba de los Jardines como “espacios que deberán recoger las huellas de las presencias y las memorias de quienes las habitan»[1]. Y ahí surgió la idea de generar un proyecto institucional centrado en un mural recordatorio, y del cual todo el mundo pudiera ser parte. Carina, la Directora, charló con Siete3siete sobre el proyecto.
Carina Alejandra Corrente: Nuestra institución alberga niños y niñas de la zona rural. La fuente principal de ingresos de las familias es la actividad agropecuaria, pero en su mayoría son empleadxs, no son lxs hijos de lxs dueños de las estancias o los campos que hay alrededor. Y no es lo mismo una cosa que otra, marca una diferencia en lo económico. Tenemos familias muy humildes, muchas que vienen de otros lugares, de Corrientes, por ejemplo, que se van transmitiendo la información y van llegando a la localidad. Y también algunas que son de la misma localidad. Los nenes y nenas de dos a cinco años, están agrupados en salas multiciclo o multiedad, que cada año se van organizando de acuerdo a la cantidad de matrícula.
Siete3siete: ¿Cómo se plantearon el proyecto?
Carina Alejandra Corrente: Empezamos por investigar pintores que utilizan el arte mural para expresarse. Buscamos sobre todo aquellos cuyas obras tuvieran características que fueran de alguna manera coincidentes con las edades de nuestras niñas y niños. Elegimos tres: Norberto Moncarz, Milo Lockett y Emilio Ferrero. A Moncarz porque utiliza mucho el salpicado y las manos; a Lockett por los colores vivos, por cómo los relaciona; y a Ferrero porque utiliza muchas formas libres y esa frase suya tan interesante que es ¿qué dicen los pajaritos que tienes en tu cabeza?, que permitió relacionar con la lectoescritura con los más grandes.
A partir de esta elección, se empezó a trabajar. El apuro mayor era llegar al 9 de mayo, la fecha del aniversario, porque en marzo tenemos un mes bastante complicado con lxs que se están adaptando. Teníamos abril para poder desarrollar el proyecto. Empezamos a contarles a las niñas y a los niños que queríamos regalarle al Jardín un mural para que pudiera quedar. Y comenzamos a investigar sobre murales. Hicimos mesas de libros, miramos en libros distintos murales, los de las cavernas, cómo se pintaban, cómo pintaron lxs primeros habitantes. También observamos videos. Se realizaron algunas producciones con respecto a eso. Un día empapelábamos todo el SUM, se les ofreció distintos materiales y ellxs libremente crearon.
Luego les mostramos fotos del Jardín en los primeros tiempos y cómo se fue modificando; veíamos los cambios en la vestimenta de los alumnos y las alumnas, etc. Y en todas las fotos de lxs egresadxs se veían murales atrás de ellos. Algunos estaban todavía en el jardín y otros habían desaparecido. Un día nos convertimos en exploradorxs y salimos a recorrer el jardín buscando murales. Encontramos algunos bajo una galería hoy cerrada que en los inicios del Jardín era un pasillo. Eran dibujos estereotipados, no eran creaciones de niñas y niños. Quisimos saber quién había hecho esos murales y empezamos a investigar en la localidad pero lamentablemente no pudimos tener esa información porque quienes podían brindarla habían fallecido y no había quedado ningún registro. No perdemos la esperanza de que algún día aparezca alguien para poder contarnos. En el patio encontramos los murales que realizan lxs egresadxs todos los años. Fuimos leyendo los nombres y surgieron cosas como “Así se llama mi hermana, entonces este dibujo lo habrá hecho ella”.
Hicimos mesas de libros, miramos en libros distintos murales, los de las cavernas, cómo se pintaban, cómo pintaron lxs primeros habitantes. (..)Un día empapelábamos todo el SUM, se les ofreció distintos materiales y ellxs libremente crearon
Siete3siete: ¿Cómo se plantearon la realización del mural?
C.A.C.: En Quenumá, si bien es una localidad pequeña, hay muchxs que se dedican al arte mural, quizás no como como estudio, sino como vocación. Pedimos la colaboración de las familias, que nos enviaran fotos de esos murales y nos contaran si sabían quiénes los habían hecho. Y surgieron dos o tres nombres, pero uno que se repetía: Damián Agustín Pordomingo. Es un chico que fue a nuestro Jardín; estudió otra cosa, pero pinta maravillosamente. Así que lo invitamos un día y nos dio algunos consejos. Por ejemplo, nosotras ya habíamos conseguido donación de pinturas, pero por desconocimiento habíamos pedido esmalte sintético, porque decíamos “no se va a borrar”. Y él nos dijo que tenía que ser una pintura especial al agua y que después se le pasa una laca para poder protegerla. Le mostramos la pared que se había elegido -con las nenas y los nenes se había recorrido el espacio, hicimos observaciones y, a partir de eso, se eligió una pared- y él nos dijo que no necesitábamos volver a pintarla, que así estaba perfecta para empezar a trabajar.
Siete3siete: ¿Cuál fue el proceso de trabajo?
C.A.C.: Entre las tres salas se trataron de buscar ideas que tuvieran que ver con el sentido que nosotras queríamos darle al trabajo. Trabajando con las obras de los tres pintores se tomó la idea de las manos. También tomamos el tema de los pajaritos, pero como todo tenía que estar con las manos era un desafío. Entonces con la docente de sala de cinco empezaron a ver cómo creaban pajaritos a partir de las manos y qué detalles les ponían. Se fueron haciendo distintos bocetos hasta que se terminaron de elegir algunos. Bueno, ya teníamos la pared, los bocetos, la pintura… ¿a quiénes más invitábamos? La idea fue 1 ex alumnx de cada promoción. Se tenían que organizar entre ellxs para venir un representante de cada promoción; estábamos aún con los cuidados de la pandemia. En mayo se iba a iniciar una obra, que se inició después de julio y ha habido problemas que no han permitido poder terminarla, por eso el festejo grande de los 50 años no se pudo realizar todavía. Pero ese 9 mayo hicimos el mural con un acto muy, muy lindo. Iniciamos la jornada invitando a ex alumnxs y autoridades a izar la bandera en el patio del jardín. A las ocho de la mañana hacía muchísimo frío, pero el calor de los corazones hizo que todo el mundo pudiera vivirlo de una manera muy emotiva. Luego iniciaron las niñas y los niños a crear las formas con las manos. Y como habían ido varias autoridades, la presidenta de la Asociación Cooperadora y la Directora anterior a mí, también lxs invitamos a participar. Incluso dejamos espacio para que pueda seguir siendo recreado A las 10 de la mañana llegaron las egresadas y los egresados de los 50 años. Se les dio la bienvenida y se hizo con ellxs, alrededor de todo el mural, una guarda que empezó con 1972 y así año a año; terminando con alumnos y alumnas de la escuela primaria número tres de Quenumá, acompañados por su directora. Había un alumno o alumna desde sexto a primero, elegidos por sorteo, que habían sido egresadxs del Jardín en los años anteriores.
Durante la semana fuimos recibiendo otras visitas: los ex profesores de educación física un día, las ex docentes otro día, la primera promoción del jardín… Y fueron realizando distintas actividades, compartiendo con las nenas y los nenes juegos, canciones, y también dejaron sus manos. Incluso tengo muchas compañeras docentes que después se acercaban al jardín y me decían “mis manos también tienen que estar”.
Se había escrito una frase que decía “Con más sueños por cumplir”, todo con escritura realizada por los nenes y nenas. Lo trabajaron con la docente de sala de cinco, con los portadores de textos, ayudándose, una letra la escribía uno que se animaba, otra letra otro, así que se ven diferentes letras en el mural. Eso estaba escrito en lápiz porque ellos no podían escribir con pincel sobre una pared. Entonces, volvió Damián al Jardín y les enseñó cómo usar el pincel fino sobre una pared para que no se les chorreara.
Se había escrito una frase que decía “Con más sueños por cumplir”, todo con escritura realizada por los nenes y nenas. Lo trabajaron con la docente de sala de cinco, con los portadores de textos, ayudándose, una letra la escribía uno que se animaba, otra letra otro, así que se ven diferentes letras en el mural
Siete3siete: ¿Allí terminó el trabajo?
C.A.C.: No. Teníamos la obra, seguíamos trabajando, y teníamos pronto Feria de Ciencias. Y bueno, ¿qué hacemos? ¡Presentemos el mural! Era algo que habíamos hecho porque nos gustaba y nos parecía que había mucho sentimiento y mucho corazón en todo esto, pero no había sido hecho pensado en Feria de Ciencias. Así que lo organizamos más detalladamente, como lo exige Feria de Ciencias y nos presentamos en la instancia distrital. Fueron un grupito de nenas y nenes que contaron a lxs evaluadorxs cómo se había realizado. Escuchar las voces de ellxs transmitiendo lo que sintieron y cómo lo fueron haciendo fue una experiencia muy linda y enriquecedora.
De ahí fuimos a la regional, donde había muchísimos proyectos porque estaba toda la Región 16. Sabíamos que pasaba un solo proyecto de nivel Inicial. Fuimos tres docentes, eran más de las cinco de la tarde, estábamos cansadas y todavía nos quedaban treinta y pico kilómetros de viaje para volver. Comienzan las premiaciones pero decidimos salir. Nos dimos vuelta y empezamos a caminar. Se escucha “Jardín de Infantes 902”. En región 16 son muchos, y nosotros seguíamos caminando en contra de donde estaban todxs. Pero cuando dicen “Marta Druille”, nos largamos a llorar. Habíamos pasado a la instancia provincial. No lo podíamos creer. Y así en noviembre, fuimos a Mar del Plata. Conocimos docentes de otros distritos con las cuales pudimos intercambiar muchos saberes. Uno de los días visitó el stand gente de la Dirección de Nivel Inicial que se interesaron mucho en el proyecto.
Siete3siete: ¿Qué les deja toda esta experiencia?
C.A.C.: Creemos haber logrado dar el mensaje que quisimos trasmitir, que tanto las niñas y los niños tuvieran esa identidad con el Jardín y pudieran contactarse con su historia. Un nene decía “esa es la mano de mi mamá que también vino al jardín”. Estamos totalmente gratificadas con el trabajo realizado. Y el mural -hoy, todas las mañanas- lo tenemos en el patio. Nos recuerda la identidad de nuestra institución, nos recuerda a todas las personas que por aquí pasaron, y nos da esperanzas a que en estos 51 años que vamos a cumplir este año, vamos a poder festejar y agasajar a lxs que no pudimos hacerlo el año pasado.
Las maestras que participaron del proyecto son Andrea Baz y Florencia Baz (maestras de sala); Carina Roldán y Anahí Reynoso (preceptoras); y Daiana Gómez y Ana Esteban (EOE).
Mi nombre es Carina Alejandra Corrente – profesora en Nivel Inicial (también profesora Nivel Primario y Educación especial (modalidad discapacidad intelectual). Tengo 21 años de antigüedad. Desde el año 2016 me desempeño como directora en el Jardín de Infantes N° 902 «Marta Druille» de Quenumá.
[1] https://abc.gob.ar/secretarias/sites/default/files/2022-03/El%20ambiente%20provocador.pdf