“Los cuentos son una balsa que nos llevan siempre a otra orilla. En cualquier situación nos rescatan de la soledad, nos llevan a un mundo mágico, nos hacen encontrarnos con otros mundos posibles e imposibles”.
Así comienza la entrevista María Acuña, contadora de cuentos e historias. Se presenta: “Soy docente con muchos años de trabajo como maestra, actualmente soy preceptora y coordinadora en el programa ATR. Vivo en Tristán Suárez, partido de Ezeiza, milito en SUTEBA y soy defensora de la escuela pública”.
737: ¿Cómo surge tu pasión por contar cuentos?
María Acuña: Era muy chica, estaba en tercer grado, y mi mamá me regaló tres libros con cuentos maravillosos y otro libro que se llamaba “Las torres de Nuremberg”. A mí me fascinó el mundo de los cuentos. Me pasaba horas tirada en la cama leyendo. También recuerdo a mi papá, que había vivido en el campo cuando era chico, y en la mesa contaba las historias que había escuchado, “el lobizón”, “la mujer de blanco”…, historias que a mí me encantaba escuchar. Luego como maestrautilicé muchísimo los cuentos de mi práctica docente. Enel 2003 me anoté en SUTEBA en un taller de cuentos que daba Mariana Fernández. Recuerdo que cuando entré, ella estaba contando un cuento donde describía unas aguas “de un dorado que no eran tan hirientes como el oro, ni tan ardientes como el sol, un dorado suave, relajado, sereno”. Yo iba escuchando esas palabras y era como si mirara ese lago. Y ahí me enamoré de los cuentos. De esa manera comenzó mi recorrido.
737: ¿Cómo ha sido ese camino?
M. A.: Trabajé muchos años con Mariana, en la Fundación Girasol, dando talleres con cuentos ancestrales en escuelas públicas, tanto a docentes como a chicxs. Realizábamos prevención de situaciones de riesgo mediante toda la sabiduría que justamente traen los cuentos ancestrales. Hice talleres con varixs narradorxs y realicé el post título en narración oral escénica en el Instituto Rodolfo Walsh de la Universidad del Chaco. He hecho muchos espectáculos –destinados a niñxs y a adultxs- tanto sola como con otrxs compañerxs narradorxs y con marionestistas. También pertenezco al colectivo de Narradorxs por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo; participamos de muchos espectáculos con la idea de que, mediante los cuentos, podamos hacer que la gente que tiene dudas sobre su identidad se acerque a Abuelas y así se puedan recuperar esxs nietxs que nos faltan a todos. He coordinado talleres en el Centro de Jubilados Docentes de Ezeiza, y con SUTEBA todos los años, el 8 de marzo, participo contando cuentos en la conmemoración del Día la Mujer. Actualmente estoy armando un espacio dedicado a los cuentos, en Tristán Suárez, y estoy con un proyecto donde vamos a contar cuentos africanos, ancestrales y también de autores de ese continente, con bailes afro y con tambores.
trabajo en los diferentes niveles de comprensión del cuento: qué me dice en varias lecturas ese cuento, qué es lo que está pasando ahí adentro. Luego me detengo a mirar los elementos simbólicos que tiene, por ejemplo en muchos cuentos suele haber una jaula, una daga, un talismán, etc.
737: ¿Cómo elegís los cuentos que vas a contar?
M. A.: Amo la literatura. Soy una gran lectora; siempre estoy leyendo o escuchando cuentos. Y de pronto hay uno que me suena en el alma. Entonces lo tomo y lo empiezo a trabajar. Pero hay otras veces donde yo salgo al encuentro de ellos. Por ejemplo, quería contar cuentos latinoamericanos –que es uno de los espectáculos que realicé el año pasado- salí entonces a ver cuáles eran lxs escritorxs latinoamericanos que quería leer, cuáles eran las leyendas más apropiadas para el espectáculo, qué quería decir con esos cuentos, cuál era mi intención al elegirlos, por qué hago ese espectáculo y no otro.
737: ¿Y cómo es el proceso de preparación?
M. A.: Una aclaración: narración oral de cuentos no significa leer cuentos sino que una los interpreta; los va narrando a viva voz. Primeramente hago el estudio de los personajes, quiénes son, qué atributos o características tienen esos personajes. Después trabajo en los diferentes niveles de comprensión del cuento: qué me dice en varias lecturas ese cuento, qué es lo que está pasando ahí adentro. Luego me detengo a mirar los elementos simbólicos que tiene, por ejemplo en muchos cuentos suele haber una jaula, una daga, un talismán, etc. Y de ahí paso a analizar el esqueleto, es decir las acciones que van transcurriendo por ese cuento, las acciones principales que no le pueden faltar. Después el floreo, que es todo aquello que se puede modificar del cuento, sobre todo si son cuentos ancestrales; ver lo que se puede modificar y las cosas que no se pueden alterar porque son como la raíz del cuento. En los cuentos que son de autorxs hay que tener más respeto con qué se modifica, salvo que se haga una versión libre.Después está el tema de pasarlo a la oralidad. Porque no es lo mismo un cuento que está escrito para ser leído, que contarlo, que decirlo; uno tiene que utilizar palabras más cotidianas, más adecuadas para poder llegar a quien está escuchando. Y finalmente todo lo que hace al espectáculo: qué cuentos se van a contar, con cuál se comienza, cuáles van después, cuál es la unidad del espectáculo, cuál es el vestuario, cuál la música.
ahora que trabajo de preceptora, yo les cuento cuentos en los salones. Sobre todo cuando hay situaciones de conflicto o aparece alguna problemática. Cuento y después reflexionamos
737: ¿Qué sucede con el público?
M. A.: No es lo mismo contar para chicxs que para adolescentes o para adultxs.Para mí, el mayor desafío es contarle a lxs chicxs. Porque la persona adulta escucha el cuento pero el chico o la chica participa, en el medio del cuento te detiene el cuento y quiere contarte a vos lo que es está imaginando. Se dice que contar a niñxs en lo más difícil porque si le gusta le gusta, pero si no le gusta o se aburre, se levanta y se pone a hacer otra cosa. Contar a adultxs se siente más calmo, es como más seguro. En cuanto a lxs adolescentes, a mí me sorprendió cómo se enganchan. Uno cree que van a quedarse en “un cuento es para chicxs”, como que parece que se cierran; pero cuando empiezan a escuchar el cuento, en general les súper encanta (encanta de encantamiento). Por ejemplo, ahora que trabajo de preceptora, yo les cuento cuentos en los salones. Sobre todo cuando hay situaciones de conflicto o aparece alguna problemática. Cuento y después reflexionamos.
737: ¿Cómo vivís el momento de contar?
M. A.: Estar contando los cuentos -en el salón de clase, un espacio cultural o un teatro- ese es el momento más lindo. Si bien están los nervios y las expectativas, ese es el momento más sabroso. Como cuando uno dice “dejemos de hablar de la sopa y vamos a saborearla”. El cuento sale a escena y se arma la comunión con el público. Estamos todos ahí, yo contando y el otro u otra que escucha, que imagina todo lo que una va contando. Siempre, cuando terminan los espectáculos me siento plena. Es lo que a mí me da felicidad.
María Acuña. Maestra de grado y preceptora. Militante de Suteba de Ezeiza. Defensora de la Escuela Pública. Narradora Oral escénica de Cuentos desde el 2003.