UN CONTENIDO QUE SE EXPANDE, UN CONOCIMIENTO QUE SE COMPLEJIZA

Entrevista con Exequiel Alonso y Viviana Murgia

1603

En Olavarría, una experiencia de Narrativas Transmedia con alumnos de la Escuela Secundaria N° 10, muestra cómo la escuela tiene mucho que ofrecer hacia afuera pero también mucho para enriquecerse cuando habilita oportunidades de participación de la comunidad.

737: Narrativas Transmedia en la escuela, ¿en qué consiste esta experiencia?

Exequiel Alonso: Soy Licenciado en Cs. de la Educación y estoy en un grupo de investigación de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Esto arranca casi como un proyecto familiar porque Viviana es mi tía. Nos empezamos a encontrar para pensar algunas cuestiones que tenían que ver con tecnologías, con aplicaciones, con algunas herramientas. Y después fue pensar en la posibilidad de llevar adelante un proyecto en la escuela. Cuando comenzamos, allá por el 2017, había pocos proyectos de narrativas transmedia orientados al ámbito educativo; era un concepto que tenía bastante desarrollo para otras producciones, por ejemplo en el mundo de la industria audiovisual o en el de la publicidad. Pero encontramos un proyecto colombiano que se llama Odisea Transmedia que también tenía esta experiencia de una escuela con una universidad. Fue como el faro, esto de decir podemos hacer algo así en la escuela donde Vivi es profe y yo como un asesor externo. Después lo formalizamos en un Convenio de Cooperación entre la Escuela Secundaria N° 10 y la Universidad Nacional del Centro de la prov de Bs. As.

Viviana Murgia:  Soy Profesora de la materia Filosofía en la Escuela; empezamos con este proyecto en el 2017 y hasta hoy lo mantenemos. Trabajamos con dos divisiones de 6to. año de la orientación de Cs. Sociales e involucramos a todxs los estudiantes en este proyecto. La idea, como dice  Exequiel, es llevar el concepto de narrativa transmedia al ámbito educativo. En este recorrido lo hemos lo ido repensando y profundizando. El primer proyecto se llamó “Si Sócrates viviera”. La idea era traer a Sócrates al mundo contemporáneo articulando en ese momento con Lengua y Literatura. Pensábamos qué discusiones daría Sócrates en el mundo contemporáneo y en qué espacios dialogaría. Desde allí construimos una narrativa que estaba compuesta por distintos fragmentos narrativos -juegos, perfiles en redes, videos- recuperando el diálogo socrático donde Critón lo invita a Sócrates a escaparse de la cárcel. Una invitación a problematizar discusiones acerca de la legitimidad, las leyes, la política. Fue un pequeño proyecto que nos dio la pauta de que por ahí podía ir la propuesta: pensar que un contenido del aula podía desarrollarse en términos de expansiones. No era el mismo contenido para replicar en otro formato o en otro medio, sino que a partir de ese contenido que se ponía en el aula se podía complejizar ese saber expandiéndolo con la participación de la comunidad.

En 2018 y 2019 el proyecto tuvo que ver con pensar una narrativa transmedia vinculada a lxs jóvenes y la construcción de lo público; ahí estuvieron participando materias como Literatura, Filosofía, Proyecto, Historia y Arte. La intención era poner a reflexionar a nuestrxs estudiantes con relación a la categoría de juventudes y que pensaran problemáticas que lxs interpelaba para desarrollar vínculos con la comunidad. Crear, así, piezas comunicacionales que luego se ponían a circular tanto en el espacio digital como en el espacio analógico.

La narrativa que estamos desarrollando ahora es sobre el cuerpo. Poner a analizar la categoría de corporeidad articulando entre las materias Filosofía y Literatura y desde allí crear fragmentos de esta narrativa. No solo fragmentos que produzcan nuestrxs alumnxs sino fragmentos que se producen a partir de la participación de la comunidad. Por ejemplo, hay especialistas que han escrito artículos muy pequeños para este fragmento narrativo, lxs estudiantes han hecho videos recomendando lecturas haciendo el cruce de literatura y filosofía con la temática del cuerpo, etc. En esta última parte hemos ideado una muestra fotográfica. Para que desde allí ellxs pensaran la corporeidad en el territorio, cómo habitan estos cuerpos nuestra ciudad y tomaran contacto con distintas personas de la ciudad para  pensar la muestra fotográfica y una producción de textos a partir de esa muestra.

Algo que fuimos descubriendo con los proyectos tuvo que ver con lo potente que era recuperar las realidades situadas de nuestrxs estudiantes. El proyecto transmedia como una “excusa” para tocar temáticas que lxs movilizaba y que quizás en la escuela no se están trabajando.

737: ¿Qué cosas van rescatando como fundamentales en este recorrido?

E. A.: Algo que fuimos descubriendo con los proyectos tuvo que ver con lo potente que era recuperar las realidades situadas de nuestrxs estudiantes. El proyecto transmedia como una “excusa” para tocar temáticas que lxs movilizaba y que quizás en la escuela no se están trabajando. Nos permitió entrar en otros temas como la educación sexual integral, la cuestión de los consumos, los lugares donde ir a bailar. Y ahí está articulación de saberes, aquellos que Vivi y el resto de las profes consideran valioso enseñar. También aquello que aportan las y los estudiantes, que tiene que ver con sus propios recorridos en el marco de la cultura digital. Porque les proponemos contar sus investigaciones en algún lenguaje de comunicación y ahí pueden volcar aquello que aprenden en otros ambientes informales o por otras prácticas culturales.  Y enriquece mucho los proyectos esto que decía Vivi de pensar cómo le habilitamos a la comunidad espacios de participación concreta. Porque también se construyen saberes cuando vamos a hablar con referentes barriales o de alguna especialidad artística, con especialistas de la universidad o un joven o una joven que militan en política. Las narrativas transmedia pedagógicas nos dan ese paraguas para pensar proyectos que cambian el sentido de los espacios, los tiempos y la lógica estructurada de la escuela.

737: ¿Y cómo es el proceso de trabajo?

V. M.: Somos un equipo. Por supuesto con Exequiel, si nos juntamos el domingo, seguro que estamos hablando del proyecto. Yo trabajo con la docente de literatura y las docentes de arte que son quienes en estos años han sostenido este trabajo. Demanda un tiempo que no es el tiempo del aula y que no es un tiempo que está definido institucionalmente. Para corregir las producciones, por ejemplo, supone que yo tengo que juntarme con la otra docente para mirarlas juntas y hacer la devoluciones de manera colectiva. Lo mismo para pensar y diseñar el proyecto. Es un tiempo que las y los docentes sabemos perfectamente que no está pautado  institucionalmente. Requiere mucho trabajo, mucho compromiso y muchas ganas. De lxs docentes y también de lxs estudiantes. Les hemos estado haciendo entrevistas y una de las cosas que aparece en casi todas es que “nos salimos del cuestionario”. Y demanda más tiempo de trabajo tomar contacto con alguien, ir a hacer una entrevista, sentarse a transcribirla, hacer una edición de una entrevista o de un video, o pensar algo distinto a partir de un cuento que se leyó… Es una forma de trabajo que requiere más compromiso y más tiempo.

Todo esto supone, para nosotrxs, haber tomado decisiones previas. Decidir para cada uno de los proyectos las temáticas y el eje que nos parece significativo poner a rodar en el aula, y cuáles son las lecturas que les vamos a ofrecer. Porque se pone en juego algo para enseñar y algo para aprender. Entonces, primero definimos por dónde irá la narrativa este año, después, como toda narrativa, el trabajo se va complejizando a partir de lo que lxs estudiantes u otrxs sujetos traen a esas narrativas.  Todo esto demanda para nosotrxs mucho tiempo porque no es la misma narrativa que tuvimos en el 2017 la que tenemos hoy, ni va a  ser la misma que vamos a proponer el próximo año. Supone volver sobre el diseño curricular, muchas veces negociar con ese diseño curricular, porque no siempre las temáticas y las lecturas se relacionan directamente con el diseño. Implica tomar decisiones como docentes. Y autonomía en cuanto a los contenidos que se van a poner a circular en el aula. Decisiones que las pensamos en colectivo. Exequiel viene del área de Comunicación entonces él tiene una mirada sobre la escuela, sobre cómo comunicar, etc., que ni Guadalupe, que es la profesora de Literatura, ni yo tenemos porque quizás estamos más formateadas por la estructura de la escuela. Constituir un equipo, un colectivo de trabajo, con gente que está en la escuela pero también con otrxs que vienen de otros ámbitos es fundamental para enriquecer las miradas y los proyectos que se hacen en las escuelas. Pero eso supone, vuelvo a decir, mucho tiempo por fuera de la escuela. Ese tiempo debería ser una conquista de los docentes: que la institución nos dé el espacio para que lxs docentes podamos trabajar con otrxs para diseñar y llevar adelante proyectos.

también se construyen saberes cuando vamos a hablar con referentes barriales o de alguna especialidad artística, con especialistas de la universidad o un joven o una joven que militan en política. Las narrativas transmedia pedagógicas nos dan ese paraguas para pensar proyectos que cambian el sentido de los espacios, los tiempos y la lógica estructurada de la escuela.

737: ¿Cómo se compatibilizan proyectos de este tipo con los ya estructurados tiempos y los espacios de la escuela?

V. M.: Nosotrxs negociamos permanentemente esos tiempos y esos espacios. En algún momento en el 2019 se nos había ocurrido que los fragmentos narrativos en el espacio analógico no estuviesen en el SUM para que cada curso pasara como obligadamente a ver lo que otro curso había producido, sino que íbamos a habitar el espacio de la escuela en el tiempo del recreo y nos íbamos a “adueñar” de ese espacio que no iba a ser el aula tradicional, sino el patio, el pasillo, la vereda; es decir, no los espacios que están institucionalmente establecidos para “mostrar”. Pero como no llegábamos a que todo el mundo  circulara o eligiera por dónde quería ir,  eso supuso negociar más minutos de recreo, algo que para quien está en la escuela sabe que es mucho.

737: ¿Y cómo ha sido la repercusión en la comunidad?

E. A.: El proyecto fue creciendo. Siempre decimos que nuestra voluntad es llegar a la mayor cantidad de personas posibles. Con los años hemos aceitado mejor la clave de la narrativa transmedia que es la pregunta por cómo va a participar la comunidad respecto de aquello que surge en el aula. Y hemos tenido algunas referencias interesantes. En el 2019 uno de los grupos trabajaba la cuestión de la violencia de género y parte de la propuesta de intervención de la comunidad fue a través de la red social twitter donde este grupo había dado un disparador inicial. Y lo que empezó a suceder fue que varias chicas de la ciudad empezaron a contar sus historias de violencia de género. Quizás no estemos llegando a toda la comunidad pero sí estamos pudiendo interpelar o movilizar algo. Hoy el proyecto ha tenido una repercusión interesante en otros compañeros y compañeras docentes que nos escriben para que les contemos la experiencia o quieren replicarla. Lo mismo en el ámbito de la universidad, donde hemos podido compartir en Congresos con colegas de diferentes puntos del país que están haciendo este tipo de proyectos. Se va armando una red de diferentes actores de la comunidad.

Pero eso supone, vuelvo a decir, mucho tiempo por fuera de la escuela. Ese tiempo debería ser una conquista de los docentes: que la institución nos dé el espacio para que lxs docentes podamos trabajar con otrxs para diseñar y llevar adelante proyectos.

V. M.: Traigo otra referencia sobre esta repercusión.En 2018 hicimos un taller donde la idea era construir banderas con consignas o lemas que tenían que ver con las juventudes, que era lo que estábamos trabajando: “A los jóvenes nos ven…” o “Los jóvenes somos…”  Se hicieron las banderas y como la idea del proyecto era abrirnos hacia la comunidad decidimos que iban a estar afuera de la escuela, en las rejas. La escuela está ubicada en el centro de la ciudad de Olavarría, el edificio es de una ex escuela normal, es decir una escuela con mucha tradición en nuestra ciudad. Salimos a ponerlas y a los cinco minutos nos mandan a llamar muy preocupadxs porque alguien había llamado a la escuela para ponerla en alerta a la Directora que había un “banderazo”. Esto siempre lo contamos porque estamos acostumbrados a que la escuela levante barreras y nos cuesta mucho pensar una escuela hacia afuera. Se suele considerar que lo que suceda en la escuela tiene que quedar en la escuela, y en realidad la escuela tiene mucho que ofrecer hacia afuera y también mucho para enriquecerse con el afuera. Este año lxs estudiantes tenían que pensar al cuerpo habitando el territorio. Uno de los grupos decidió trabajar con las personas que están en los semáforos haciendo malabares. Este grupo tenía un preconcepto sobre qué les pasaba a esas personas. Cuando entrevistaron a unos de los chicos que estaban  haciendo malabares me dicen: “Profe, nada que ver con lo que pensábamos”. Me parece que ahí está la clave: una escuela que dialogue con la comunidad y quienes están por fuera, porque si no trabajamos a partir de supuestos. No es solo “mostramos esto que está lindo para que vean lo que hacemos”. Lo que nos aporta la comunidad es una aporte para pensar un conocimiento complejizado ampliado, enriquecido.

Algunas produccionespuenden verse en https://www.jovenestransmedia.com/

Exequiel Alonso: Doctorando en Comunicación, Universidad Nacional de La Plata; Lic. en Comunicación Social, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Becario doctoral, CONICET- UNICEN. E-mail: exealonso@gmail.com

Viviana Murgia: Profesora de Filosofía (ISFD 156), Lic. en Cs. de la Educación, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Especialista en Tecnología Educativa (UBA). Docente en: EES Nº 10, ISFD Nº 22 y ENAPE- UNICEN. E-mail: vivianaalejandramurgia@gmail.com.