Había una vez…
Desde siempre, el mágico poder de esta fórmula para introducirnos en maravillosos y lejanos mundos y bucólicos paisajes nos ha permitido identificarnos y acompañar, emocionadxs, a intrépidos héroes y heroínas en su camino de defender con convicción nobles causas.
No será, el que aquí se relata, un mundo maravilloso. Basurales, ratas, moscas, nubes tóxicas, xileno, benceno, tolueno, daños colectivos… Tampoco lejano, está aquí cerca, en nuestra provincia, a la vera de un turbio curso de agua que de bucólico solo tiene el nombre: Riachuelo.
Ni serán princesas, hadas o frágiles criaturas de llamativos ropajes las heroínas a las que acompañaremos. Tan solo dos maestras con guardapolvos blancos.
Pero no será menor la enorme fuerza de sus convicciones y la nobleza de las causas que defienden.
Dos recorridos, un camino común. Sigámoslas en sus pasos[1].
(Claudia Leguizamón, hace 22 años que trabaja en la Escuela N°72 de Lanús, en Villa Jardín y desde el 2010 lleva adelante el proyecto de «Guardianes del Riachuelo»). Todo comenzó en un quinto grado del turno tarde. Quizás una cuando está trabajando en un lugar mucho tiempo naturaliza las situaciones y todo es como una parte más del paisaje. Yo vuelvo a la escuela después de un embarazo y empiezo a verlo diferente. Ya el basural de la puerta de la escuela me molestaba y las ratas me molestaban. Pero al margen de la incomodidad personal comencé a notar que lxs chicxs ese año tenían muchísimos problemas de conducta, no se podía dar clases. A mí me gusta siempre conversar con ellxs, el reto es una instancia que en definitiva después no da resultado, así que directamente les hice la pregunta: «¿Chicxs, qué les pasa que se están portando así?». Fue un silencio tremendo. Les digo “¿Saben qué vamos a hacer?, van a escribir o a dibujar todas las broncas que tengan en un papel”. Me acuerdo que me volví en el colectivo 9 y allí comienzo a leer lo que habían puesto. Me sorprendió que muchxs me contaran que estaban atravesando duelos o que tenían hermanxs internadxs. Yo perdí una hija en el año 1998 y sé lo que es el dolor de la pérdida de un hijo y también sé del dolor para lxs hermanxs. Evidentemente había un problema en el barrio. Y dije, bueno vamos a trabajar con esto.
(Alejandra Greño, en 2006 llegó como Maestra titular a la EP N° 35 de Dock Sud, Avellaneda. Hace 3 años asumió como Directora). Llegué a Dock Sud como llegamos muchos cuando recién titularizamos, sin saber lo que era el barrio. Por lo único que salía en los diarios o en la tele era por hechos delictivos. Mi familia se asustó mucho. Yo dije “Pruebo un año y cuando tome destino definitivo elijo una escuela más cerca de mi barrio”. Pero volví a elegir el Dock; hace 16 años que estoy y me pienso jubilar ahí.
Era la primera vez que me metía dentro del barrio. No podía creer lo que veía. Lxs chicxs me mostraban las aguas del Riachuelo, los basurales, las cuevas de las ratas, todo lleno de moscas; lo tenían totalmente naturalizado, era impresionante
Cuando llegás te impacta la presencia de un polo petroquímico en medio del barrio. Es un aglomerado de cuarenta y dos empresas que transforman el paisaje con un montón de chimeneas y tanques de distintas formas, colores y tamaños. En ese momento llega la convocatoria para participar de una Feria de Ciencias. Lxs directivxs tenían miedo de llevar a lxs pibxs del Dock a una muestra, “Mirá si se portan mal y nos hacen pasar vergüenza”. Lxs llevé igual, porque la docencia es atreverse. Yo ni sabía lo que era una Feria de Ciencias. Era maestra de 5to grado en esa época, y lxs pibxs me decían “Presentemos un trabajo contra la contaminación”. Yo quise ir con algo del universo, muy bonito el stand, muy colorido. No clasificamos. Ahí entendí verdaderamente lo que es hacer ciencias, que no es mostrar una maqueta muy bonita o colgar una lámina. Muy enojados se fueron lxs chicxs, como diciendo, “Viste que te dijimos que había que presentar la contaminación”. Entonces mi Directora no tuvo la mejor idea que decir, “La seño pasa con ustedes a 6to y el año que viene vuelven a la Feria de Ciencias”. Pensé que se iban a olvidar pero en marzo ya empezaron, “Tenemos que presentarnos en la Feria de Ciencias”. Y comenzamos nuestro proyecto de investigación.
(Claudia) Le pido permiso a la Directora para salir al barrio para ver lo que estaba pasando. Resulta que a 3 cuadras está el Riachuelo y a una cuadra y media ex Fabricaciones Militares. Era la primera vez que me metía dentro del barrio. No podía creer lo que veía. Lxs chicxs me mostraban las aguas del Riachuelo, los basurales, las cuevas de las ratas, todo lleno de moscas; lo tenían totalmente naturalizado, era impresionante. Fueron muchos días que salimos y me contaban cada vez más de la realidad que vivían en sus hogares; muchxs no tenían inodoro en el baño. Yo tenía que hacer algo; lo que estaba haciendo a nivel pedagógico no tenía nada que ver con la vida que ellxs tenían. Decidí cambiar mi mirada…
(Alejandra) Yo no sabía con lo que me iba a encontrar. Porque es de noche cuando empiezan a funcionar todas las empresas, y entonces ves las chimeneas largando fuego y humo; de día está todo apagado como para mantenerlo tapado. La escuela estaba a una cuadra del puerto, que es un brazo del Riachuelo donde hay mucha carga y descarga de tambores con cosas que no sabemos. En el 2004 uno de los tambores se cayó, se abrió y se formó como una nube tóxica que el viento arrastró al patio del colegio. Quedaron 60 pibxs y 9 docentes desmayadxs. Esa era la realidad que querían mostrar. Empecé a prestar atención y vi que en cada grado había seis o siete con asma, cuando en otras escuelas no ves esa cantidad. Hicimos encuestas a lxs alumnxs y a las familias, realizamos mapeos, y terminamos viendo que por ahí en una misma manzana había quince casos de cáncer. También vimos que había un 40% de alumnxs con retraso madurativo. Salimos a hacer entrevistas a lxs médicxs de las salitas. Descubrí términos que nunca había escuchado: plomo, xileno, benceno, tolueno… Lo veíamos en los certificados médicos que traían las familias. “40% de plomo en sangre”, ¿y qué provoca el plomo en la sangre?: trastornos en el neurodesarrollo, anemia, leucemia, abortos espontáneos, problemas respiratorios. Teníamos pibxs que parecía que tenían sarna y lxs médicxs nos dijeron que así como la contaminación se iba para el aire, también se iba para la tierra, entonces cuando lxs pibxs iban a jugar a la pelota al potrero ahí también se contaminaban. Parecía roña o sarna, pero eran como granos secos productos de la contaminación.
(Claudia) Tenía una Directora, Erlinda Besenyei, que me abrió todas las puertas con la Inspectora, Marta Balcarce, que era para nosotros una profesora además de una Inspectora, porque venía a la escuela a enseñarnos. Así que empezamos a investigar y a hacer registro de todas estas cosas. Después les digo a lxs chicxs: “Vamos a preguntarnos qué es lo que ocurre acá, ¿el río fue siempre así?». Empezamos a investigar la historia de la contaminación del Riachuelo. Cuando llegamos al 2008 me llamó mucho la atención el fallo de la Corte Suprema[2], ¿cómo que la Corte falla a favor del ambiente?, ¿qué es esto de daño colectivo?, ¿quién era Beatriz Mendoza? Un bombardeo de preguntas de las que yo no tenía la menor idea. Así que me tuve que poner a investigar. Un mundo nuevo para mí que se abría. Eran madrugadas que yo me levantaba a mirar los videos de la Corte -porque en ese momento no había material en papel- tomar notas, registrar. Con eso hicimos un video en el 2010. En febrero de 2011, desde el Centro de Información Judicial se convocó a las escuelas que estamos cerquita del Riachuelo para hacer una capacitación sobre el fallo Mendoza. Claro, yo ya lo había visto el año pasado con lxs chicxs y ya teníamos el video. Entonces preguntan, “¿Alguien sabe algo de esto?”. La Directora me codea diciéndome «Dale, dale», así que me puse a explicar. Entonces, vinieron a buscar el video a la escuela y ¡se lo llevaron al presidente de la Corte, Lorenzetti!. Y el 27 de abril del 2011 nos convocaron a una entrevista. Yo dije, “ésta es una oportunidad histórica para que los chicos tengan su voz”.
Preparamos la entrevista, solamente nos daban 15 minutos pero estuvimos una hora. Una chica se larga a llorar y le dice “qué bueno que nos ayude para mejorar nuestra situación”. La verdad fue extraordinario. Si yo lo hubiera pensado y organizado así no me sale. El doctor Lorenzetti dijo «Acá tenemos un testimonio directo de lo que está pasando en la cuenca» y a partir de ese momento fueron cambios muy grandes a nivel barrial. A las 48 horas estaban asfaltando la calle de la escuela.
Hoy no hay un pibe ni una piba con plomo en sangre en el colegio, asmáticxs, ni alumnxs con retraso madurativo. Esto fue un trabajo de hormiga, remar contra la corriente y contra muchos intereses económicos
(Alejandra) Nuestro trabajo de investigación empezó en una época donde ACUMAR[3] no existía, nosotrxs iniciamos la investigación solxs. Fuimos como un trabajito de Feria de Ciencias y no pensamos en todo lo que iba a derivar: convertirnos en un puente para que la gente del barrio empiece a luchar por sus derechos.
De la Feria regional pasamos a una etapa provincial en San Bernardo. ¡Estar en un hotel, que les sirvan la comida, que los atiendan!, a pibxs que no conocían el mar. De 150 escuelas quedamos en el puesto 12. Con nuestro trabajo “Dock Sud me mata”, por primera vez una escuela de la Región 2, de Avellaneda, y encima Primaria, llegaba a Termas de Rio Hondo.
Ahora me da risa, pero cuando llegamos vi que el mayor patrocinante era una empresa petrolera muy importante. Yo les decía “Cualquier cosa que tienen que decir me lo dicen a mí”, porque estaba sola, con pibxs de 11 años, a cientos de quilómetros de sus casas y yo lo último que quería era que se me pongan a llorar o a pedir que querían volver con la mamá. Pero el trato fue súper bien.
Esa Feria de Ciencias fue un camino de ida para mí como maestra. No pensé que un proyecto escolar se iba a transformar en lo que se transformó y en lo que todavía sigue siendo.
Cuando aparece ACUMAR, ahí se hizo visible la situación, y el Dock empezó a cambiar. Pero siempre nos propusimos -a nivel aula y a nivel institución- , no descuidar el proyecto, porque cuando uno lo abandona después se vuelven a repetir algunas cosas. Nos propusimos ir modificándolo, pero nunca perder de vista que se trabajaba por y para el barrio. Porque trabajando para el barrio es trabajar para lxs pibxs de la escuela y las familias.
(Claudia) Después le dije a Erlinda, “No basta que este proyecto quede acá en la escuela, ¿por qué no se lo llevamos al barrio?” Ella iba, una vez por semana, a la Red de Villa Jardín, se los planteó, la gente del barrio nos dijo que sí y, bueno, hicimos nuestra primera salida al barrio con pancartas, banderas verdes, sumamos todas las escuelas e hicimos un abrazo a la plaza que era un basural gigantesco a cielo abierto. Así fuimos saliendo año tras año, todos los 5 de junio. Tuvo mucha repercusión todos estos años de trabajo en el barrio, se hicieron 200 viviendas, hicieron una Unidad de Pronta Atención, construyeron una Unidad Sanitaria Ambiental, después se creó el polo educativo, y después el puente que une Lanús con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. O sea fue un impacto tras otro
(Alejandra) Cuando lo del Dock ya había sido visible, y se estaba trabajando, ¿qué podíamos hacer ahora por el barrio? Como tenía basureros, lugares intransitables, empezamos a recuperar espacios para lxs vecinxs. Y esas ideas llevarlas a la escuela; hacer jardines colgantes, que lxs pibxs con un pedazo de tierra en su casa pudieran tener su huerta. Hasta el 2013 se trabajaba en 6to, el proyecto pasaba de generación en generación de alumnxs; lxs del año anterior venían y contaban sus experiencias, lxs de ese año lxs recibían entusiasmados. En el 2014 la escuela pasa a ser de jornada completa, y por nuestra trayectoria en medio ambiente se decidió que como proyecto institucional se trabajara investigaciones escolares relacionadas con medio ambiente. Este proyecto entonces pasó a llamarse “Dock Sud, mi lugar en el mundo”. Hoy no hay un pibe ni una piba con plomo en sangre en el colegio, asmáticxs, ni alumnxs con retraso madurativo. Esto fue un trabajo de hormiga, remar contra la corriente y contra muchos intereses económicos. Nosotros no nombramos empresas. En el polo petroquímico tenés un montón de empresas conocidas, que aportan muchos subsidios. Cuento algo: una de las actividades que tenía como maestra, una vez por año, era hacer un zafari fotográfico; salíamos de la escuela con cámara digital, de rollo de celular, de lo que teníamos, y caminábamos hasta Villa Inflamable, cuando era calle de tierra, y volvíamos llenxs de tierra. Cuando te ibas adentrando en Inflamable, en alguna sociedad de fomento o en una escuela se veía un cartel que decía “Gracias…(Empresa)”. Mis alumnxs decían: ¿Cómo que le están agradeciendo? Entonces la Directora les contaba, que para el día del niño habían donado golosinas. Marcelito que era el más protestón pero que se había cargado el proyecto al hombro decía, “¿A vos te parece, que porque les regaló golosinas le agradecen? Va a ser muy difícil trabajar contra esto”.
Tuvo mucha repercusión todos estos años de trabajo en el barrio, se hicieron 200 viviendas, hicieron una Unidad de Pronta Atención, construyeron una Unidad Sanitaria Ambiental, después se creó el polo educativo, y después el puente que une Lanús con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. O sea fue un impacto tras otro
Lxs pibxs no tienen filtro, por eso les tienen miedo. Cuando empezamos a investigar lo primero que hizo esta empresa fue cortarnos los subsidios; tampoco nos invitaron más al lunch de gala una vez por año, porque lxs pibxs preguntaban: “¿Por qué nosotrxs venimos así y ustedes están con mameluco, barbijo y las caras tapadas porque no pueden respirar?”. Yo les decía que no había que desanimarse, son los riesgos que hay que correr cuando uno quiere mostrar esta realidad, hay que luchar contra los grandes intereses económicos.
(Claudia) Todo ese tiempo fui muy feliz porque pudimos salir de una manera pura por el reclamo de una plaza digna, de un barrio digno; pero después las cosas cambiaron. Cuando uno hace ruido pasan cosas… Yo empecé a tener otro tipo de presiones y sufrí persecución política. Una madre me acusó de que yo hacía política partidaria en la escuela. Eso a mí me hizo muy mal; vinieron las autoridades, tuve que pasar por la situación de que a lxs chicxs les pidan las carpetas y que revisen hoja por hoja. Nunca encontraron nada porque yo no hago política partidaria, siempre lucho por el derecho de lxs chicxs. Pero eso a mí me afectó muchísimo. No pude volver a estar como antes.
(Alejandra) Antes pasabas por el Dock y era un lugar triste, una nube gris cubría todo el cielo. Hoy es lindo el Dock, siguen estando las chimeneas, las “cebollas” -como dicen mis alumnxs, porque son tanques con forma de cebolla-, pero está todo controlado; hoy lxs vecinxs sienten que se lxs está cuidando. Siempre hay cosas para hacer, pero hay alguien que controla. Hacer educación ambiental no es pintar una lata y convertirla en un lapicero. Hacer educación ambiental es convertirte en militante, sin ser de un partido político; es militar para el ambiente, porque tus pibxs están inmersxs en esa situación. Nunca lo tomé como que estábamos presentando un proyecto de protesta, sino que estábamos queriendo mostrar una realidad, hacerla visible para que nos den una mano. Y trabajar para el barrio, que es donde está la escuela y las casas de lxs alunxss. Está bueno que la gente que empieza a trabajar proyectos ambientales el año que viene, sepan que si nosotrxs sin ningún recurso pudimos llevar adelante y lograr tantas cosas, era necesaria una ley ambiental. Es importante trabajar con estudiantes de primaria y secundaria, que se conviertan en agentes multiplicadores, porque muchas veces tenemos familias que no tuvieron acceso a una educación, y son lxs mismxs pibxs los que van a las casas y divulgan este cambio de mentalidad.
Hacer educación ambiental no es pintar una lata y convertirla en un lapicero. Hacer educación ambiental es convertirte en militante, sin ser de un partido político; es militar para el ambiente, porque tus pibxs están inmersxs en esa situación
(Claudia) Espero el año que viene retomar Guardianes y poder sentir esa libertad de poder trabajar sin sentirme que me están ahogando. Porque siempre lo que yo hice lo hice con amor y lo hice para mejorar la situación de lxs chicxs. Y de hecho se logró. ¿Qué me gustaría?, poder enseñar a docentes porque tengo muchos años de recorrido en territorio, aprendí muchísimo. Tuve aciertos, errores, debilidades, fortalezas, pero me gustaría poder llevar este conocimiento a muchxs docentes para que se animen a trabajar la educación ambiental que es hermosa. De hecho me estoy formando en la Facultad, estoy haciendo la Licenciatura en Ambiente. Sueño que en algún momento pueda llevar esta experiencia a otrxs docentes.
(Alejandra) En la reunión de área que tuve hace poco nos dijeron que con la nueva Ley de Educación Ambiental, en el 2022 todas las escuelas van a tener que trabajar un proyecto ambiental relacionado con ACUMAR. Y yo voy a ser la referente del distrito.
[1] Estas experiencias fueron presentadas en el marco de la Cátedra Libre “Educación y ambiente: desafíos y oportunidades”, organizada por Unipe – Suteba y y en la que participan el ISFD N° 1 de Avellaneda y el ISFD N° 49 de Brandsen.
[2] Mediante una acción de daño ambiental colectivo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2004, un grupo de vecinos encabezado por Beatriz Mendoza, una asistente social que trabajaba en Barrio Inflamable, reclamaron judicialmente la recomposición del ambiente de la Cuenca Matanza Riachuelo demandando al Estado .
[3]Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo