DIMENSIONES ANIMADAS

Entrevista con Sergio Armand

1175

Que el primer largometraje animado del mundo no haya sido, como suele contarse, “Blancanieves y los 7 enanitos” sino “El Apóstol”, realizado en Argentina, en 1917, es parte de lo que este documental, realizado por Sergio Armand, cuenta sobre el cine de animación en nuestro país. Su historia, las huellas de los pioneros, los grandes maestros y el panorama de la animación independiente de hoy  podrán verse el domingo 22 y lunes 23 de agosto, en la plataforma Cine-Ar TV.

737: ¿Qué es Dimensiones animadas?

Sergio Armand: Es un documental motivado por el amor por el cine de animación y el cine argentino. También por un amor por la historia de ese cine y por los pioneros que fueron dejando huella. Hay gente conocida y gente no tan conocida. Gente hoy famosa como Quirino Cristiani que realizó el primer largometraje animado del mundo, en 1917, que fue El Apóstol, una suerte de sátira a Hipólito Irigoyen. Fue una película producida por otro pionero, Federico Valle, un hombre que estuvo emparentado a los hermanos Lumiere y que lo bancó a Quirino con este largometraje después de pedirle que realizara pequeñas caricaturas y cortos animados para sus “Actualidades Valle”, que era el noticiero que salía en el cine, acompañando las películas. Le costó bastante a los investigadores e historiadores – uno de los más conocidos fue Giannalberto Bendazzi – sacar a la luz esta historia para correr de eje la creencia de que “Blancanieves y los 7 enanitos” en 1938 fue el primer largometraje animado. Pero también el documental está motivado por cosas como la animación y el dibujo de historieta que me gustaron de chico. Y surge gracias a la educación pública, a la Universidad de Buenos Aires, a la Facultad de Ciencias Sociales que es donde me formé y donde soy docente. Y al grupo UBACYT que  dirige Susana Sel que me dio la posibilidad y las herramientas para poder hacer este documental. Fue bastante a pulmón, llevó un poco más de 7 años la realización. El documental acompaña todo el trabajo de investigación que fuimos haciendo y que fue publicado en libros para divulgar otras cosas que tienen que ver con el cine de animación: los modos de producción, qué pasa con el cine independiente, con la industrialización, con las tecnologías digitales, qué  transformaciones se dan, qué pasa mundialmente, etc. Pero yo sentía que tenía que tener un correlato audiovisual porque hablar de cine y no hacer cine al mismo tiempo es algo que se sufre. Tuvo algunos formatos previos de ensayo, en forma de piloto de serie televisiva, y en algún momento decidí que fuera un largometraje.

737: ¿Qué cuenta la película?

Sergio: Relata cómo fue la historia de la animación nacional desde sus inicios y hace un foco particular en animación independiente, en las escuelas de animación y en la gente que ha experimentado. Quedó para un siguiente documental lo que se hizo comercialmente. Por ejemplo, toma a Quirino Cristiani, como un pionero experimentador; a Víctor Iturralde que fue otro gran experimentador y divulgador con su cine club infantil en esas mañanas de sábado en Canal 13; a Luis Bras, que hizo más de 300 cortos animados publicitarios en Rosario, donde generó la formación de muchos talentosos artistas, y ahí surge, de la mano de Pablo Rodríguez Jáuregui, la Escuela para Animadores de Rosario. Se toca la vida de Caloi, también un gran divulgador de la animación de todo el mundo. Y después se ancla en los artistas de hoy, que trabajan en algunos casos solos, en horarios en que el trabajo se los permite, apartándose un poco del circuito comercial. Se cuenta cómo los artistas de hoy, con toda la tecnología a disposición, maman de esas fuentes originarias.

la película Relata cómo fue la historia de la animación nacional desde sus inicios y hace un foco particular en animación independiente, en las escuelas de animación y en la gente que ha experimentado. Quedó para un siguiente documental lo que se hizo comercialmente

737: ¿Te resulto fácil encontrar el material, digamos tu materia prima?

Sergio: Hubo mucha generosidad de la gente que pude entrevistar. En el caso del material más actual, todos me otorgaron material original. Hubo material que pudo recuperar el Museo del Cine y hay cosas que están perdidas. De hecho, el material de El Apóstol no existe, solo sobrevivieron algunos recortes. Sí se encontró un material de making off del siguiente largometraje que hizo Cristiani sobre Hipólito Irigoyen, que es “Peludópolis” que lo hizo en el 30, y que habría que decir también que es el primer largometraje sonoro del mundo. De ese largometraje sobrevivió un pequeño momento del material, que se pudo rehacer para ver cómo quedaba, era algo como Irigoyen cantando. Por otro lado, yo siempre fui de condición humilde, tuve videocasetera mucho más tarde que los demás, tuve televisor color 10 años después que toda la gente; entonces yo pedía, cuando veía que iban a pasar algún material, que me lo grabaran e iba almacenando material. También acumulo, de cuando era adolecente, cosas en súper 8 que compraba en el parque Rivadavia. Hubo un cortometraje de Dante Quinterno, “Upa en apuros”, que fue un largometraje que no pudo ser, porque la Guerra bloqueó la posibilidad de encontrar material fílmico y hubo que trabajar con lo que se tenía; yo llegué a tener de los laboratorios Alex una versión muda de una secuencia de ese corto que era la pelea de Patoruzú con el gitano Juanillo. También tengo una versión de Mafalda, no la que hizo Juan Padrón que estuvo en coproducción con España, sino las que daban en Canal 11 en la década del 70, que a Quino mucho no le gustaba; encontré una versión doblada al neutro, como para el exterior. Bueno, ayudó mucho la digitalización. En un momento todo el material fílmico encontrado se empezó a digitalizar. Entonces era mucho más fácil poder contar con eso. Pero todavía queda mucho por encontrar. Con Héctor Cristiani charlamos de que en alguna lata de leche en polvo, en algún lugar, va a aparecer algo de El Apóstol, seguro. Y habrá que ponerlo a disposición de la gente, que es la primera misión que uno tiene con estas cosas. No quedarse con el material sino convertirlo en un acervo cultural para todos.

737: ¿Por qué no se han conservado las películas?

Sergio: Tenemos una gran pérdida de nuestro acervo histórico, las películas se vendían para hacer peines. Porque no se pensaba en el futuro, no es éste un país que haya pensado en la conservación. Hay una cuestión cultural de la sociedad y por otro lado depende de las políticas de conservación, que en Argentina casi no ha habido antes. Dependía exclusivamente de la cinemateca o de la gente que hacía las restauraciones del material. Yo pude ver “Apenas un delincuente” de Hugo Fregonese en 35 mm, gracias a este trabajo de restauración. Ahora están haciendo restauración en digital, que es diferente; siempre es más confiable el celuloide que dura 100 años; claro, si tenés una buena copia y lo guardás bien. En la secundaria, cuando era adolescente, fui a la Warner a alquilar una película para hacer una proyección y juntar plata para el viaje de egresados. Recuerdo el ruido de los golpes de las latas en un sótano, y que había un calor increíble, parecía que estaba la caldera ahí abajo; bueno, ahí tenían las latas de las películas.

La gente entra a preguntar, ¿se puede conseguir esto?, ¿dónde se puede ver? Se van haciendo algunos puentecitos que llevan a poner en valor la idea de que hay que acceder al material, hay que conocer cómo fue esta historia.  Para aportar a eso es Dimensiones Animadas

737: ¿Y cómo ves la situación actual?

Sergio: Creo que hay una curiosidad mayor en la gente joven por el cine en sí, por el cómo se hace, por la trastienda. El cine de superhéroes hace que uno inevitablemente vaya a la primera historieta de Batman, o que busque cómo eran las series de televisión de los 70 u 80. La gente entra a preguntar, ¿se puede conseguir esto?, ¿dónde se puede ver? Se van haciendo algunos puentecitos que llevan a poner en valor la idea de que hay que acceder al material, hay que conocer cómo fue esta historia.  Para aportar a eso es Dimensiones Animadas. La historia, las huellas de los pioneros y de los maestros, la formación, los docentes, cómo está el animador independiente hoy, qué se ve, qué abanico de diversidad hay, cuáles son los festivales, son algunos de los temas que el documental trabaja. El cine de animación no es un género, es un arte; sobre eso trata.

Sergio Armand es licenciado en Ciencias de la Comunicación y doctorando en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Investigador, periodista, realizador de documentales, audiovisuales educativos y cine de animación. Es docente de Taller de Expresión Audiovisual en la carrera de Comunicación en la FSOC UBA. Coordinó proyectos de alfabetización audiovisual con escuelas y jardines. Autor del libro «Radio, lienzo sonoro» y profesor titular de Radio en distintas universidades, presentó ponencias en congresos, jornadas y y ha publicado artículos sobre fenómenos de la comunicación, cine y medios en distintas revistas internacionales. Es co-compilador de varios libros de la especialidad cinematográfica y fue jurado en distintos festivales y concursos de cine del país. Sus cortos animados «Demasiado Tímido», «Homenajes Animados» y «Por su bien» fueron seleccionados en distintos festivales locales e internacionales. Es productor, guionista y director del largometraje Dimensiones Animadas (2018) invitada y seleccionada en distintos festivales y eventos de Argentina y Latinoamérica.