CUANDO VOLVAMOS, VOLVEMOS CON TODO

La voz de lxs docentes de Inicial

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Sobre lo impensado -y sus consecuencias en el cotidiano trabajo de seguir educando a sus alumnos de Jardín- 737 conversó con cuatro docentes del nivel Inicial. Natalia, Marina, Yanina y Daniela cuentan vivencias, preocupaciones y expectativas que surgen de su trabajo en diferentes realidades.

Un viernes cerramos la escuela, pensando que íbamos a volver el lunes y nunca volvimos. De entrada, no pensábamos que iba a ser para tanto

Yanina

“Empezamos la cuarentena tímidamente, con entregas de actividades sueltas, porque no teníamos idea de cómo se iba a ir desarrollando la situación. Después surgió la necesidad de reelaborar nuestro proyecto institucional, que estaba dedicado a la literatura. Pensamos en una biblioteca ambulante, que vaya visitando todas las casas, coincidiendo con la entrega de los módulos de mercadería. Entregábamos una caja con cuentos y el chico que la recibía tenía una cantidad de días para verlos y disfrutarlos. Tenían que elegir uno, hacer alguna producción y anotarlo en su ficha de lector. Los chicos estuvieron entusiasmados, los padres no tuvieron problema de sumarse a llevar y traer las cajas. Como nos dio tantas satisfacciones armamos otra caja con los juegos que tendrían que haber jugado si hubiesen estado en el jardín. Lo pensamos desde un lugar más emocional, para que tengan acceso a sus cosas”. (Marina)

“La continuidad pedagógica se da por medio de wsp -hicimos así incluso reunión de padres- porque no tenemos la posibilidad de otras plataformas. La mayoría de las familias tienen un teléfono que comparten entre todos y algunas se conectan cuando pueden cargar saldo con tarjeta. La conectividad a veces es escasa, así que recibimos mensajes desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche, en los momentos que ellos pueden. Obviamente saben que nosotras estamos siempre disponibles y nos alegramos cuando recibimos sus respuestas”. (Natalia)

“Estamos imaginando y tratando de planificar la vuelta. Nadie sabe qué va a pasar. Tampoco sabemos si las mamás se van a animar a llevar a los chicos”. (Yanina)

“Desde el principio tuvimos la idea de que las propuestas sean de todo el jardín; no dividido en secciones sino un jardín que llega a las casas. Primero armamos grupos de wsp, en donde estábamos comunicados con las familias desde el equipo de conducción. Pasando los días y viendo la necesidad del espacio íntimo de la sala que tienen los niñes con sus maestras, éstas se incorporaron a los grupos. Funciona en un determinado horario. Las propuestas están en una página del jardín, junto a cuentos, juegos, propuestas de ESI, un espacio informativo, y otro donde incorporamos las fotos y mensajes que nos envían a través de los celulares. También compartimos las propuestas del nivel -los “Cuentos que viajan” y “Soplo de colores”- que enriquecen el ofrecimiento cultural del jardín”. (Daniela)

“Las familias se acercan a cortar el pasto, a ver si pasó algo, si alguien abrió algo, a observar que este todo en su lugar. Nadie les dice, es porque aman la escuela y siempre van a mantenerla. Los auxiliares también, hay una que vive cerca así que cada tanto va a la escuela a ver cómo esta todo”. (Yanina)

“Este momento nos enseñó a valorizar el acompañamiento de las familias. Entramos a sus casas y podemos conocerlos más, comprenderlos, y contextualizar mejor aún lo que queremos enseñar”. (Natalia)

“De todo esto nos llevamos cómo pensar una propuesta que dé cuenta de un jardín común. Las familias están pudiendo ser parte de nuestras propuestas. Muchas veces los invitábamos a un taller o a una reunión y quedaba ahí. Ahora ellos pueden incidir, poner miradas sobre lo que pensamos las y los docentes del jardín. En lo tecnológico a todos nos aggiornó; estamos aprendiendo mucho. Creo que el mayor ejercicio y aprendizaje que nos está dando este período es la escucha y el trabajo en equipo. Para una nueva “normalidad” nos va a venir bien este trabajo que pudimos hacer”. (Daniela)

“Cuando viajamos a entregar mercadería y los materiales, sentimos que las familias y los niños nos esperan con presentes, dibujitos, una torta, nueces. No importa el valor, importa la acción. Saber que se acuerdan de sus docentes y que están con ganas de volver al jardín, como nosotras”.(Marina)

“Para mí, lo más importante, creo, es cuando entregamos el modulo alimentario, porque es un momento de encuentro con las familias. Aunque sea con la mirada saber cómo están, si necesitan algo; ellos pueden plantearnos alguna situación que quizás por el wsp no se animan a contarnos. También hacemos entrega de “un poquito de jardín”, unas semillas para que puedan plantar en sus macetas o en su lugar de tierra. Que una parte de jardín llegue a cada casa también es parte de nuestra propuesta, de seguir tejiendo vínculos, sostenernos, que el aislamiento físico no haga un distanciamiento social ni vincular, sino que sigamos haciendo jardín”. (Daniela)

“La relación en el grupo docente es bastante fluida. Como todos, tuvimos altibajos pero por suerte todo el grupo fue acomodándose para dar respuestas a las cosas que surgían. Nos ayudó la organización en reuniones virtuales por zoom, donde más allá de volcar las propuestas que cada uno tenía, sirvió para liberar tensiones y angustias y contar cómo vivíamos esta situación”. (Marina)

“La vuelta para nosotras es muy incierta ya que no tenemos espacio en la escuela, contamos solo con una sala y compartimos los baños con la primaria. Cuando volvamos retomaremos lo que trabajamos, para afianzar las propuestas y realizar nuevas. Y mientras seguiremos buscando estrategias para no perder el vínculo y llegar de la mejor manera posible a todas las familias”. (Natalia)

“Esto de poder hacer zoom, videollamadas, es fundamental para poder activar la participación de todos. Escucharnos, entendernos, armar una conclusión entre todos, es algo que antes no sucedía. Por ejemplo, no es fácil trabajar con docentes de otras escuelas. Pero poder hablar con otros docentes  y armar el protocolo de vuelta, entender que esta escuela cumple perfectamente con el protocolo y la otra no, ser solidario y aceptar que esto puede llegar a suceder, es importante. Espero que esto pase rápido y que nos una como personas”. (Yanina)

Cuando volvamos, volvemos con todo

Yanina

Mensaje de Haydeé Kazieczko – Secretaria Gremial de Educación Inicial – SUTEBA

Yanina Rodríguez, tiene 34 años y hace dos tuvo la posibilidad de titularizar su cargo como preceptora en el JIRIM 1 de Arroyo Caracoles, de San Fernando. “Es un jardín chiquito, somos poquitos, una familia. Y damos todo por el jardín. La isla es un desafío todos los días. Puede ser que el agua esté baja, esté alta, haya neblina… Nunca se sabe cómo va a empezar y a terminar el día”
Daniela Sposato es profe y licenciada en Educación Física, y Vicedirectora del jardín 926, de Ciudad Evita, La Matanza.  “Una zona bastante olvidada, en donde muchas familias fueron poblando y superpoblando el barrio, con lo que se hace a veces difícil que las necesidades estén cubiertas para todos y todas”.

Natalia Felipe, tiene 38 años y trabaja en el JIRIMM 4 del paraje El Chajá, partido de Brandsen. “La idea era que nos iban a construir aulas y baños, porque compartimos las instalaciones con la escuela primaria y la matrícula que tenemos -treinta niños de quintas y algunos de barios cerrados cercanos- ya supera lo que debería tener un JIRIMM. Pero bueno…”
Marina Gauna es Directora del JI 905, en el Río Carabelas, San Fernando. “Tenemos una única sala, con 14 niños. Nuestro horario es de 10 a 14.30, así que los niños desayunan y almuerzan. Al jardín se puede acceder por medio de lanchas y hay un camino por auto; la mayoría de los alumnos tienen acceso a ese camino, tienen algún vehículo, moto, camioneta, y pueden acercarse unos a otros”.