ABRIR LA PUERTA Y A JUGAR

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¿Qué herramientas les damos a lxs docentes -o a lxs médicxs, a lxs trabajadores sociales, a los que trabajan en los comedores- para poder armar un dispositivo lúdico?  El maestro y especialista en juegos y Ludotecas Miguel Roldan propone preguntas y reflexiones y nos hace una invitación a jugar en la escuela.

Sin haberlo previsto, el pasado 28 de mayo, Día Internacional del Juego, entrevistamos al compañero Miguel Roldán. Desde su formación inicial como maestro de grado y profesor de Plástica, fue desarrollando una larga trayectoria de experiencias y de investigaciones que lo ubican entre los referentes en ese aún desafiante campo del juego en la educación.

737: ¿Miguel, cómo fueron los comienzos de este recorrido?

Miguel Roldán: Me fui especializando en el tema del juego cuando empecé a trabajar en la Escuelita 92, de Laferrere, allá en La Matanza. Estoy hablando de los años 80. Y estoy hablando del patio de la escuela. En la escuela hay un problema que es el recreo, es como tierra de nadie, lxs chicxs salen, las maestras y maestros salen y ahí se juegan ciertas cosas. El patio de la escuela es como un centro de poder, están los que ocupan el centro y los que están en los costados, los tímidos. Bueno, empezamos a instalar espacios. Con Laurita Torre –la que es hoy dirigente de Suteba y que era mi compañera de área en sétimo grado- empezamos a armar la radio. Como no había biblioteca leíamos cuentos y en un sector del patio poníamos libros y los chicos se sentaban a leer; en otro sector había juegos. Me acuerdo que otro compañero, Osvaldo López Rey, armó un taller de carpintería y se construían juguetes. Como venía de la formación en recreación, trabajando en campamentos, la directora me dice “Miguel, ¿por qué no empezamos a pensar qué pasa con el juego en la escuela?” Una vez por mes nos reuníamos el equipo docente y ella me pidió que cada reunión la iniciara con un juego. Ahí empezamos a ver, a descubrir, que el juego, en educación, también puede ser una estrategia de conformación de los equipos de trabajo. “¿Tenés algún libro que podamos recomendar?” me preguntó.  Y compramos Juegos y trabajo social de José David, y conseguimos el material de CEDEPO sobre educación popular que trae juegos que tienen que ver con la reflexión y la construcción de lo grupal. Yo inicié la reunión los dos primeros meses y luego cada docente se iba haciendo cargo de armar un juego. Así nos fuimos formando. Descubrí el valor de jugar por jugar, el juego como recurso para trabajar algún contenido y también el juego como estrategia en la conformación de los equipos de trabajo.

Para la escuela el juego es un diamante, porque  el diamante tiene facetas. ¿Yo puedo aprender jugando?, sí. Cuando vos le decís a un niñx ¿vamos a jugar? se le abren todos los poros, pone todos sus sentidos. si le decís vamos a estudiar medio que se endurece

737: El juego no era en ese momento algo que se relacionase con la escuela…

M.R.: Uno dice juegos y lo primero que asociás es con niñxs.  ¿Y dónde están lxs niñxs? La mayoría están en la escuela, pero resulta que en la escuela no hay juegos. ¿Por qué no entra el juego en la escuela?, porque en la formación inicial no lo tuvimos. Yo me formé como maestro en el Mariano Acosta y después hice cinco años de la carrera de Bellas Artes y no tuve nada que tuviera que ver con el juego. Dice Tonucci que el juego es lo que les permite a lxs niñxs aprender a vincularse, a conectarse con el mundo, a descubrirlo. Nos formamos para trabajar con chicxs y no nos dieron herramientas para trabajar con el juego. Así que empecé a profundizar en todo esto, después hice la carrera y como simultáneamente trabajaba en recreación yo iba y venía permanentemente entre la teoría y la práctica.

737: ¿Cuál es hoy la situación?

M.R.: Esta sociedad de consumo que vivimos valora el juego pero lo usa para venderte, te forma como consumista; es la mejor estrategia que tiene. Por eso, lxs que trabajamos desde el juego ofrecemos talleres de construcción de juegos y juguetes para que el niño y la niña sean lxs protagonistas, tienen que decidir a qué y con qué quiere jugar, no que la sociedad de consumo lo absorba y le diga qué es lo que tiene que hacer. Hoy el juego se utiliza en las áreas sociales, en psicología, en salud. Yo participo en el Hospital Piñero de la formación de  ludotecarios hospitalarios. Ellos comprendieron la importancia de jugar como cuestión vincular. Ahí aprendí que no hay nada más sano que un chico jugando. El año pasado, en plena pandemia, desde SUTEBA me dijeron: “los maestros atienden a los hijos de los demás pero están en sus casas, ¿nos podés preparar algunas dinámicas para que ellos se vinculen con sus propios hijos?” Así que armé un proyecto que se llamó la Caja de herramientas Lúdicas, donde cada familia podía construir una caja donde guardar algunos juegos, un mazo de cartas, por ejemplo. ¡Cuántos juegos podés hacer con las cartas! Se trata de recuperar los juegos populares y si está el abuelo recuperar la transmisión cultural de los juegos que se trasmiten de generación en generación.

737: ¿Cómo ves la relación entre el juego y la tecnología?

M.R.: Es verdad que hoy el chico juega más a la play que a las bolitas, pero son dos capacidades diferentes No me pongo en contra de lo tecnológico, pero ¿cómo hacemos para buscar el punto de equilibrio? Porque los dos desarrollan capacidades y habilidades que la escuela tiene que incorporar. Me gusta decir que un juego es una herramienta de “alta tecnología” porque permite el vínculo con el otro, permite aprender y conceptualizar desde la acción y la reflexión. Y digo también que hoy el juego es el antivirus porque genera la alegría, el placer, la emoción de estar con otrx . Desarrolla una serie de capacidades y habilidades que potencia al ser humano. Y no solo al individuo sino al grupo y a las instituciones.

737: ¿Por qué el juego en la escuela?

M.R.: Para la escuela el juego es un diamante -perdón si exagero pero soy un apasionado- porque  el diamante tiene facetas. ¿Yo puedo aprender jugando?, sí. Cuando vos le decís a un niñx ¿vamos a jugar? se le abren todos los poros, pone todos sus sentidos -zona de desarrollo próximo dice Vigotsky- si le decís vamos a estudiar medio que se endurece. ¿Puede ser el juego una estrategia didáctica?, sí. Pero no hay que abusar de esto, porque yo me acuerdo cuando empecé la docencia no podías contar cuentos si no era para trabajar un contenido escolar. Fue mucha lucha para conquistar que pongan un cartelito que diga “Hora de cuentos”. Ahora estamos peleando para que en la escuela aparezca la Hora del juego. Porque el juego fortalece las capacidades individuales, fortalece el clima grupal y fortalece el trabajo comunitario. Hace años que vengo trabajando en esto. Y lo hicimos desde el SUTEBA, a través de la revista La Educación en nuestras manos donde se hicieron propuestas de cómo trabajar el juego en el patio, en el campamento, en las reuniones. Recuerdo que en el primer artículo que escribí para la Revista decía “saquemos el juego de la clandestinidad”. Porque la maestra va caminando adelante y los chicos atrás están jugando con las figuritas, jugando a las bolitas; cuando la maestra se da vuelta esconden los juegos. Hay que blanquear  las cosas, los chicos tienen ganas de jugar y aprenden jugando. Pero tenemos que dar fundamentos al docente para que no se sienta mal. Hay que darle marco conceptual, metodología y acción. Porque la escuela es el lugar de la acción.

el juego fortalece las capacidades individuales, fortalece el clima grupal y fortalece el trabajo comunitario

737: ¿Está el juego presente hoy en la formación inicial?

M.R.: Yo terminé mi carrera docente en un profesorado dando la materia juego. La primera materia de juego apareció en el nivel inicial, después ya apareció como un Taller donde podían participar los estudiantes de primaria. Hoy hay muchísimos libros vinculados con el juego, ponés en internet “juegos, juegos cooperativos, juegos de grupo” y no te alcanza el tiempo para leerlos. Pero, ¿qué herramientas les damos a los docentes -o a los médicos, a los trabajadores sociales, a los que trabajan en los comedores- para poder armar un dispositivo lúdico?  Te doy una metáfora, metáforas lúdicas las llamamos. ¿Qué pasa si yo me recibí en Grecia, donde están las musas, el teatro, la oratoria… pero tengo que ir a trabajar a Egipto que está lleno de momias? Perdón la comparación, pero, en relación al juego, a veces la escuela tiene lo instituido y lo institucional que es bastante duro. Porque el mandato social es que a la escuela se va a aprender, no a jugar. ¿Cómo hacemos para que ese maestro que se formó llegue a la escuela donde quizás tienen esa concepción tan dura sobre el juego y pueda llevar adelante lo que se propone? Por suerte fuimos ganando espacios. ¿Por qué? Porque tratamos de ir a la institución, porque una cosa es lo que te pasa a vos con el juego como persona y otra como profesional en una institución. ¿Cómo trabajamos lo institucional? Es lento este armado pero llega, hay juegotecas en las escuelas, hay dispositivos lúdicos, cosotecas. La clave es que el equipo de trabajo pueda reflexionar, discutir y establecer un proyecto de juego. La Ley de Educación Nacional 26.206 establece el juego como contenido. Ahora, una cosa es que salga una ley y otra que cambie la realidad. Hay que trabajarlo con el equipo docente y con la comunidad. Por eso proponemos juego y trabajo comunitario. Porque el juego es de la humanidad, es parte de la cultura humana.

737: ¿Cómo empezar un trabajo con el juego en las escuelas?

M.R.: La primera invitación que hago cuando voy a una escuela es “armemos el museo espontáneo de juegos y juguetes”. Les pido, como quince días antes, que para la reunión tienen que venir con un juguete de su infancia o de sus hijos o de sus nietos.  Alguno dice “Uy, yo vivía en Chaco, tengo que llamar a mi mamá que ella lo tiene, que me lo mande” o “Yo se lo regalé a mi nieto y tengo que ir a buscarlo”. Ya están pensando en la importancia de jugar; a eso lo llamamos trabajar con la memoria emotiva. Estamos trabajando con la matriz lúdica del docente. Y  esta matriz lúdica es como el primer escalón. Ya está comprobado que la juegoteca es un espacio cultural y escolar. Hay que invitar al docente y a las instituciones a que abran esta puerta, interna y externa, para que entre el juego.

Yo lo defino como un poncho, uno lo ve del lado de afuera y es hermoso y uno lo ve del lado de adentro y ve todos los hilitos. En esa trama está el juego.

737: Complejo proceso, ¿no?

M.R.: Yo lo defino como un poncho, uno lo ve del lado de afuera y es hermoso y uno lo ve del lado de adentro y ve todos los hilitos. En esa trama está el juego. No es sencillo, por eso digo que es una herramienta de alta tecnología que hay que investigarla. En esta trama están el niño, la familia, lo instituido, el equipo docente, los directivos, juegos y juguetes, la sociedad…  Hay que conocer y empezar a trabajar con esos hilitos y a tejer esa trama. Pero que el docente y la comunidad sean los protagonistas para armar este poncho lúdico. Un poncho armado a partir de reconocer el derecho de lxs chicxs a jugar y a elegir con qué jugar. Los adultos, los maestros somos los garantes. Tenemos la responsabilidad de formarnos para que ese chico pueda satisfacer su necesidad de jugar. Ya alguien dijo que donde hay una necesidad hay un derecho.

Miguel Ángel Roldan es Profesor de Enseñanza Primaria, Profesor Nacional de Dibujo, Ludoeducador con la especialidad en Juego y juegotecas. Coordinador de la Diplomatura “Diseño y gestión de ludotecas educativas y comunitarias” UTE-CTERA-UMET. Se desempeñó como Consultor y Capacitador docente en IIPE UNESCO; UNICEF y O.E.I entre otras instituciones educativas.