EL GRITO DE LAS QUE NO TIENEN VOZ

Reportaje a Analía Gordillo

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“El arte textil permite decir de otra manera lo que se silencia porque incomoda o duele”. Analía Gordillo cuenta a Siete3siete cómo a través de un “libro textil” intentó desafiar al olvido y construir memoria de las movilizaciones feministas desarrolladas en la ciudad de Punta Alta.

Siete3siete: ¿Cómo llegás al arte textil?

Analia Gordillo: Vivo en Punta Alta, soy profesora de historia y trabajé durante muchos años en escuelas de mi ciudad en diferentes niveles. En los últimos años de mi carrera, tuve un problema de voz y no pude seguir frente al aula, pero continué con otras actividades administrativas en la escuela. Durante toda mi carrera docente me enfoqué mucho en el aspecto racional y no pude dedicarle tiempo a lo que tiene que ver con lo artístico. Es como que lo tenía separado de mi vida, aunque siempre tuve un interés por el arte. Pero, bueno, uno llega de la escuela y continúa corrigiendo, planificando, preparando cosas. O sea, aparte de la familia, es la vida dedicada a la docencia. Cuando empecé a tener menos carga horaria y de trabajo, comencé a mirar con otros ojos el mundo del arte. Esto coincidió con la pandemia. Comencé a hacer seminarios y talleres virtuales relacionados con el arte textil. Así conocí a mucha gente de diferentes partes del país. La mayoría se dedicaba a la docencia y en el tiempo libre realizaban este tipo de actividades. Empezamos a tejer redes y a armar grupos de trabajo. Durante dos años cursamos virtualmente estos encuentros. Y decidimos organizar una muestra textil que comenzó a recorrer diferentes localidades de la provincia de Buenos Aires.

se me ocurrió  hacer “El grito de las que no tienen voz”. Lo presenté como experiencia textil en la Mesa Memorias entramadas de resistencias y futuros en el Seminario Internacional Políticas de la Memoria Democracia 40 años, desarrollado allí

Siete3siete: ¿Cómo surge la idea de un libro textil?

A. G.: El año pasado tuve una invitación para participar en una convocatoria del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en la ciudad de Buenos Aires. En ese momento, se me ocurrió  hacer “El grito de las que no tienen voz”. Lo presenté como experiencia textil en la Mesa Memorias entramadas de resistencias y futuros en el Seminario Internacional Políticas de la Memoria Democracia 40 años, desarrollado allí. Este año, en el marco de las actividades del 8M, el libro se expuso en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Alberdi de mi ciudad.

Siete3siete: ¿De qué trata este libro?

A. G.: Refiere a las movilizaciones feministas desarrolladas en la ciudad de Punta Alta. Aborda una acción política que me incluye y también me excede. Evoca el pasado y lo resignifica. Pretende generar en lxs espectadorxs una reacción e intenta desafiar al olvido. Yo ya venía trabajando con el tema de las marchas feministas, rastreando información, buscando materiales, haciendo entrevistas… Quise entonces recuperar las imágenes de las primeras marchas que se desarrollaron en mi ciudad. Que fueron todo un fenómeno en una ciudad tan particular como la mía, en la cual hay poca participación, no se ve muy bien eso de salir a la calle a reclamar. Me pareció interesante que quede una obra textil que recuperara esos momentos.

Las imágenes expresan subjetividades disidentes que deciden salir del lugar preestablecido para manifestarse en las calles, despojadas del deber ser, de los cánones, de lo que el patriarcado espera

Siete3siete: ¿Cuál fue ese trabajo de recuperación?

A. G.: Me puse en contacto con personas que habían publicado, en sus páginas y en los medios de comunicación, imágenes sobre esas marchas. Fui eligiendo algunas que me parecieron las más representativas. Luego transferí esas imágenes en telas recicladas y apliqué en ellas bordados para poder reflejar lo que fue ese acontecimiento. Elegí cuatro imágenes para transferir las siluetas en tela de algodón teñida con tintes naturales y las bordé con hilo de coser negro. Las imágenes expresan subjetividades disidentes que deciden salir del lugar preestablecido para manifestarse en las calles, despojadas del deber ser, de los cánones, de lo que el patriarcado espera. Lejos de la sumisión y la moderación, ellas elevan la voz con consignas claras. Las imágenes son potentes, llenas de gestualidad capturada en un instante por el clic.

Siete3siete: ¿Cómo indagaste en el tema?

A. G.: Lo primero fue buscar información sobre el primer Ni una menos en los artículos periodísticos y en trabajos que habían realizado diferentes investigadorxs. Fui descubriendo lo que era el movimiento en sí. Y luego, cómo esto fue generando políticas desde el Estado, que buscaron resolver estas problemáticas y estos reclamos. También cómo en cada ciudad esta lucha tuvo una repercusión y hubo una movilización de las mujeres y las diversidades. Me pareció interesante hacerle entrevistas a compañeras que participaron en esas movilizaciones para ver cómo ellas lo habían vivenciado, qué habían sentido, si consideraban que habían sido positivas, si pensaban que era válido este grito femenino en la calle, si creían que participar de una marcha era volver a tomar protagonismo. Recopilé un montón de entrevistas y luego seleccioné algunas que son las que quedaron en un trabajo escrito, para que exista también un registro de esa memoria individual, la memoria subjetiva de cada una de estas mujeres, y que pueda entramarse con lo que es la memoria del feminismo en sí. Es retomar la idea de que lo que uno vive, al vivirlo con el otro, tiene un peso mayor en la tarea de construir memoria, que es lo que me interesa a mí a partir del arte.

Siete3siete: ¿Cómo entendés el arte?

A. G.: Considero que es una forma de expresar, de otra manera, cuestiones que a veces uno intenta pasar del largo, tapar o silenciar. Es decir, a través del arte, en este caso el arte textil, puedo expresar algo que quizás en ciertos contextos, como el nuestro, cuesta. Y alguien, al enfrentarse a esa obra, empieza a pensar sobre el tema, se hace preguntas, se puede replantear cuestiones que considera que son de una manera y al verlo, es como que entra en crisis. El arte textil tiene otra particularidad que es que en la elección de las telas y en la técnica que implementamos, hay toda una connotación. El bordar es agregar algo, un significado; elegir una tela particular tiene un sentido, no es cualquier tela la que elegimos; tiene una carga semántica mayor. El arte textil tiene una dimensión política. Técnicas y tiempo que se pensaron con un fin productivo ahora dejan de tener una funcionalidad práctica. El hacer implica poner el cuerpo, habitarlo y registrar memorias. Es un hacer íntimo que a la vez necesita salir al espacio público.

Siete3siete: ¿Qué recepción sentís que ha tenido tu obra?

A. G.: La repercusión fue positiva. Cuando presenté el trabajo, en Buenos Aires y en mi ciudad, lo que sentí es que ver esas imágenes provocó en el espectador algo, no pasaron desapercibidas. Uno dice, hay un libro, es una tela bordada, pero al pasar las páginas, al ver la parte de atrás del bordado, por ejemplo, -que es toda una serie de hilos mezclados sin una forma- te muestra lo que hay detrás de ese grito en la calle. Hay todo un significado detrás de esas telas. Y quedan en la memoria, porque uno las podrá ver dentro de muchos años. Además, hay allí personas que hasta las podés reconocer en la calle. Me pasó a mí cuando miraba las fotos: “¡Esta chica fue alumna mía!, está con el bombo” Qué maravilla, ¿no?, que quede  expresada en una obra para futuras generaciones, para el futuro.

Técnicas y tiempo que se pensaron con un fin productivo ahora dejan de tener una funcionalidad práctica. El hacer implica poner el cuerpo, habitarlo y registrar memorias. Es un hacer íntimo que a la vez necesita salir al espacio público

Siete3siete: ¿Cómo fue tu participación en el ultimo 8M?

A. G.: Claudia Introssi, de SUTEBA, me invitó a mostrarlo. Me pareció una oportunidad bárbara para poder compartir lo que estaba haciendo. Justamente este 8M notamos que hubo una participación mucho más grande en la ciudad. Lo que hice fue armar una bandera con stencils, con transferencias de las mismas fotos que yo había elegido, pero que estaban impresas en tela y también bordadas. Y la pusieron en la plaza el 8M. La pieza textil deja de ser inocente para convertirse en un registro cargado de sentidos donde se entrecruzan la experiencia individual y la colectiva con un solo objetivo: la construcción de memoria. Fue mucha emoción el poder compartir todo esto.

Soy Analía Gordillo. Profesora y licenciada en Historia, egresada de la Universidad Nacional del Sur.  Artista visual. Trabajé como profesora en varias instituciones educativas de Punta Alta, mi ciudad, Instituto Centenarios, Escuela Técnica 1, EGB 9, 22, 14, 2 y 26, Secundaria Básica 4 y11, Media 5, 2, 1 y 12, (hoy Escuelas Secundarias)y en el Cens 451, también en Plan Coa y Fines. En el nivel superior como profesora en la Upso e integré un Proyecto de investigación en la UNS entre los años 2019-2023. Cuento además con dos Diplomaturas en Filosofía de la Liberación (UNJ) y en Políticas Culturales (UBA).

Entre 2022 y 2023 participé con piezas textiles propias en el Proyecto expositivo Mujeres Textiles y Territorios. En este momento estamos preparando una muestra para presentar en el Museo de la Mujeres de la ciudad de Buenos Aires en agosto de 2024.