EL DUENDE DE TU SON, CHE BANDONEÓN

Entrevista con Julio Coviello

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¿Integrar el bandoneón en la formación musical en escuelas Primarias y Secundarias? ¿Lo habrán imaginado Troilo o Piazzola? El Proyecto Pichuco, desarrollado por la Universidad Nacional de Lanús está fabricando, por primera vez en Argentina, bandoneones de estudio para hacer accesible el estudio de este instrumento a niñxs y adolescentes de nuestras escuelas.

737 convocó a Julio Coviello, 37 años, bandoneonista, compositor, cantante y docente de ese instrumento en los Conservatorios Julián Aguirre, de Banfield, y Alberto Ginastera, de Morón, para charlar sobre este proyecto y sobre un instrumento tan ligado a nuestra identidad.

Julio: El bandoneón nació en 1855 más o menos. Es un instrumento que solo está desarrollado fuertemente en nuestra cultura –en el tango, el chamamé y el folclore del noroeste- y un poco en Alemania. El bandoneón está muy ligado a nuestra música y cada vez que escuchamos un bandoneón te remite a un lugar, a nuestro lugar. El bandoneón tiene ese valor de identidad que es incalculable”.

Fragmento de Che Bandoneón (Manzi-Troilo)

737: ¿Cómo llegaste al bandoneón?

Julio: Venía desde los ocho años con una formación artística en un instituto público de arte que hay en la Ciudad de Buenos Aires que se llama Instituto Vocacional de Arte Labardén. Con un grupo vas pasando por diferentes talleres como literatura, títeres, música, instrumentos autóctonos, teatro, plástica, danzas folclóricas, etc. Fui a contra turno de mi formación primaria y secundaria. A los 16 años veía la necesidad de especializarme en algo y quise volcarme a la música. En realidad, como muchos y muchas, tenía ideales revolucionarios en mi adolescencia. Pero me daba cuenta que una revolución así como pensaba hacerla, de cambiar todo el sistema, no iba a ser posible hasta que la gente no quiera su propia cultura. Entonces dije: batalla cultural, voy a hacer tango y a estudiar bandoneón. En realidad, decidí que sea bandoneón después de una reunión en la casa de unos primos de mi mamá donde había un acordeón chiquito, de juguete, y me puse a jugar. Y cuentan que al día siguiente empecé a pedir un bandoneón. En una familia numerosa, somos 5 hermanos, era un problema que uno, el más pequeño, ande pidiendo un bandoneón. Pero persistí, ahorré y pude comprarme uno en cuotas. Un amigo de una amiga tenía una tía que vendía un bandoneón, en Vedia, Provincia de Buenos Aires. Ese fue mi comienzo. Después entré al conservatorio Manuel de Falla, ¡carrera larga la de música! Y en paralelo hice mi carrera profesional tocando.

737: Y cómo es que llegás al Proyecto Pichuco?

Julio: Es un proyecto de la Universidad Nacional de Lanús para la fabricación de bandoneones de estudio. El bandoneón es un instrumento que se inventó y se fabricó mayoritariamente en Alemania. Durante la segunda guerra mundial se discontinuó la producción masiva porque las fábricas que estaban dedicadas a hacer bandoneones se dedicaron a hacer bombas de nafta. Después de eso, la fabricación cayó muchísimo. También cayó la demanda desde Argentina, porque desde el 55 más o menos, el género tango- que era uno de los géneros musicales que más usaba bandoneones, la fila de bandoneones de una orquesta típica eran 4- declinó mucho. Se dejó de fabricar y hoy en día la mayoría de los instrumentos que escuchamos son instrumentos antiguos de Alemania.

737: Es decir, que quien quiere empezar a estudiar bandoneón, tiene que conseguirse un instrumento antiguo, que seguramente será costoso.

Julio: Justamente, la UNLA vio la necesidad de fabricar instrumentos de estudio, que los haga accesibles a estudiantes de primaria y secundaria. Porque esta idea del Pichuco siempre estuvo ligada con la enseñanza en esos niveles, para que empiecen a tocar cuanto más jóvenes mejor. La carrera de diseño industrial empezó a investigar cómo hacer un bandoneón e hizo un prototipo, hecho con impresoras 3D, que presentamos en el 2014, a los 100 años del nacimiento de Troilo. A partir del 2015/16, en el área de patrimonio histórico, se empezó a fabricar instrumentos con madera. A principios de año, en el programa de verano de la UNLA, hicimos talleres de bandoneón con niñas y niños y cerramos con una muestra, veintipico de bandoneonistas noveles, tocando, todos con el bandoneón Pichuco.

737: ¿Cuál es tu inserción en el proyecto?

«Volar de noche» Acuarela de Elisa Semino

Julio: Yo estoy en la parte pedagógica. Trabajé junto a Cecilia Barreiro, que fue profesora mía en el IVA cuando era pequeño y actualmente es su Directora. Desarrollamos un material para enseñar bandoneón en escuelas primarias y secundarias, teniendo en cuenta el contexto y la carga horaria de música que es reducida. Es un abordaje distinto al que uno puede hacer desde un Conservatorio de Música; pensamos un material que posibilite hacer actividades con el bandoneón dentro del aula de música. Diseñamos tablaturas para aprender a tocar el bandoneón. Una tablatura es una manera de escribir música; en vez de escribir en pentagramas, que grafica el sonido, la tablatura grafica sobre el instrumento, lo que ves en el instrumento. Es una manera de acercarse al instrumento más amena, más pragmática.

737: No debe haber muchos docentes de bandoneón, ¿no?

Julio: Hace 14 años que soy docente de bandoneón. Siempre me pasó que era el único docente de este instrumento en cada institución. En las mesas de exámenes, de 3 profesores, las compartía con profes de trombón, flauta traversa, clarinete, arpa…; hacíamos la mesa compartiendo soledades. Yo conocía profesores de otros Conservatorios de la provincia, entonces, este año, en este encierro obligatorio y en esta práctica de las reuniones a distancia, la Provincia de Bs As se hizo un poco más chica y empecé escribiéndole al profesor de bandoneón del conservatorio de Bahía Blanca, Julián Mansilla. Le propuse compartir problemáticas en común que tenemos los docentes de bandoneón. Conocer lo que cada uno hace. Si no conocés que al lado hay alguien que tiene una cátedra igual a la tuya, pensás que cada clase estás inventando la rueda. Porque vos mismo tenés que hacer todo el material didáctico, tenés que inventarte como docente. Bueno, así me fui contactando con otros docentes y ahora somos como 15. Empecé con gente que conocía más y después con gente que conocí en esta distancia. Y armamos un grupo: Bandoneones Buenos Aires.

737: ¿Qué se proponen?

Julio: La idea es cómo podemos potenciarnos y ayudar a que aumente la cantidad de estudiantes de bandoneón, que estudiantes de un conservatorio vayan a tocar a otro conservatorio, bueno, eso fantaseamos para cuando termine todo esto. También la idea de ayudar a directivos que quieran incorporar bandoneón en los Conservatorios que no lo tengan, avisarles cuando sale un egresado y entra en listado. Porque más allá de la voluntad de incorporar, si no tenés un egresado, es un lio. Y nuestra idea es que haya más orquestas escuela con bandoneón. Hay dos casos que conocemos, la de Berisso y la de Varela. En la de Varela hay una orquesta de tango. Ese es nuestro ideal, nuestro sueño: que las orquesta-escuelas puedan tener un proyecto paralelo para enseñar tango. Además de esos objetivos a largo plazo, en este año nos propusimos proyectos más realizables. Para el Día del Bandoneón, el 11 de julio, hicimos un video entre estudiantes de todos los conservatorios que participan, para visibilizarnos y conocernos entre nosotros. Y en noviembre vamos a presentar un cuadernillo, un compilado de material que desarrollamos todos los profesores y profesoras de bandoneón.

Julio Coviello. Egresado con Medalla al mejor promedio como Profesor Superior en Música con especialidad en Bandoneón en el Conservatorio Manuel de Falla. Formó parte de la Orquesta Típica Fernández Fierro (2002 – 2016) y actualmente forma parte del histórico Cuarteto Cedrón, el dúo Cañón, el Quinteto de Agustín Guerrero  y el dúo González-Coviello. Ha realizado conciertos con estas formaciones en Suramérica, Norteamérica, Europa y Oceanía.

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