HACER FOTOGRAFÍAS QUE SE PUEDAN VIVIR

Reportaje a Julián Rodríguez

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En este reportaje con Siete3Siete, el fotógrafo y docente Julián Rodríguez analiza su acercamiento a la fotografía como una forma de comunicación que es profundamente política y que se encuentra en constante desarrollo.

737: ¿Llegaste a la fotografía o la fotografía llegó a vos?

Julián: Soy de San Telmo y empecé en el Colegio Industrial Huergo. En una materia que se llamaba Metalografía me topé con un profe, el Sr Enrique Lichiardi, que se tomó el trabajo de explicarnos que a los metales se los puede fotografiar a través de un microscopio. A chicos de 16/17 años, ver en un metal algo que a ojo no se veía, y pasarlo a una película que luego se pasaba a papel, eso era magia. Bueno, dos o tres de ese grupo quedamos flechados por la fotografía. Y este buen hombre tuvo un maravilloso gesto y nos dijo: “si quieren organizamos un taller de fotografía, así tienen una aproximación más sólida de qué se trata esto”. Hoy seguimos siendo amigos con Enrique.

737: ¿Cómo iniciaste tu recorrido profesional?

Julián: Estábamos por el año ´88, ´89, el país estaba en condiciones económica fuleras, mi familia no estaba en una buena situación y me decían: “mirá todo bien con la fotografía, pero se nos va a poner difícil”. Para poder hacer fotografía el único camino posible era ponerme a trabajar en fotos. Me interesaba más eso que terminar la escuela secundaria y que seguir Ingeniería, que lo hice después casi cumpliendo un mandato. A los 18 ya estaba trabajando en la revista Noticias. Allí no solo conocí a profesionales maravillosos sino que me dio fogueo en el mundo profesional, que no es salir por los campos los fines de semana a sacarle fotos a chicas lindas apoyadas sobre postes. Y en poco tiempo conseguí trabajo en la Editorial Magendra que hacía la revista Pelo, Generación X. Imaginate, 19 años y fotografiando eso, ¡el chico más feliz del mundo!

737: ¿Y en cuanto a tu formación?

Julián: Me tuve que empezar a formar, no solamente en fotografía sino en cómo es el fenómeno de la comunicación en los medios, la construcción del discurso, del sentido y del significado. Si querés trabajar en las grandes ligas no solamente te tienen que salir lindas las fotos. Tenés que entender cómo funciona un medio, cuáles son las reglas que valen, qué fin justifica qué medios. De ahí viene mi curiosidad por el discurso, por la manera en que la imagen se comporta. Por esas revistas tuve de ir a cubrir músicos a Europa, y me topé allá con fotógrafos que estaban en otra sintonía. En Bs. As. había sido formado en una lógica casi decimonónica, de composición áurea, de cosas que estaban dadas como verdades absolutas. Mi interés en el discurso y en cómo la imagen cuenta se sostuvo desde ese momento. Empecé a vivir en diferentes lugares, hasta que en el año ´95 caí en Mar del Plata, a cubrir los Juegos Panamericanos. Y no me fui más.

737: ¿Qué cuestiones te interesa fotografiar, qué temáticas te movilizan?

Julián: Desde los 17 que empecé a ahora que tengo 50, me fue cambiando mucho. Lo que cambia es el objeto de deseo. Con el correr del tiempo me voy dando cuenta que el abordaje es lo que me va interesando, el cómo lo digo, a través de qué recursos. Lo que consideraba soporte válido, en mis esfuerzos por involucrarme con el mercado del arte, no tiene sentido en una lógica de obras para la pared que está a punto de diluirse. Estoy en esa transición de empezar a hacer obras que se puedan vivir. Que se puedan vivir significa que alguien las observe y te odie, se conmueva, lo disfrute, lo que fuera… Que sucedan cosas como puentes. Pruebo con otros códigos, otras estrategias a partir de la redes, distintas formas de producción. Mi interés tiene que ver con el análisis de la eficiencia el discurso, en su forma de discurso visual. 

737: ¿Y por qué la enseñanza?

Julián: Corriendo los años, empecé a darme cuenta que el campo de la docencia era el único que me permitía seguir formándome, investigando, compartiendo y, por sobre todas las cosas, haciendo todos los días eso que me hacía feliz, hacer fotos. Comencé a dar clases. Mi taller de fotografía tiene 25 años. ¡25 años charlando con gente que le gusta lo mismo que a mí me gusta! Y doy clases en la Facultad -en Comunicación Social-,  en la Escuela de Artes Visuales Martin Malharro y desde hace más de cinco años estoy en el Centro de Formación Profesional N°415[1]. En particular con el CFP estoy maravillado. No solo por el contacto con los estudiantes, sino por mis compañeros y compañeras de laburo. Es otra onda, el entorno es más chico, hay otras similitudes ideológicas, entonces también estéticas; un manantial de alegría.  

737: ¿Qué son las cosas que te atraen de la enseñanza?

Julián: Hay una esperanza, que la persigo como a una zanahoria, que tiene que ver con la ilusión de encontrar el logro en el otro como un logro propio. Comportarme como una especie de guía que alguna vez yo necesité, esto fue un hallazgo de mi segunda etapa de terapia. Hay otra pata que es el placer de la contemplación de su obra, de lo que el otro consigue y de cómo lo hace. Esa relación que se da entre el estudiante y el docente, sospecho que de alguna manera mejora mucho mi fotografía. De lo que veo en los demás aprendo un montón, me siento como usufructuando del otro, pero sin culpa.

737: En estos momentos estás incursionando en el campo de los podcast, ¿por qué llegás ahí?

Julián: Soy un mal estudiante de teatro, descubrí tempranamente que el tiempo que había que dedicarle al trabajo sobre uno mismo yo no se lo podía dar. Tenía poco tiempo pero me encantaba. Te cuento esto, porque de aquel trabajo de encarnar el personaje de teatro -qué dice, qué piensa, qué le sucede- surge esto de la observación minuciosa de las reacciones de mis estudiantes y, a partir de ahí, la construcción de un nuevo personaje que reúne todas sus dudas y las circunstancias para actuar de una manera u otra, y les da una forma de relato, de cuento, que es menos acusadora. Es como cuando en clase, en mis ejemplos, quiero marcar un error rotundo y digo que lo cometió mi vieja. Seguramente no es verdad que lo haya hecho mi vieja, pero cuando se lo decís a los estudiantes dicen: “Ah, seguro que si lo hizo la mamá él no lo ve como que es de un tarado glacial hacer eso”. Entonces con eso se relajan. Contar historias en el podcast ayuda para hablar de qué móviles llevan a las personas a hacer sus fotos y a los docentes a guiarlos por un lugar u otro. Lo disfruto mucho. El objetivo del podcast es mostrar desde qué lugar abordo la fotografía, mostrar que otro universo existe en la fotografía, mostrar el lado invisible que el gran público no ve. ¡Ese gran público que cree que ser actor o ser actriz es tener buena memoria!

Podcast sobre fotografía de Julián Rodríguez


Tal análisis simplista, de superficie, afecta todas las disciplinas del arte. Le pasa a los que pintan, a los que escriben, a los que bailan, y a los que fotografiamos también. Más aún en una época en que parece que todo el mundo es fotógrafo. Hay un dato fundamental del podcast, un punto que es estratégico y tiene que ver con un intento de cruzar las barreras del enemigo. Yo intento que el podcast empiece a ser escuchado por ajenos de la fotografía. Es un problema político, se lo he planteado a compañeras y compañeros. Tenemos que lograr que otros nos escuchen, los convencidos ya están adentro. Mi objetivo es que se sepa por sobre todas las cosas que hay un lugar en el mundo con un tipo que aborda la fotografía de esta manera.


[1] Algunas reflexiones de Julián sobre su trabajo en el CFP  “Osvaldo Cirese” de la CTA de Mar del Plata pueden leerse en el artículo publicado en 737  “Que no terminen comidxs por las fieras”.

Julián Rodríguez es Autor en Fotografía. Fotógrafo profesional (fotoperiodismo y publicitaria). Docente en Fotografía y Comunicación Visual en niveles secundario, terciario y universitario. Reside en la cuidad Mar del Plata desde 1995. Es columnista sobre fotografía y comunicación visual en radio, en medios digitales y gráficos. Sus trabajos se pueden visitar en https://www.julianrodriguez.com.ar/