EL “MORENAZO” SANDRA Y RUBÉN, BANDERAS DE LUCHA COLECTIVA

La trágica muerte de Sandra y Rubén, consecuencia del abandono de la escuela pública por parte del Gobierno de Vidal, generó la reacción organizada de la comunidad de Moreno en demanda de justicia. Protagonistas de “el Morenazo” cuentan sus vivencias. Siete3siete publica fragmentos del libro «Huellas de la educación popular en la escuela” Silvia Almazán, Gustavo Galli y Natalia Stoppani – Coordinadores. Co-edición SUTEBA Noveduc. En prensa.

Estupor, impotencia, indignación…

No somos los mismos después de ese 2 de agosto de 2018.

 (…) “En el jardín, cuando empezó a correr la noticia entendimos que algo había que hacer y que había que salir a la calle. Y aunque en el Nivel Inicial quizás no hay tantos problemas edilicios como padecen los otros niveles –y por eso a veces costó mucho sostener el acompañar la pelea de las otras escuelas–, nos sumamos al colectivo en el que estábamos todos luchando. Ese día, el dolor social parió un sujeto colectivo, múltiple, porque éramos docentes, auxiliares, familias, vecinos”. (Los maestros de jardín)

“A los estudiantes terciarios nos interpeló de una manera terrible. Sentíamos la responsabilidad de salir a la calle. Estudiamos en instituciones públicas y vamos a trabajar en instituciones públicas. Yo estaba haciendo la residencia, viene la directora a contarnos y era una desesperación terrible. Empiezo a hablar con los compañeros desde el grupo de WhatsApp. Inmediatamente salimos”. (Los estudiantes terciarios)

“Estaba en mi casa y empezaron a caer los mensajes de mi hija, docente. Lo primero fue pensar que podría haber sido ella. Me dice: ‘Mamá, vamos a marchar al Consejo’. Subí a la bicicleta y salí como loca, creo que ni abrigo agarré ese día. De ahí en más fue ponerme una mochila en mi espalda y decir ‘no puedo ser la mamá que deposita los hijos en la escuela’”. (Madre de una docente)

“Con un grupo de compañeros de Suteba Provincia llegamos a la 49, y desde unas vallas que habían puesto, un grupo de mamás lo empezaron a llamar a Robi[1]. Al acercarse, llorando, le expresaron: ‘Nos quedamos solas… no nos dejen solas ustedes también’. Así, tomamos dimensión del trabajo comprometido de Sandra y Rubén, y del desamparo de la comunidad, para el que no hubo acción organizada reparadora desde el gobierno provincial. (…) En ese primer momento era el estupor, la impotencia, era como estar en un laberinto y querer ver dónde estaba la salida, qué es lo que había que hacer”. (El sindicato y las escuelas)

¿Qué hacer?

“Al día siguiente empezó a circular un mensaje: ‘Hay que reunirnos’, y bueno, fuimos y nos reunimos más de trescientos directores. Ese sábado, en la Escuela Media Nº 2, llegó Mabel[2] y nos dijo: ‘Hay que avanzar, esto no puede quedar así’. Si está Mabel acá, pensamos, cuando antes de ayer murió su compañero, no podemos hacer nada menor que seguir, que luchar en la escuela pública y decir ‘esto nunca más tiene que volver a ocurrir’. Para decidir la suspensión de clases tuvimos que tener ovarios y pelotas porque la presión era mucha, desde otros lugares donde la vida seguía transcurriendo y también desde los papeles de la burocracia, que seguía existiendo en un sistema verticalista como en el que estamos.

”Muchos creían que las escuelas estaban cerradas y nunca estuvieron cerradas, porque había algo que no podríamos dejar jamás que es la conexión con las familias, que vengan todos los días y nos encuentren ahí en la vereda, en la plaza de la vuelta, en la calle que se cortaba. Dimos clases todo el tiempo. Y, como siempre, en muchas escuelas, donde los pibes no podían pagar las fotocopias, los maestros ponían dinero de su bolsillo para confeccionar los cuadernillos y que pudieran venir a laburar”. (Los directores y docentes)

 (…)

Hay que seguir

“Mi compañero, Rubén Rodríguez, fue asesinado junto con Sandra en la Escuela 49 ese 2 de agosto. Mientras escuchaba a todos, pensaba la modificación de estructuras que hubo, estructuras mentales y sociales. Hubo una mayor toma de conciencia por parte de los trabajadores de la educación y mayor conciencia de las familias, un empoderamiento de las familias con respecto a la escuela. Tomaron conciencia de que las escuelas no son propiedad del Estado, son de las comunidades. Si la comunidad no está presente, la escuela no funciona.

”También pensaba en la empatía por el otro, en lo importante que es mirar al otro y modificar esa estructura de individualismo que han impuesto las políticas neoliberales desde hace mucho tiempo, el ‘no te metás’, ‘no participés’. Y no es así, construimos entre todos, ese es el verdadero camino. Lo vivimos en este Morenazo todos unidos: sindicatos, docentes, estudiantes, familias, organizaciones sociales, auxiliares, todos los sectores sociales.

”No solamente hay un dolor familiar, sino un dolor social. Hay que tratar de transformarlo en amor, en participación, en acompañamiento, en poder ayudar. Sandra y Rubén nos dejaron ese camino, el de ayudar al prójimo. Ellos no enarbolaban la bandera de ‘Acá estoy yo haciendo esto’, sino que lo hacían desde el anonimato, como muchos otros en la sociedad.

”Sin lugar a dudas, el trabajo que ellos hacían y el trabajo que cada uno de nosotros hicimos y vamos a seguir haciendo, con el transcurso del tiempo va a ayudar a la modificación de lo que tenemos como idea de escuela. Hay una escuela antes del 2 de agosto y una después. Debemos tomar conciencia de esto y no dejarlo en palabras, ponerlo en práctica. A veces digo: ‘Dejen de llorar que hay que seguir’”.

Frente el ajuste, la desidia y la persecución, los docentes de pie y en marcha.

Sandra y Rubén, ¡presentes![3]

Roberto Baradel

Sandra y Rubén murieron por la desidia y el ajuste del gobierno de Vidal.

Junto a la comunidad que protagonizó la emblemática lucha, el “Morenazo”, tenemos que seguir construyendo la oleada popular que recorra todo el país reclamando Justicia y la demanda de Escuelas Dignas y Seguras.

Los docentes y la comunidad educativa soportamos la política de ajuste del gobierno provincial, la protección mediática que tenía dicho gobierno, digna de una dictadura militar, en donde silenciaban la verdad, amplificaban la mentira y atacaban a aquellos que levantábamos la voz.

Persiguieron, difamaron, mintieron, intimidaron, desoyeron, ajustaron, amenazaron, pero no pudieron. No pudieron con la escuela pública. No pudieron con los docentes. No pudieron con la comunidad educativa. Cuando se trate este período de la historia tan triste, dañoso, autoritario y absolutamente negativo para la Educación Pública a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires, se va a mencionar que hubo un colectivo de Trabajadores de la Educación que no se resigna, que defiende sus ideas y sus convicciones con absoluta dignidad, sobreponiéndose a los ataques, dando respuestas colectivas, en unidad, en conjunto con la comunidad educativa, con valentía y con una profunda convicción y amor por la Escuela Pública, por los estudiantes y por nuestro pueblo.

Sandra y Rubén, y la construcción de unidad y solidaridad en Moreno, ya forman parte de esta historia de lucha por la Escuela Pública.

Donde está la Escuela está la Patria, el general San Martín decía: “Cuando la Patria está en peligro, todo está permitido, menos no defenderla”. Nos sentimos orgullosos y orgullosas de haberla defendido.


Colectivo en Defensa de la Escuela Pública: Colectivo integrado inicialmente por: Hernán Pustilnik y Marcela Corbalán, maestrxs de la Escuela Primaria Nº 49; Mabel Zurita, docente, compañera de Rubén Rodríguez; Maxi Grah, compañero de Sandra Calamano; Janet Rodríguez, directora de la Escuela Secundaria Nº 76; Cecilia Pustilnik, directora de la Escuela Primaria Nº 74, secretaria de Derechos Humanos del Suteba; Flavio Selinger, director de la Escuela de Estética; Anabel Corpacci, directora del Jardín Nº 960; Sonia Beltrán, directora de la Escuela Primaria Nº 57; Norma Castro, directora de la Escuela de Educación Especial Nº 505; Marcela Montiel, directora de la Escuela Secundaria Nº 41; José Bustos, maestro de la Escuela Primaria Nº 22; Emanuel González, profesor de la Escuela Secundaria Nº 41; Alicia Echaniz, estudiante del ISFD N° 110 “Mercedes de Lasala y Riglos”; Patricia Quiroga, de la localidad de Moreno Sur y Alejandra Gómez, de la localidad de Francisco Álvarez, integrantes de la agrupación “Familias por la Escuela Pública”; María González, dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC); Walter Cravero, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE Moreno); Omar Palma, secretario adjunto del Suteba; José Correa, presidente del Comité Mixto Distrital y secretario de Salud del Suteba y Patricia Lezcano, secretaria de Educación y Cultura del Suteba. Coordinación: Héctor González (integrante de la Secretaría de Educación y Cultura del Suteba); Mariana Cattáneo (secretaria general del Suteba Moreno y CTA Regional Moreno – Merlo – Marcos Paz) y Silvia Almazán (secretaria general adjunta del Suteba).


[1] Acortamiento afectivo con que se conoce a Roberto Baradel, el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba).

[2] Mabel Zurita, viuda del auxiliar Rubén Rodríguez, muerto en la explosión.

[3] Nota publicada en la revista de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), Canto Maestro, 30, en septiembre de 2019. https://bit.ly/2ZGBpXB

Siete3siete agradece a la Editorial Noveduc la autorización para la publicación de estos fragmentos