¿VIRTUALIZACIÓN DE LA VIDA?

El impacto de la pandemia en la subjetividad - Reportaje a Nora Merlín

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Los cuerpos, las subjetividades, la relación con la tecnología llevada por el neoliberalismo, de todo esto nos habla Nora Merlín, para ayudarnos a entender como se ven afectas la vida y la escuela con la virtualización de las relaciones.

737: ¿Cuál es el impacto de esta pandemia en la vida  social e individual?

Nora Merlín: El coronavirus desorganizó la vida de las personas. Cambió la supuesta normalidad -porque esa supuesta normalidad nos trajo a este estado- pero cayeron casi todas las creencias que organizaban la vida con la ideología neoliberal. Porque el neoliberalismo fue la ideología que nos organizaba la vida. Ahora todo eso está puesto en cuestión. No sabemos qué va a pasar después del coronavirus, pero hay cosas, algunos valores, que ya sabemos que cambiaron. Por ejemplo ya no está en cuestión el Estado. En todos los países salieron a demandar al Estado, a pedir ayuda al Estado, así que no se pone más en cuestión que tiene que haber salud pública fuerte, una educación pública fuerte. Quedó muy claro lo que decía el Papa y lo que dice nuestro presidente sobre que nadie se salva solo. No alcanza con el individualismo, con mi plata hago lo que quiero, con mi cuerpo hago lo que quiero. Porque si uno está enfermo esto afecta al otro, es decir que mi cuerpo no termina en la superficie de la piel, sino que se extiende hasta el otro; hay efectos al otro y del otro a mí. Empieza a aparecer el cuidado, que es una demanda del feminismo, y empieza a instalarse como una cuestión de Estado. Al quebrarse esa creencia del individualismo empieza a aparecer la solidaridad.

Hay consecuencias anímicas, psicológicas, en la subjetividad porque la virtualización y la limitación del contacto cambian, condicionan las percepciones, la sexualidad, el amor, los lazos sociales, los gestos, afectos, cómo sentir. Cómo registrar, por ejemplo, el sufrimiento del otro.

737: La situación de aislamiento ha llevando a que muchas cosas han quedado mediatizadas por las tecnologías de la comunicación, ¿qué consecuencias puede tener esto?

N.M.: Tuvimos que dar un salto, un aprendizaje veloz hacia nuevas formas, y eso fue muy necesario y valioso. El aislamiento no nos produjo aislamiento subjetivo. Se pudo seguir con la educación, con algunos  trabajos a partir del teletrabajo, muchas cosas se virtualizaron. Esto tiene un valor positivo pero es un cambio muy profundo en las formas de vida, porque pasamos de una vida de besos, abrazos, caricias… a la virtualización, necesaria en este período. El asunto es qué consecuencias tiene este cambio virtual en la subjetividad más allá del uso que están haciendo los anticuarentena. Hay consecuencias anímicas, psicológicas, en la subjetividad porque la virtualización y la limitación del contacto cambian, condicionan las percepciones, la sexualidad, el amor, los lazos sociales, los gestos, afectos, cómo sentir. Cómo registrar, por ejemplo, el sufrimiento del otro.

737:¿Y hacia adelante?

N.M.: Una cosa es si esto es la vacuna que encontramos o el remedio en una situación contingente, y otra cosa es si  vino para quedarse y el cuerpo termina como botín de guerra. Me parece que se dirime el modo de vida. Si esto vino para quedarse creo que el crimen es perfecto, en el sentido que se puede llegar a consumar el individualismo, la ausencia de lazos sociales, modificaciones en el amor, en la sexualidad, en la solidaridad. Sin embargo creo que las cosas no son blancas o negras.

737: Las nuevas tecnologías aparecen como una panacea de los problemas sociales e individuales.

N.M.: El capitalismo es un sistema que se reproduce, se transforma, es decir que en las crisis se reinventa. Esta es una crisis, la de la pandemia, similar a la del 30 o a la de economías de posguerra. Hay una absoluta retracción tanto de la oferta como del consumo. Pero, ¿cuáles son las industrias que se dispararon con ganancias exponenciales? Todas las que tienen que ver con las tecnologías: facebook, amazon, plataformas digitales, etc. Es decir, la vida se virtualizó y el consumo de la virtualidad aumentó. Ahora, como decíamos, el capitalismo también intenta reproducir y aumentar las arcas en las crisis.

737: ¿Cuál ha sido el éxito del neoliberalismo?

N.M.: No gobernar contra nuestra voluntad, sino gracias a nuestra voluntad. Nos meten miedo, nos meten angustia, nos convencen de que van a venir nuevas pandemias, que esto vino para quedarse. Hay mucha gente trabajando para instalar estas creencias. Del mismo modo que se inventaron nuevas “enfermedades”, que son inventos de los laboratorios para vender remedios, nos quieren convencer de que la virtualización de la vida es la solución para el futuro de la humanidad. Creo que es una nueva forma de colonización de la subjetividad y es una nueva forma de imposición capitalista, del mismo modo que a fines de los 80 nos hicieron creer que después de la caída del muro no había más alternativas que el neoliberalismo. Se había acabado la política y la ideología, cuando en realidad el neoliberalismo no está por fuera de la ideología, es una ideología. Es el colmo de la ideología porque es una ideología que rechaza la política. Lo que pasó todos estos años es justamente el triunfo de la cultura neoliberal. Instalar la creencia de la virtualización de la vida en una nueva forma de colonización.

737: ¿Es un futuro inexorable?

N.M.: Esta colonización no va a ser posible, no se puede imponer si no se consigue el consenso de la subjetividad. Ahora, los dispositivos de poder saben muy bien como está hecho el sujeto, cuál es la materialidad del sujeto. El sujeto nace indefenso, desamparado, entonces necesita creer en la omnipotencia del otro. La nueva creencia ahora es en la tecnología. Tiene todo lo que nos falta, son el GPS que nos orienta en la vida, que nos da los mejores caminos y alternativas, todo lo que la subjetividad necesita. Lo que quiero decir es que esta imposición no es posible sin la complicidad de una subjetividad colonizada. De ahora en más lo que van a hacer es meter miedos y angustias y vender que la panacea es el resguardo de quedarse en casa y virtualizarse definitivamente. Porque el asunto es trabajar con el afecto y captar el deseo del consumidor. Las multinacionales necesitan un público que consuma. Y también hay que tener en cuenta que estas tecnologías son una nueva forma de explotación capitalista, en el sentido de que es un nuevo modo de precarización del trabajo. Por ejemplo, en el caso de los docentes, trabajan mucho más. Tuvieron que hacer un esfuerzo tremendo con tecnologías que conocían poco y es todo un aprendizaje que se tuvo que hacer de un día para el otro. Si esto se instala es una nueva forma de precarización del trabajo.

Empieza a aparecer el cuidado, que es una demanda del feminismo, y empieza a instalarse como una cuestión de Estado. Al quebrarse esa creencia del individualismo empieza a aparecer la solidaridad.

737: ¿Cuáles son los desafíos en la educación?

N.M.: Lo que se dirime es el modo de vida. Y en esto hay que ser muy responsables y, como docentes, no comprar espejitos de colores, no fascinarse con las nuevas tecnologías. No hay que negar el avance tecnológico, pero ¿a dónde se conduce el proceso de aprendizaje si el docente termina siendo un coach y el alumno está en posición pasiva, recibiendo información, aprendiendo competencias? Sabemos que la función de la escuela es otra, tiene una función de socialización, de salida a la exogamia, de separación de la casa, de los padres, el aprendizaje del contacto social, de los vínculos. A mí me parece que la apuesta, como docentes, es a los lazos reales, a la participación con los cuerpos, a la formación de ciudadanos políticos que participan de la vida y de la experiencia. Y el mundo virtual anula esa posibilidad de la participación de los cuerpos, de vivir experiencias colectivas, grupales. No podemos aceptar la hipótesis y el imperativo de las empresas, que empiezan a funcionar de manera inconsciente como imposición de hacernos creer que no hay más alternativas. Sin negar los avances tecnológicos, me parece que los docentes, como agentes de cambio, tenemos que realizar una resistencia activa a la virtualización de la vida en términos absolutos. El cuerpo es lo que está en juego. Si virtualizamos la vida los únicos que ganan son las empresas cibernéticas y tecnológicas. Este sería nuestro desafío como docentes, generar pensamiento crítico, ciudadanos políticos y no solamente alumnos pasivos y aprendices de competencias.

Nora Merlín

Psicoanalista, docente e investigadora de la UBA. Magister en Ciencias Políticas. Autora de Populismo y psicoanálisis