“Soy del pueblo diaguita calchaquí, mi lugar de origen es Cachi, en los Valles Calchaquíes de Salta. Soy abogado, me dedico al derecho indígena, y a la defensa y el fortalecimiento de las comunidades indígenas. Estoy a cargo de la Secretaría de Relaciones con los Pueblos en la CTA de Provincia de Bs. As. y me convocaron a una función en el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas, que es el organismo que se encarga de la aplicación del derecho indígena en la Provincia Buenos Aires”.
Días antes de que los medios hegemónicos volvieran a agitar “el peligro mapuche”, Benito Espíndola fue invitado por Siete3Siete a charlar sobre la situación de los Pueblos Originarios y sus principales demandas.
B. E.: Hoy hay muchísima legislación que asiste a nuestros pueblos. Principalmente tenemos la Constitución Nacional -el Art. 75, inciso 17- que habla de la preexistencia de los pueblos indígenas argentinos y de garantizar la posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan, de las personerías jurídicas de las comunidades, la educación intercultural bilingüe y la participación en todas las cuestiones que les interese. Esto se correlaciona con otro instrumento internacional -el Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional de Trabajo)- ratificado por la Ley 24071, por el cual el Estado se compromete a generar leyes que garanticen la participación, la consulta, la demarcación de las tierras donde hoy están asentadas las comunidades y después la instrumentación de la propiedad comunitaria.
737: ¿Cómo se distribuyen geográficamente las comunidades en nuestro país?
B. E.: Argentina tiene 38 pueblos indígenas y debe tener cerca de dos mil comunidades actualmente. Esto es muy dinámico, todos los días las comunidades se van creando, fortaleciendo y reorganizando. Creo que ha ayudado mucho el derecho de tener herramientas legales para poder organizarte. Hay comunidades en todos lados. Desde la conformación de los estados nación ha habido un proceso de despojo paulatino. Con la mal llamada “campaña del desierto” y luego con la del Chaco hubo muchísima perdida de territorio, y muchos se fueron asentando en lugares inhóspitos. Por ejemplo, las mejores tierras de las yungas se la entregaron, con comunidades adentro, a empresas como San Martín de Tabacal que en su momento era de Patrón Costa. Estas migraciones internas han continuado en el tiempo, por la pérdida de sus tierras o buscando mejores condiciones de vida. El caso mío es un poco de las dos; yo tengo mi lugar allá en mi zona, pero como en esa época no había ni siquiera secundaria en mi pueblito, me tuve que ir a San Salvador de Jujuy a estudiar el secundario en un internado. Después la vida me trajo hasta acá, donde terminé la Universidad.
Si uno va al norte, a Oran, Tartagal, Salta o Libertador en Jujuy, estás rodeado de comunidades despojadas que fueron expulsadas del ingenio. O sea, le entregaron las tierras a estas empresas con las comunidades adentro, las usaban como mano de obra intensiva, y después de los 70, cuando entra la tecnología, sacaron esos sistemas que les permitían trabajar. Entonces se asentaron en los pueblos
737: ¿Hay comunidades urbanas?
B. E.: Sí, están en la periferia de los grandes pueblos. Si uno va al norte, a Oran, Tartagal, Salta o Libertador en Jujuy, estás rodeado de comunidades despojadas que fueron expulsadas del ingenio. O sea, le entregaron las tierras a estas empresas con las comunidades adentro, las usaban como mano de obra intensiva, y después de los 70, cuando entra la tecnología, sacaron esos sistemas que les permitían trabajar. Entonces se asentaron en los pueblos. Lo mismo ha pasado en gran Rosario, en gran Resistencia, son barrios llenos de comunidades. En el Conurbano bonaerense no es diferente. Yo vivo en Almirante Brown y tenemos nueve comunidades indígenas. Son mosaicos, en los barrios se organizaron las comunidades y tenés un vecino que ha logrado tener su terrenito y se hizo la casa, otro en la otra cuadra y así. Eso ahora está haciendo explosión porque cada vez las familias crecen más, es muy difícil acceder a un pedacito de tierra. Entonces cuatro o cinco familias viven hacinadas en esos espacios. Es un problema muy complejo. Pero nosotros tenemos derechos, estamos exigiendo que se instrumente la demanda constitucional. Que se proteja las tierras donde están asentadas las comunidades, demarcar esas concesiones donde todavía están y titularizarlos. Ese es el reclamo que tuvimos hace poco en el Congreso, donde entregamos un documento que lo recibió Hugo Yasky y otros diputados que considero compañeros porque toman la causa como parte de ellos.
737: ¿Cómo sería el proceso de titularizar?
B. E.: Titularizar es una obligación del Estado porque está tanto en la Constitución como en el Convenio 169. Nosotros, en el 2004, impulsamos la Ley 26160 para empezar a resolver esta cuestión de la incertidumbre de los territorios. En la época de la colonia era la encomienda, después los pueblos, las comunidades, mantuvieron la posesión pero los títulos están a nombre de terceros. Y después con la formación de los Estados Nación, eso pasa a ser tierras fiscales. Esas tierras fiscales después se las dieron, a través de las Provincias y de los Institutos de Colonización, a otros. Algunos ni siquiera utilizaron esas tierras pero tienen los títulos, entonces quieren desalojar a las comunidades que allí viven. Eso hizo explosión después del 2003 cuando empieza el monocultivo, necesitan más tierras y bueno, fueron por las tierras de las comunidades. Entonces teníamos casi todas las semanas acá en Buenos Aires a alguna comunidad ya con sentencia de desalojo. Ahí impulsamos esta ley, la 26160, que obliga al Estado primero a frenar el desalojo judicial o administrativo, y después a demarcar las tierras donde están asentadas las comunidades actuales. Ahora esto tiene que ver también con las relaciones de poder que existen entre los pueblos y estos titulares de dominio, que muchos son trasnacionales y otros son grandes empresas. El Tabacal, por poner un ejemplo, ya no es de Patrón Costa, se lo han vendido a unos norteamericanos. Otras son del Estado. Pasaron cosas locas, hay una comunidad en Misiones que la tierra la tenía la Universidad Nacional de La Plata y se negaba a entregar los títulos. Otras tierras donde están las comunidades las tiene el Ejército Argentino o Parques Nacionales; han permitido que las familias vivan ahí pero luego fueron expulsadas paulatinamente. Es toda una cuestión bastante compleja para nuestros pueblos. Lo de los Parques es insólito, porque ¿quién mejor cuida el ambiente, la armonía de ese espacio, que las comunidades? Las comunidades no piden títulos privados, son títulos comunitarios y lo dice la Constitución.
Muchas tierras son provinciales, nacionales o municipales, ahí no hay duda de que las comunidades han vivido toda su vida y tienen que devolverlo. Con los privados es diferente, no sé qué metodología podrán usar -expropiar o comprarlo-, no sé. No hay otra forma para contrarrestar los desalojos o los títulos individuales privados que la organización comunitaria
737: ¿Qué sucedió con esa ley?
B. E.: La ley no avanzó mucho hasta el 2009, después se prorrogó hasta el 2013 porque las provincias mucho no se adhirieron a los convenios. Después del 2013 se prorrogó hasta el 2017. En el 2017 salió sin presupuesto. Pero en la Provincia la tenemos con presupuesto y no hicieron un relevamiento porque al macrismo no le interesó este tema. Hoy nos encontramos con que vence en noviembre y tenemos un 44% de comunidades relevadas y faltan el resto. No queremos que sea una prorroga eterna, que se haga un presupuesto y que se avance. El Presidente, cuando fue la apertura de sesiones del Congreso en marzo, dijo que uno de los objetivos era la prórroga de la ley y terminar con esta incertidumbre. Otra cosa que estamos pidiendo que esa carpeta técnica que va surgiendo de los relevamientos se traslade a títulos comunitarios, porque el Estado ya los reconoció y debe resolverlo. Muchas tierras son provinciales, nacionales o municipales, ahí no hay duda de que las comunidades han vivido toda su vida y tienen que devolverlo. Con los privados es diferente, no sé qué metodología podrán usar -expropiar o comprarlo-, no sé. No hay otra forma para contrarrestar los desalojos o los títulos individuales privados que la organización comunitaria. Creo que esto es claro, ha pasado en todo el continente y eso ha acelerado el proceso de organización colectiva.
737: Hay todavía en la sociedad una fuerte carga de prejuicios, ¿no?
B. E.: Hasta 1994 teníamos la Constitución del 53 que decía algo así como «mantener la frontera y convertir al catolicismo», lo que conducía al genocidio de los pueblos. Esto ha sido una lucha permanente de nuestros abuelos. La estigmatización, el racismo, la discriminación era muy difícil reconocer. Nos asociaban a la noción de Sarmiento del «bárbaro», incivilizado; te prohibían la lengua, nuestras madres nos decían «no hijito, no hables de eso» y teníamos mezclada nuestra lengua con el castellano. Pero esas prácticas se han mantenido. Me recuerdo que nuestros rituales y ceremonias los hacíamos pero a escondidas; o algunas con la iglesia, por ejemplo los cultos a nuestros muertos, a nuestras almas, a las ofrendas.
737: Parece haber una brecha grande entre lo que está escrito y lo que se cumple.
B. E.: Esto es lo que estamos demandando al Estado, políticas públicas para instrumentar todos estos derechos. Creo que ese es el mayor desafío. Porque hoy, si bien ya saben que estamos y que existimos, no se conoce en plenitud cuál es nuestra realidad, cuáles los problemas las demandas, los reclamos. Y lo que no se conoce no se respeta. Quizás el gran motor de cambio va a ser que cambiemos la matriz educativa y cultural. Ahí vamos a avanzar firmemente en construir una sociedad más igualitaria, plural. Creo que somos un Estado Plurinacional, porque cada pueblo tiene los elementos de una Nación, cada pueblo tiene su territorio, su lengua, su cultura, su espiritualidad, su filosofía, su forma propia de mirar el mundo. Esto es una realidad que tenemos como argentinos. La diversidad enriquece, es un valor que puede aportar mucho a este mundo en crisis. Los modelos que plantean los pueblos, del buen vivir, de armonía con la tierra, me parece que es una solución a esta post pandemia. Los pueblos tienen muchas y muy buenas propuestas para la comunidad, sobre todo con respecto al cambio climático y a la crisis ambiental y me parece que es hora de empezar a fortalecer un país desde las raíces y no como hasta ahora con el discurso de que somos blancos y descendidos de los barcos. La realidad no es esa, un estudio de ADN del 2006 dio que el 56 % de los argentinos tenemos sangre indígena y un 10% puro. A lo largo del continente se están dando procesos plurinacionales: el de Bolivia, lo que ocurre en Ecuador con las organizaciones, en Chile con Elisa Loncón al frente del proceso constituyente, en Perú con un hermano que asume el gobierno. Solamente vamos a crear un país fuerte desde las raíces.
Esto es lo que estamos demandando al Estado, políticas públicas para instrumentar todos estos derechos. Creo que ese es el mayor desafío. Porque hoy, si bien ya saben que estamos y que existimos, no se conoce en plenitud cuál es nuestra realidad, cuáles los problemas las demandas, los reclamos. Y lo que no se conoce no se respeta. Quizás el gran motor de cambio va a ser que cambiemos la matriz educativa y cultural
Sólo algunos días después de este diálogo, los grandes medios de comunicación pusieron en escena un montaje del conflicto mapuche e indígena en general. “Indios al ataque” se vio en un programa de televisión. Siete3Siete quiso escuchar la voz de Benito:
B. E.: Esto no es nuevo, lo vimos en el 2007 antes del vencimiento de la ley de Emergencia de Propiedad Comunitaria Indígena, que se vence ahora en Noviembre y tiene media sanción del Senado. Fue y es la misma campaña. Hablaron de financiamiento ingles a la RAM y nadie sabe nada de esto; le preguntan a la Gobernadora cuántos son, y no sabe, dice quince, dieciséis; la verdad que es una risa, nos toman el pelo. Este discurso de odio, de racismo, viene de sectores de ultra derecha, al servicio de grupos económicos extractivistas y con negocios inmobiliarios, que quieren quedarse con las tierras donde están las comunidades actualmente. Este es el fondo de la cuestión. Sobre todo en Rio Negro, que es la única provincia que todavía que no ha hecho el convenio con el Estado Nacional para la Demarcación de las tierras.
Es el mismo discurso que en la época de Roca: el “problema del indio”, por lo tanto había que hacer la guerra al malón. Después de 1879, de la campaña de Roca, vuelve otra vez la esclavitud de alguna manera. A los que no mataron, los traen como mano de obra esclava, separando las familias, con el reparto de chicos y chicas por la Sociedad de Beneficencia, que se publicaban en los diarios de acá.
Hoy los grupos económicos y políticos de ultra derecha, bajo un discurso supuestamente nacionalista defienden intereses extranjeros y de grupos concentrados oligarcas. Los grandes medios nunca tocan el tema de Lewis que ha cercado un lago, los caminos, todo. Ni todas las extensiones que son extranjeras, novecientas mil hectáreas tiene Benetton. Tergiversan toda la información, hablan de indígenas chilenos, pero el mapuche es el mapuche, vivió miles de años en este territorio que no tenía fronteras políticas. Muchos pueblos han quedado divididos por las fronteras políticas, no solamente los Mapuches.
Lo de los incendios que mencionan permanentemente en los medios, es mal intencionado. Apenas sucede el incendio muy sospechosamente aparece un montón de gente y un montón de cámaras que, sin ver a nadie, enseguida dicen “los mapuches”, sin ningún tipo de pericia ni nada. Y esto les sirve a estos mismos grupos económicos para agitar en los medios que hay toda una cuestión de terrorismo. Hubo un incendio de la comarca andina donde murió un integrante mapuche, con sus caballos apagando los incendios, son los primeros afectados y nadie lo cuenta. Y hay otros incendios en el Bolsón, que hace cuatro años que están denunciados y nunca fueron investigados. En cada uno de estos casos los beneficiarios con los incendios son esos grupos, porque después esas tierras la utilizan para otras cosas.