LA TRAMPA DE LA FUGA

Entrevista con el economista Leandro Bona

1131

El vínculo entre endeudamiento externo y fuga de capitales explica en buena medida los procesos de desindustrialización y aumento de la pobreza y la desigualdad iniciados por la última dictadura y profundizados por los gobiernos de Carlos Menem y de Mauricio Macri. En esta entrevista con Siete3Siete, Leandro Bona detalla con claridad los mecanismos empleados por los sectores dominantes para sacar del país sus excedentes económicos.

737: ¿Qué es la fuga de capitales?

Leandro Bona: Si bien se habla mucho, a veces puede faltar un poco de precisión. Es un concepto que cualquiera de nosotros se puede figurar simplemente con el nombre. Muy llanamente, quiere decir que en un país periférico como Argentina, que no forma parte del elenco de países desarrollados y centrales en la economía mundial, hay riqueza que sale de nuestro circuito económico, que se va, se escapa o se fuga.

Dicho esto, que es lo más general, es verdad que hay distintas formas de medir o definir la fuga de capitales. La más acotada y reducida es la que usa generalmente la ortodoxia económica. Los y las economistas que tienen una mirada liberal de esta ciencia social entienden que la fuga de capitales es un proceso relativamente natural, relativamente lógico y, por ende, relativamente justificable, porque hay países (como Argentina) en donde hay un elevado riesgo.

Desde este enfoque, como el país alterna entre distintas políticas económicas y, especialmente, cuando hay gobiernos del signo político que «le ponen palos en la rueda» al sector del capital, estos se ven «casi obligados» a cubrir sus ganancias y, por ende, exteriorizar sus ingresos. Esto, entonces, es visto básicamente como una conducta racional, lógica y, como decía antes, más o menos justificable. Esta postura se ha deslizado en ciertos debates de una forma indirecta, a través de este tipo de argumentaciones: «Bueno, como Argentina es tan insegura, hay que sacar la plata», «todo el mundo tiene plata afuera», «no es ilegal sacar la plata», «es MI decisión», etc.

Ahora bien, si yo quisiera ampliar un poco esta forma de entender la fuga de capitales debería decir que, en realidad, la fuga es la respuesta (generalmente, pero no siempre) del poder económico concentrado ante sus propias incapacidades de generar o invertir su riqueza en Argentina. Entonces, la fuga se puede definir de una manera muy amplia, como no solamente toda aquella riqueza que trasciende nuestras fronteras y se va del país, sino también aquella riqueza que, si bien se queda en el país, lo hace de una forma encubierta y por ende no paga impuestos o se guarda, se esconde. Esto lo conocemos casi todos, ya que no solo atañe al poder económico concentrado, sino a muchos sectores que compran dólares y los guardan como reserva de valor.

737: ¿Cuáles son las consecuencias de la fuga?

L.B.: A fin de cuentas, hay un montón de riqueza que, en vez de reinvertirse, de utilizarse para expandir nuestra capacidad productiva, construir nuevos puentes, nuevas autopistas, ampliar una fábrica y por ende generar empleo, etc., todo eso, al final, no se reinvierte. Entonces, en los países periféricos, no solo en Argentina, mucho de ese excedente se termina drenando de nuestras economías, y así reproduce esta lógica de que seamos una economía periférica, donde efectivamente tenemos menos inversiones que los países desarrollados y eso nos da peores resultados en todos los sentidos.

Porque no es solamente que la plata se va y no se reinvierte, y por ende estamos resignando inversiones, sino que eso también disminuye los niveles de empleo; al mismo tiempo atenta contra nuestra propia moneda (porque la fuga de capitales se da en moneda extranjera principalmente) y, a la vez, el Estado recauda menos porque cobra menos impuestos, se ve más debilitado y, asimismo, le cuesta más atender las necesidades que todo Estado debe llevar adelante en una sociedad.

Entonces, todas las consecuencias de la fuga de capitales son negativas. Por esa razón, me parece importante que destaquemos que en la Argentina es un gran problema la fuga de capitales, y que es necesario tratar de atender esa problemática y tomar acciones para combatirla.

Países como la Argentina no son pobres, son países que generan mucha riqueza, pero que tienen el problema de que una buena parte de esa riqueza termina fugándose. En la Argentina, hay más de un PBI (todo lo que la economía produce en un año) fuera del país. Imaginemos lo que hubiese sido la economía argentina si en vez de fugarse ese dinero, se hubiese reinvertido, se hubiese utilizado en nuestra propia economía. Un país con mejores condiciones de vida, sin duda, con mayores inversiones, probablemente mejor calidad de empleo, y otras condiciones.

Todas las consecuencias de la fuga de capitales son negativas. Es necesario tratar de atender esa problemática y tomar acciones para combatirla

737: ¿A través de qué mecanismos se lleva adelante?

L.B.: La fuga puede ser ilegal y puede ser legal. Efectivamente, hay parte de lo que se considera fuga de capitales que es legal. Por ejemplo, cuando un residente en la Argentina se compra un departamento en Punta del Este, o en Miami, o cuando deposita sus fondos en una cuenta declarada en algún otro país. Esos son mecanismos legales, siempre que sean declarados y por los que se paguen impuestos posteriormente. 

También hay mecanismos ilegales, o menos transparentes, y esto lo desarrollan mucho los grandes bancos internacionales, pero sobre todo cuatro grandes bancos, que ofrecen mecanismos para exteriorizar el excedente sin declarar. Entonces, uno acude a uno de estos servicios, donde los bancos triangulan con casas matrices o con sucursales en otros países, hacen transferencias entre cuentas y exteriorizan, sacan el dinero a través de las cuentas electrónicas, y por ende la plata termina afuera.

Son muy conocidos los casos de los paraísos fiscales, o guaridas fiscales en realidad, concretamente el caso de Panamá, que salieron en Panamá Papers, las cuentas que se encontraron en Ginebra, en el HSBC, y otras evidencias que muestran que Argentina está sobreponderada, tiene un enorme peso entre los países periféricos que exteriorizan tanto excedente. No es un problema de Argentina, sino de la periferia en general. El sur global, al final, no solo que genera mucha riqueza, sino que la termina transfiriendo a los países del norte a través de este mecanismo.

Los bancos triangulan con casas matrices o con sucursales en otros países, hacen transferencias entre cuentas y sacan el dinero a través de las cuentas electrónicas, y por ende la plata termina afuera

Entonces, en síntesis, hay una forma legal, una forma transparente, pero aun así nociva para el desarrollo local, y hay un mecanismo ilegal, generalmente canalizado a través de los bancos, que es el que permite estos servicios de fuga de capitales. Y están todos muy desarrollados en la Argentina.

737: ¿Cómo funcionó el proceso de fuga de capitales durante el gobierno de Mauricio Macri? 

L.B.: La administración de Cambiemos, entre fines de 2015 y fines de 2019, recuperó una tradición del orden neoliberal que se estableció a partir de la última dictadura, en 1976, profundizada durante la década de los años 90. Así que no fue una novedad. Vino a recuperar una tradición que ya habíamos experimentado, y por cierto que conocíamos los resultados. Se dijo que se iba a hacer algo que ya habíamos probado y nos había dado los peores resultados.

Primero, la salida de la dictadura, con un aumento de la desigualdad, de la pobreza, de la informalidad, un proceso de desindustrialización, etc. Y por otro lado, lo mismo durante la década del 90, aunque agravado por mayores niveles de pobreza, mayores niveles de desigualdad aún que los que había dejado la dictadura.

Volvemos a repetir el mismo proceso. ¿En qué consiste? Centralmente, en la liberalización de los flujos de capitales, es decir, dejar entrar y salir libremente capitales de Argentina (cuando hablamos de capitales son normalmente dólares, pero generalmente moneda extranjera), sin ningún tipo de control, sin ninguna regulación, y garantizar un retorno, es decir una ganancia para esos capitales, muy elevada, de muy corto plazo. Y con la posibilidad de entrar y salir en el momento en que quisieran.

Lo que impulsó el gobierno anterior, con éxito para quienes lo desarrollaron, fue un proceso donde ingresaban algunos pocos capitales especulativos (dólares), el gobierno argentino les iba a garantizar una rentabilidad muy elevada en dólares, y para lograrlo requería el endeudamiento externo.

Ese proceso fue muy álgido, entre los años 2016 y 2017, cuando Argentina les pagó a los Fondos Buitre todo lo que pidieron, y de esa forma se tuvo que endeudar para pagar esa deuda anterior. Eso generó nuevas demandas de deuda externa. Al mismo tiempo siguió alentando este mecanismo de especulación financiera, y cuando en el año 2018 se combinaron una serie de factores y empezaron a salir los capitales rápidamente, el gobierno entendió que no iba a tener la capacidad de seguir financiando esa deuda externa con más deuda externa, y recurrió a quien era el último prestamista, el Fondo Monetario.

La administración de Cambiemos, entre fines de 2015 y fines de 2019, recuperó una tradición del orden neoliberal que se estableció a partir de la última dictadura, en 1976, profundizada durante la década de los años 90

Entonces se duplicó el endeudamiento externo. Es el gobierno de la historia mundial probablemente que más endeudó a un país en más corto tiempo. Y con todos esos capitales, garantizados por el Fondo Monetario y sin ningún tipo de control, ya sobre los últimos dos años se aceleró el proceso de fuga de capitales. Es decir que, como no había controles, no había regulaciones, el 90 por ciento de lo que había ingresado se terminó fugando al exterior, con los mismos mecanismos que enunciamos antes, pero de una manera exacerbada en los dos últimos años de gobierno.

Por supuesto, lo que anticiparon quienes fugaron los capitales, en 2018 sobre todo, y en 2019, era que el modelo no iba a ser sostenible, algo parecido a lo que ocurrió a fines de la convertibilidad, en donde se decía “esto se va a caer”, “va a explotar”.

Entonces, concretamente en los últimos dos años del gobierno de Macri aumentó mucho la fuga de capitales, coordinada con este aumento del endeudamiento externo. Tomando lo que ha desarrollado extensamente Eduardo Basualdo (director del área de economía de FLACSO), el eje central de estas tres experiencias neoliberales en la Argentina pasó por este vínculo, este matrimonio, entre el endeudamiento externo y la fuga de capitales. Porque, finalmente, en ninguno de los tres episodios ese endeudamiento externo se tradujo en mejoras en las condiciones de vida de la población y no generó mejores condiciones para desandar el camino del subdesarrollo argentino. Todo lo contrario. La mayor parte de ese endeudamiento externo terminó siendo el que financió la exteriorización, o sea, la fuga de capitales, de los grupos dominantes en la Argentina. No solo ellos, porque, como decíamos antes, también hay compras de dólares por pequeños ahorristas, pero centralmente los que fugaron capitales son los grandes grupos económicos en esos tres procesos.

Como síntesis, es muy importante tratar de entender el fenómeno de la fuga capitales y entender también que el proceso de endeudamiento externo está vinculado. Entonces, es necesario buscar mecanismos para que si hay endeudamiento externo no opere con las mismas condiciones con las que operó en los episodios anteriores.

El eje central de estas tres experiencias neoliberales pasó por este vínculo entre el endeudamiento externo y la fuga de capitales. En ninguno de los tres episodios ese endeudamiento externo se tradujo en mejoras en las condiciones de vida de la población y no generó mejores condiciones para desandar el camino del subdesarrollo argentino. Todo lo contrario

737: ¿A qué alude el concepto de excedentes económicos?

L.B.: Cuando me refiero al concepto de excedente económico de lo que hablo es de aquel nivel de producción generada en el país que supera lo necesario para que el país se reproduzca en las condiciones precedentes. Es decir, todo aquello que excede lo necesario para reproducirse. Y cuando digo excedente me refiero concretamente a las ganancias de las empresas que no son necesarias para que se reproduzca un trabajador, sino para acumular capital. La renta que proviene de los sectores primarios: la renta agropecuaria, petrolera, minera, pesquera; las ganancias o los beneficios que provienen de los sectores primarios. La renta financiera incluso, que es esta ganancia que surge del sector financiero en períodos específicos donde no hay que producir para obtener ganancias, sino especular. Y podríamos incorporar alguna otra parte de excedente que surge de aquellos salarios muy elevados; por ejemplo, el manager de una empresa es un asalariado, pero tiene un nivel de ingresos que podríamos considerarlo como excedentario; entonces hay una parte también de lo que se llama masa salarial, que es el conjunto de los salarios, que también (aunque se podría discutir) podríamos considerar que excede las necesidades de reproducción de su fuerza de trabajo.

Y aprovecho para vincularlo con otra cosa, que aún no mencioné pero que es relevante. Y es que la mayor parte de este excedente que se genera en Argentina lo generan un grupo de grandes empresas, muchas de las cuales son extranjeras y están vinculadas al sector agroexportador, o agro-minero-exportador, pero también al sector industrial, algunos renglones del sector industrial bastante dinámicos. A veces hablamos de un sector industrial concretamente vinculado al sector agropecuario. Por ejemplo, el aceite es una producción industrial pero que viene del sector primario. Los aceites en Argentina son muy importantes; el biodiesel también, al igual que otras producciones industriales vinculadas a este sector. También, por supuesto, están las automotrices.

Me refiero a que esta masa de ganancia, de excedente que se genera en Argentina y una parte se fuga, es ejecutada por las propias empresas. Pensemos, por ejemplo, que cuando se expropia YPF en el 2012, el año anterior había fugado mil millones de dólares a España; es decir, había remitido mil millones de dólares a España, que es una cifra exorbitante, extraordinaria. Y estas empresas fugan, a veces a través de la propia empresa, como el caso de YPF, Repsol en ese momento; o a través de buena parte de los principales directivos o dueños de esas empresas.

Entonces, si uno analiza algunas de las fuentes disponibles, como las denuncias de Hernán Arbizu sobre fuga de capitales; la investigación que se hizo sobre fuga en 2001; los listados de venta de divisas que proporcionó el Banco Central en los años 2008 y 2009; los Panamá Papers, los Bahama Papers, etc., lo que observa es que hay un elenco estable, digamos así, de grandes fugadores, que son los más importantes. Porque a veces se dice “bueno, en realidad están atacando a un ahorrista…”  A lo que hacen algunos ahorristas podemos considerarlo fuga de capitales, pero ese no es el grueso del problema. El grueso del problema son estas grandes empresas y sus directivos y propietarios, donde encontramos por un lado a la  empresa Clarín, pero también a algunos de sus principales directivos.

Clarín, Frávega, Coto y otros grandes supermercados en Argentina, las empresas petroleras, varias del comercio y la industria, Aluar, Techint. Todas estas empresas explican buena parte de este excelente que se fuga de la Argentina.

737: ¿No hay forma de evitar estas maniobras?

L.B.: Mi respuesta sería sí y no. Primero, la parte del sí. Por ejemplo, en una denuncia sobre el BNP Paribas, que es un gran banco internacional. En su momento, autoridades con poder de policía del Estado argentino ingresan y descubren un piso que no figuraba, donde el ascensor no se detenía, una especie de piso fantasma. Detectaron que esa era la oficina donde se hacían todos estos negocios, una especie de servicio específico para grandes clientes, grandes carteras que acudían solamente a este tipo de mecanismos de exteriorización de divisas.

Existe eso, la posibilidad de que el Estado, con poder de policía y decisión política, intervenga y busque la forma de captar estos negocios. Pero también es cierto que se trata de grandes bancos internacionales que no operan solamente en Argentina y que tienen grandes mecanismos de triangulación. Y aun así, aun mejorando el poder de policía, es difícil captarlo porque es bastante complejo el mecanismo, no es tan sencillo. Son maniobras que se hacen a través de operaciones electrónicas y además en otros países funciona de la misma manera.

Una de las respuestas sería lograr que en la Argentina por lo menos reduzcamos el fenómeno a través de una mejora de nuestra propia moneda, que tiene evidentes problemas, como la inflación, y que por ende se vuelve una moneda poco atractiva, que se termina transformando en dólares y de ahí el salto a la fuga es directo. Y también mejorando los controles, las dos cosas.

Pero si solo ponemos más controles, los sectores dominantes buscan el vehículo para neutralizarlos. Es como tratar de tapar el agua poniendo las manos: por algún lado termina filtrándose.

Existe la posibilidad de que el Estado, con poder de policía y decisión política, intervenga y busque la forma de captar estos negocios. Pero también es cierto que se trata de grandes bancos internacionales que no operan solamente en Argentina y que tienen grandes mecanismos de triangulación

Además, si nosotros elevamos mucho el enfrentamiento con estos grandes bancos internacionales, habría que medir las consecuencias de que esos bancos apliquen ciertas penalidades. Por ejemplo, ahora tenemos el caso de que a Rusia lo han eximido de los mecanismos de transferencia. Si hay un sector muy fuerte de la comunidad financiera que activa ese tipo de mecanismos, pueden llegar a surgir otros daños, como dificultades para importar. En ese caso, si una empresa necesita importar un componente para producir, tal vez le cueste y esté penalizada. Dificultades también para exportar, porque los bancos finalmente son los que realizan todos los mecanismos de intercambio de comercio exterior.

Entonces, en algún punto hay que equilibrar esas dos cosas. Y por eso a todos los países les cuesta hacerlo, porque también dependen, por lo menos los países periféricos, de que este tipo de instituciones no se pongan concreta y directamente en contra.

737: ¿Algo que quieras agregar?

L.B.: Me parece fundamental que se encare un programa de difusión de estas temáticas, y sobre todo que pensemos que las trabajadoras y los trabajadores tenemos que tener un diagnóstico sobre estas cosas, porque si queremos proponer políticas públicas que reduzcan la desigualdad, que tengan la posibilidad de mejorar nuestro salario, nuestros derechos laborales, todo esto termina planteando grandes condicionantes.

Como parte de un programa, de un plan de lxs trabajadorxs, es importante discutir estos temas, tenerlos presentes, debatirlos y tener propuestas para encarar estas temáticas.

Reitero: más de un PBI argentino está fuera del país. Y el país sería otro si desde hace 40 años toda esa plata no se hubiese fugado y hubiese estado invirtiéndose en la Argentina. Tenemos que buscar la forma de recuperar esos ingresos y sobre todo evitar que se sigan fugando. Y a partir de ahí, pensar en un programa que mejore las condiciones de vida de nuestra población.

Leandro Bona es economista de la Universidad Nacional de La Plata. Realizó una Maestría en Economía Política en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO- y un Doctorado en Desarrollo Económico en la Universidad Nacional de Quilmes. Actualmente cursa un Postdoctorado en la Universidad de Ginebra. Se dedica a estudiar el proceso de generación, apropiación y destino del excedente económico en Argentina, y el vínculo (que establece principalmente Eduardo Basualdo) entre el endeudamiento externo de nuestro país y la fuga de capitales.