“Esta Ley abre la oportunidad para que muchos docentes se sumen a trabajar los temas ambientales con más tranquilidad, con mayor profundidad y con un mayor nivel de complejidad”. Víctor Furci, profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y uno de los Coordinadores de la Cátedra Abierta de Medio Ambiente -que vienen desarrollando SUTEBA, UNIPE, el ISFD N° 1 de Avellaneda y el ISFD N° 49 de Brandsen- habla sobre la Ley para la Implementación de la Educación Ambiental Integral recientemente aprobada.
737: ¿Cómo surge esta Ley?
Víctor Furci: La Ley 27621 responde, por un lado, a prácticas de enseñanza de muchxs docentes que en todo el país vienen laburando estos temas desde hace muchos años; en general profes muy comprometidos con esa problemática, con el barrio o el pueblo donde viven. No te digo que son superhéroes pero son personas con un carácter, una voluntad, un coraje particular. Porque hay situaciones de mucho conflicto; pienso en las maestras de escuelas rurales que han sido fumigadas, que van y se pelean con quien se tienen que pelear defendiendo la salud de los pibes, pero que reciben muchas presiones. Hay docentes así pero muchos no somos así. Hay docentes a quienes les interesa el tema, lo quieren trabajar, y esta Ley viene a darles una protección, un paraguas, que les permite trabajar más cómodos, más tranquilos. También la Ley tiene antecedentes por el lado de los colectivos, agrupaciones y organizaciones no gubernamentales vinculadas a los derechos ambientales en cada localidad, que han venido luchando en los conflictos referidos al agua, la fumigación, la minería a cielo abierto, los feedlots, los transgénicos, la explotación del petróleo por los nuevos métodos, la deforestación, las inundaciones, el mal manejo de las cuencas hídricas etc. Es decir hay también una presión territorial que da origen a la ley. Ya en el 2007, la entonces diputada Marta Maffei propone una ley de educación ambiental que en senadores no fue aprobada; después en el 2015 Adriana Puiggrós vuelve, como diputada, a proponer y tampoco fue aprobada. Ha habido un fuerte trabajo que fue amasando esta ley hasta llegar al consenso para que saliera.
hay situaciones de mucho conflicto (…) Hay docentes a quienes les interesa el tema, lo quieren trabajar, y esta Ley viene a darles una protección, un paraguas, que les permite trabajar más cómodos, más tranquilos
737: ¿Qué de esas experiencias y debates previos la Ley está recogiendo?
V. F.: Por ejemplo, las definiciones de qué es educación ambiental, o la articulación que tiene que haber entre las políticas educativas y las políticas del Ministerio de Ambiente y desarrollo sostenible. Todo esto es auspicioso. Sin dejar de ver la realidad soy optimista en que es un buen marco de trabajo que posibilita muchas cosas. Ahora, la ley no alcanza. Se necesita una mediación, que los docentes la entendamos, la discutamos, veamos su alcance, la pongamos en diálogo en las instituciones donde trabajamos, exijamos su cumplimiento. Todo eso requiere un compromiso de los docentes con la ley y una capacitación, un formarnos en eso.
737: Pensando en docentes interesados por estos temas, ¿qué les dirías como para empezar a trabajar?
V. F.: Yo planteo tres fuentes a dónde recurrir. Primero buscar las sugerencias de colegas que ya vienen trabajando en el tema, acercarnos, ver qué hizo. Segunda cosa: un gran aprendizaje para los docentes es participar de las organizaciones ambientalistas de su localidad. Seguramente en el lugar donde vivís o en una ciudad cercana de la región, hay una organización ambientalista que está trabajando en el tema hace tiempo. Bueno, conéctate, participá más allá de que no estés el cien por cien de acuerdo con todo lo que dicen. Participar de esos debates es muy interesante. Se aprende un montón de las temáticas ambientales, de la complejidad que tienen, participando de asambleas o grupos ambientalistas con base territorial y no solo leyendo un material. Y lo tercero, sí, son las lecturas académicas. La problemática ambiental es muy compleja porque articula cuestiones de la naturaleza, con cuestiones sociales, políticas, económicas, de derechos. Es muy complejo todo conflicto, requiere abrir la cabeza y pensar.
737: ¿Por qué una educación ambiental?
V. F.: Daría la sensación de que en las últimas décadas, la educación se tuvo que ir haciendo cargo de algunas cuestiones que la organización social no podía resolver. Tomemos el caso de la educación sexual integral, si hay educación uno supone que está incluida la educación sexual integral, ¿por qué hay que hacer otra? Ahora aparece lo ambiental, pero cuidar el ambiente, el mundo donde vivimos, pareciera ser parte de una educación básica, ¿por qué hay que hacer algo especial para la educación ambiental? Hay colegas que dicen: si la educación tiene que ser una formación integral de la persona, ¿para qué hacen falta tantos subíndices o nuevas leyes que me digan “che, acordate de enseñar educación sexual integral, y acordate de lo ambiente y acordate de…”. Hay como una transferencia de responsabilidades desde la sociedad a la educación, algo así como que se le patea la pelota a la educación. Yo entiendo esto que me dicen algunos colegas, hay problemas que realmente transcienden lo educativo, muchas cosas que la educación no puede solucionar. El daño ambiental está más ligado a las grandes empresas multinacionales a las que poco les importa la calidad ambiental y los derechos de la población en Argentina, que a un problema educativo. Es mucho más el peso y la responsabilidad de estos modelos de negocios, que la falta de educación del pueblo argentino. A mí me gusta tomar algo que dice un filósofo de la ciencia, Echeverría, que habla de cuatro contextos de producción del conocimiento científico que son: el propio de la producción, de la creación científica; los procesos de evaluación científica; la aplicación, es decir la relación con la tecnología; y el contexto de la educación. En todas esas etapas hay cosas para pensar en términos del cuidado del ambiente, la que nos toca a nosotros es la parte educativa. Dice Echeverría que cuando el niño se forma y empieza a tener concepciones acerca de qué es la ciencia, qué es el ambiente, eso después le sigue funcionando. Y cuando trabaja como científico responde a esa formación que recibió. Entonces, las experiencias escolares, incluso las algo ingenuas o romantizadas de la educación ambiental -como tirar los papelitos dentro del tacho, o juntar tapitas y hacer un cuadrito con eso- de algún modo pueden generar una sensibilización y una mirada de la importancia del cuidado del ambiente. Pero la propuesta sería que estos procesos educativos se complejicen. Se complejice la mirada que le podemos llevar a los chicos y las chicas, aún en los primeros niveles educativos. Esa basurita que tenemos que tirar en el tacho, ¿de dónde salió?, ¿cómo se produjo?, ¿qué empresa la produjo?, ¿todos tenemos acceso a esos productos o solo una parte de la población? O sea, un mirar un poco más complejo. Esto requiere de docentes que estemos más capacitados y que tengamos programas educativos con una mirada más amplia, no tan ingenua. Prestar atención a no simplificar demasiado el problema ambiental, y ver que, como problema complejo, requiere aportes de todos los actores del sistema. Hay que conversar, intercambiar con los científicos, con los técnicos, con los políticos, con los empresarios, con el ciudadano común. Todos tienen algo que decir, no es solo un problema educativo. Otra cuestión que también se vincula a esto: a veces los docentes como adultos transferimos la responsabilidad del cuidado del ambiente del mundo del mañana a los niños, o sea como que los niños son los guardianes del ambiente. ¿Y nosotros qué? Si somos parte de la generación que rompió todo, ¿ahora le transferimos a los niños la responsabilidad de cuidarlo y arreglarlo? Uno primero, como adulto, debería hacerse cargo: ¿qué estoy haciendo yo en el cuidado del ambiente? Por eso, al principio, recomendaba establecer vínculos con organizaciones ambientalistas, o, por lo menos plantearnos, ¿qué posicionamiento político tomo yo con el consumo y con el sistema de producción? Y después sí, cómo ayudo a los niños a transitar eso. No dejarlos solos para que lleven la bandera del ambiente delante de la fila, sino que haya otra gente adulta que hoy está trabajando para resolver estos problemas.
la ley no alcanza. Se necesita una mediación, que los docentes la entendamos, la discutamos, veamos su alcance, la pongamos en diálogo en las instituciones donde trabajamos, exijamos su cumplimiento. Todo eso requiere un compromiso de los docentes con la ley y una capacitación, un formarnos en eso
737: Dabas recién el ejemplo de la basura, ¿qué otros ejemplos de temas se pueden tomar en el aula?
V. F.: Uno puede pensar con los chicos qué consumimos, por ejemplo qué tipo de alimento. ¿Consumimos alimentos industriales o alimentos naturales, agroecológicos? Es algo que uno puede pensar y está al alcance. Como pensar en los derechos, ¿todos tienen derecho al agua potable o solo puede tener agua potable el que tiene plata para comprar una botellita de agua? Y el que no, ¿qué agua toma? Cosas así, simples, se pueden tomar para pensar con los chicos complejizando un poquito el tema.
737: Pensando en la diversidad geográfica y económica que tiene la provincia de Buenos Aires, ¿son diferentes las temáticas a trabajar desde una escuela que está enclavada en un barrio del conurbano o en una localidad pequeña del interior?
V. F.: Todos los temas están interrelacionados, la complejidad de lo ambiental es así. Por ejemplo, en el conurbano uno se alimenta, entonces esos alimentos que consumís, ¿de dónde provienen? En general provienen del interior de la provincia, ¿y allí cómo se producen?, ¿cuáles son los sistemas de producción habituales? Y empezás a vincular. Yo vivo en Saladillo, en el interior de la provincia y lo que más se siembra acá es soja. Esa soja es transgénica, se utilizan agroquímicos para cuidar el cultivo. Estamos en un “desierto verde”, así lo llaman. ¿Por qué desierto? Porque hay una sola especie, todo lo demás lo matan con agroquímicos. Y esos agroquímicos van al agua, que es la que usamos nosotros para tomar y que toman las vacas para hacer su leche que después es la que vos tomás. Decís “quiero comer más sano, voy a comer verduritas”, pero hay estudios hechos por organismos del estado que muestran que esas verduras están contaminadas con varios tipos de agroquímicos. Entonces, tratar el tema alimentación vincula con muchas cosas y puede ser tratado tanto en el conurbano como en el interior. Aunque no trabajes en una escuela que está cerca de fumigaciones. Porque cuando se fumiga y hay un vientito, ese vientito va fumigando todo y las personas respiran ese aire. Quizás el alimento que está comiendo alguien en el conurbano depende de alguien que ha sido fumigado acá. Está todo vinculado. Otro tema muy interesante son las cuencas hídricas. Todos estamos viviendo en alguna cuenca hídrica, entonces el agua que llega a nuestro arroyo, a nuestro río, a nuestro canal, viene tomando residuos de aguas arriba, y nosotros dejamos residuos que van aguas abajo.
la educación se tuvo que ir haciendo cargo de algunas cuestiones que la organización social no podía resolver (…) Hay como una transferencia de responsabilidades desde la sociedad a la educación, algo así como que se le patea la pelota a la educación
737: Al comienzo hacías referencia a que son temas cuyo tratamiento a veces no es fácil.
V. F.: Por supuesto que trabajar cómo se cuida el ambiente en el sistema productivo donde yo estoy viviendo, puede trae problemitas, porque seguramente lxs estudiantes son de las familias que pertenecen al sistema productivo local, y eso pone algún tipo de conflicto. Como docente tenés que estar dispuesto a algún chisporroteo. Pero es el pasito que tenemos que dar, porque si no nadie se hace cargo de nada. Alguien tiene que empezar a discutir estos temas y la Ley ampara, abre una puerta, un espacio para que esto se pueda empezar a hablar con más profundidad y con un nivel de más complejidad. Es una cuestión de compromiso. No perder de vista que estamos en una situación de crisis ambiental, no solo nacional sino planetaria. Y no solo ambiental. También crisis social, no hay que perderla de vista. No quedarnos con que la Ley ya está. Gramsci decía esto del “pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad”, que suscribo. Es una crisis, es complicada, y hay gente que sigue pateando para atrás, empresas o grupos minoritarios que son los más ricos y los que más se siguen cuidando en desmedro de la mayoría de la gente que cada vez vive peor. No dejo de ver eso, sin embargo creo que mientras que estemos con vida y tengamos oportunidades de seguir trabajando, el lado del que yo quiero estar es de éste del que estamos hablando. Y poner nuestra voluntad y nuestra energía en tratar de que las cosas estén mejor.
Victor Furci es Lic. Cs Físicas (UBA). Profesor Investigador Adjunto en UNIPE en el área de didáctica de las Ciencias Naturales. Coordinador de la Licenciatura en Enseñanza de las Ciencias Naturales para el Nivel Primario, con orientación Ambiental, en UNIPE. Miembro del grupo ambientalista, ECOS de Saladillo.