UN NUDO EN EL PECHO QUE SE DESATABA

A diez años de la sanción de la ley de matrimonio igualitario - Entrevista con Verónica Casas

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Nos contactamos con Verónica Casas, profesora de Educación Física y Secretaria de Organización de SUTEBA Avellaneda, para hablar sobre los diez años de Ley de Matrimonio Igualitario.

Verónica Casas: Hola perdón…no te contesté antes porque recién termino una capacitación y los zoom de inglés de mi hija y la virtualidad del wsp… ahora sí, decime.

737: ¿Qué significó en tu vida la sanción de esta Ley?

Verónica, Paula y Antonia

V.C.: Tengo 36 años y hace 16 que estoy en pareja con Paula. Teníamos la idea de formar una familia, pero la veíamos muy difícil. No sabíamos cómo lo íbamos a poder lograr ya que no había nada, ninguna ley, ningún recurso que nos amparara. Habíamos estado viendo el caso de los chicos que se habían casado, si no recuerdo mal, en Tierra del Fuego y los que se casaron acá en CABA, pero todo a través de vías judiciales. No sabíamos si íbamos a poder acceder como ellos habían podido. En el 2010, cuando se trata la Ley de Matrimonio Igualitario, seguimos en vilo hasta la madrugada cuando los votos fueron positivos. Fue una alegría terrible. Fue sentir que un nudo que tenía en el pecho se desataba por fin, porque muchas cosas iban a poder volverse realidad. A muchxs puede parecerle algo zonzo, ¿una ley cambia la posibilidad de formar una familia? Bueno, en nuestro caso sí. Porque desde que nos conocimos supimos que queríamos estar juntas, formar una familia, tener hijos, hijas.

737: ¿Qué fue pasando a partir de la sanción de la Ley?

V.C.: Lo primero que pensamos fue que si teníamos un hijo o una hija iba a poder ser reconocida por ambas, que ambas íbamos a poder ser sus mamás. La ley se sanciona en el 2010 y nosotras nos casamos en el 2011, ya con la idea fija de que nos casábamos para tener hijxs, y que llevaran el apellido de las dos. En ese momento había que estar casadx para que lxs hijxs pudieran ser reconocidxs. Antonia, nuestra hija, nace en el 2014. Para nosotras, nace gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario.                          

737: ¿Tuvo efectos en lo laboral?

V.C.: Cuando en el 2014 nace nuestra hija, se nos presentó el tema de solicitar la licencia por nacimiento. El Estatuto del Docente habla de la figura de la madre como la figura gestante, y habla del padre como la otra figura. Para solicitar mi licencia correspondiente que, según el Estatuto, son cinco días que le otorga a la figura masculina, tuvimos que hacer una presentación con el Sindicato, y todo un recorrido con el acompañamiento del Sindicato. Una de las justificaciones que se hicieron para pedir la licencia fue precisamente que existía una Ley de Matrimonio Igualitario. Esta ley me daba la posibilidad de figurar legalmente como madre de Antonia, porque la que gestó es mi esposa. Gracias a esa ley se pudo poner un parámetro más para justificar la solicitud de licencia, que obviamente fue positiva  y me otorgaron la licencia de cinco días por nacimiento.

Matrimonio igualitario

Cuando en el 2014 nace nuestra hija, se nos presentó el tema de solicitar la licencia por nacimiento(…) tuvimos que hacer una presentación y todo un recorrido con el acompañamiento del Sindicato. Una de las justificaciones que se hicieron para pedir la licencia fue precisamente que existía una Ley de Matrimonio Igualitario.

737: ¿Y en el ámbito de lo familiar, de las relaciones con lxs amigxs?          

V.C.: En cuanto a nuestras familias, todxs sabían de nuestra relación; nuestrxs amigxs también. Cuando estaba en el profesorado, ahí no manifestábamos nuestra orientación sexual, nadie sabía con quién estábamos en pareja, si bien sabían que estábamos en pareja. A ver, creo que tampoco unx heterosexual iba a estar diciendo “estoy de novio/a con éste/a, yo soy heterosexual”. En ese sentido nadie sabía. Con la Ley y al casarnos, recién ahí muchxs se enteraron de nosotras, es decir que pudimos contarlo más abiertamente. Siempre contamos la anécdota de que cuando mi esposa avisa en una de sus escuelas que se casaba y que iba a tomar la licencia por matrimonio, pensaban “¿estará embarazada?”, “pobre, se casa porque está embarazada”. Recién se enteraron con quién se estaba casando cuando llevamos el certificado de matrimonio para hacer la licencia. Desde nuestra experiencia, el que lo supiera más gente no nos cambió en nada. Incluso yo en el profesorado, ni siquiera lo comenté; vieron las fotos de mi casamiento en el facebook, así de simple. Y no cambió en absolutamente nada. Con nuestras familias ya todxs sabían, la típica era: “bueno, ahora que están casadas cuando van a tener unx hijx?” Pero eso, creo yo, le pasa a todo el mundo cuando se casa.  

Una de las posibilidades que abrió, [para las] parejas donde unx de ellxs pudo tener la obra social del otrx. Para muchxs esto fue como un gran avance. (…) Algunxs se empezaron a sentir protegidxs. Incluso los medios de comunicación, que son la gran influencia de este siglo, empezaron a dejar de lado el ridiculizar a la comunidad LGBTQ+

737: ¿Y qué consecuencias te parece que tuvo la Ley desde una perspectiva más social, más cultural?

V.C.: Una de las posibilidades que abrió, no en nuestro caso, donde cada una trabajaba y tenía su obra social, pero sí en otras parejas donde unx de ellxs pudo tener la obra social del otrx. Para muchxs esto fue como un gran avance. En general, lo que permitió la Ley fue que se visibilizaran más las realidades que estaban ocultas. Tanto en familias que ya estaban conformadas como de un montón de personas que no se animaban a la típica salida del closet, porque la gente te juzga por cualquier cosa, más que nada por el qué dirán. Algunxs se empezaron a sentir protegidxs. Incluso los medios de comunicación, que son la gran influencia de este siglo, empezaron a dejar de lado el ridiculizar a la comunidad LGBTQ+. Cuando aparecía un personaje homosexual en alguna serie, en alguna novela, siempre era una figura ridiculizada. A partir de la Ley se la empezó a tratar de una forma más “humana”, más real.

737: A diez años, ¿qué cosas quedan pendientes?

V.C.: Hay muchos desafíos por delante. Por ejemplo, aún hay provincias o ciudades en donde a las familias homoparentales les cuesta anotar a sus hijxs con el nombre de las dos partes. Y hay una gran deuda en cuanto a lo que es subrogación solidaria. Incluso en documentaciones, a nosotras nos pasa que la partida de matrimonio está enmendada, porque en el 2011 todavía no había partidas que dijeran matrimonio “de” y “de”, y decía Señor y Señora; entonces está salvada al pie.