La voz de los Equipos Directivos
“La emocionalidad de esta etapa es fuerte. Cada día es una emoción, un desafío, una búsqueda constante de modos, de formas de sentarse a pensar la educación, la formación docente, el vínculo con la comunidad”.
Las palabras de Daniel Bustos, Vicedirector a cargo del Instituto Superior de Formación Docente n° 39, de Vicente López reflejan probablemente una dimensión central del particular momento que atraviesan hoy los equipos directivos. Así lo explicita Carola Ginestet, Directora de la Escuela Primaria N° 7 de Saliqueló:
“Esta situación nos tomó por sorpresa; no estábamos preparados para el desafío de continuar con la tarea educativa desde nuestras casas. Si bien todo el mundo está conectado hay que gestionar los tiempos, los momentos, fortalecer los vínculos con el equipo docente. Es fundamental no descuidar la comunicación y estar atentos a cualquier obstáculo que se vaya presentando para poder llegar a todas las familias”.
Silvana Serra, Vicedirectora de la Escuela Secundaria n° 1 José Manuel Estrada, de Colón, describe la forma como, desde una escuela secundaria, se aborda el desafío de la continuidad pedagógica de sus estudiantes:
“Implementamos que cada docente a través de la plataforma Google drive eleve su propuesta pedagógica. Luego editamos esos archivos de manera tal que cada curso contenga todas las actividades, para que el estudiante pueda acceder de manera práctica e integral de todas ellas. Ya se han publicado por distintos medios como la página web de la institución, Facebook, grupos de WhatsApp, donde cada preceptor envió las actividades a las familias. Estas han sido recibidas de manera satisfactoria, en su mayoría. A su vez, los alumnos, en un porcentaje importante, se han comunicado con sus respectivos docentes a través de WhatsApp o correos electrónicos, proporcionados por éstos, a fin de favorecer la comunicación, entregar trabajos, realizar consultas”.
Las diferentes y contrapuestas realidades educativas y sociales que coexisten en nuestra Provincia aparecen en los relatos de Adriana Zermo, Directora de la Escuela Primaria de Adultos 706, de Avellaneda, que recibe alumnos de una villa de Bernal Oeste, partido de Quilmes, y de barriadas populares de Monte Chingolo, partido de Lanús, y de Ignacio “Nacho” Concetti, Director titular de la Escuela de Educación Secundaria n° 55, de Florencio Varela, cuya matrícula proviene en gran parte de pequeños productores rurales y muchos son también trabajadores rurales porque acompañan en la tarea de cultivo y cosecha a sus familias.
“En esta coyuntura se hace muy difícil sostener a través de Internet la continuidad porque hay una gran precariedad. No hay señal de internet, o nuestros estudiantes –jóvenes y adultos- no tienen dinero para cargar la tarjeta en el celular, o tienen un celular que no les permite bajar videos ni escuchar audios. Además muchos están en proceso de alfabetización con lo cual no pueden leer el mensaje escrito”.
“En nuestra escuela el recurso de la herramienta virtual en general es desconocido por los profesores, salvo el manejo del grupo de WhatsApp. Hay algunos que están participando en formación virtual o que han asistido a alguna capacitación del CIE. Por otra parte, en un paisaje de devastación económica, en donde el 80 o el 90% de la población escolar carece de servicio de internet o de una computadora personal o simplemente de un lugar en donde poder sentarse con tranquilidad en el hogar a trabajar, esas herramientas difícilmente se pueden utilizar. El único recurso en la mayoría de los casos es el teléfono. Un teléfono que es utilizado en el hogar por toda la familia”.
Las dificultades relativas a la conectividad también aparecen, como lo señala Silvana, en ámbitos urbanos.
“Implementamos una planilla de seguimiento por curso a los efectos de conocer el porcentaje de acceso a la conectividad. Resultó que existe un alto porcentaje de alumnos que no cuentan con conexión a internet en sus domicilios. Para ellos se implementó la entrega de los materiales pedagógicos elaborados por la Dirección General de Cultura y Educación, los cuales se adjuntaron a los módulos alimentarios que se fueron distribuyendo”.
Los relatos de los Directivos dan cuenta de las consecuencias que en este momento está teniendo la discontuidad que durante la gestión de gobierno anterior tuvo el programa Conectar Igualdad. Adriana plantea no sólo la importancia de que cada estudiante pudiera tener su tablet o su computadora:
“Y también cada maestro. Hay que ver que en todo lo que están haciendo las compañeras y compañeros están poniendo su computadora, su internet, todos los recursos que tienen en su casa. Los que lo tienen, porque también algunos tienen celulares muy viejitos con poca memoria que no resisten los videos”.
Queda reflejada aquí una de las cuestiones que fundamentan las demandas y las luchas que históricamente los docentes han llevado adelante por condiciones de trabajo dignas. Condiciones, cuya carencia o insuficiencia, ha sido suplida las más de las veces por el trabajador docente con sus propios recursos y su tiempo. Un ejemplo de esto lo da Nacho:
“El único medio que tengo de comunicación con las familias es el telefónico. Pero la escuela no tiene teléfono. Durante el gobierno de María Eugenia Vidal, se dio de baja la línea telefónica, como en tantos otros servicios educativos. Bueno, la única solución que encontramos en ese momento fue que yo, como responsable de la institución, brindara mi número telefónico a los padres. En este momento tengo en la agenda de mi teléfono aproximadamente 220 familias. A través del WhatsApp voy pudiendo orientar en términos generales a través de mensajes en lista de difusión sobre cuestiones vinculadas al quehacer de la escuela. Por día recibo entre 10 y 15 mensajes de padres haciendo consultas de diferente tipo”.
No obstante las limitaciones de todo tipo que se presentan en cada realidad, los equipos docentes, con creatividad y colaborativamente como lo señala Adriana, llevan adelante diversidad de propuestas.
“Las maestras fueron tomando, según el diseño curricular, distintas cuestiones –sobre todo salud, género y el cuidado del medio ambiente- que en conjunto habíamos empezado a pergeñar para este año. Hay una mayoría de docentes que sostiene y vamos para adelante. Hacen cosas muy creativas. Por ejemplo, han inventado Radio Cuarentena y están mandando programas con música y abordando distintos temas. Armamos un grupo de WhatsApp donde las que se animan comparten las actividades que les mandan a sus estudiantes y lo ponen a disposición del resto de las compañeras”.
¿Cómo se piensa el sentido de las propuestas pedagógicas que hoy las escuelas desarrollan? Carola aporta sus miradas:
“Hemos priorizado fortalecer el vínculo, dado que a poquitos días de comenzar las clases ocurrió esto del aislamiento. Hay comunicación por grupos generales y un registro individualizado para atender cada necesidad, que a veces tiene que ver con lo pedagógico, otras con lo socioeconómico o con lo emocional. Tratamos de trabajar en red, sostener y fortalecer ese vínculo y las relaciones para no caer en la desesperación”.
El sostén y fortalecimiento de los vínculos aparece recurrente en los relatos de los Directivos. Y no es sólo con los estudiantes y las familias. En la experiencia de Daniel:
“Es un momento, también, para cuidar y para pensar la actividad de nuestros profesores. La exigencia que tienen es elevadísima. La mayoría de ellos trabaja en otras instituciones y en otros niveles del sistema. Entonces tenemos que pensar estrategias para que puedan abordar tareas desde el compromiso pero con un cuidado a sí mismos. Y el derecho de los trabajadores y trabajadoras tiene que estar presente. En este sentido, una cosa que aparece fuertemente es la dimensión de los docentes como trabajadores. Los padres, las comunidades visibilizan el trabajo que estamos haciendo los docentes”.
Este trabajo de garantizar la continuidad del proceso educativo no deja de lado, por el contrario integra, la atención de un aspecto de crucial importancia hoy para un número creciente de familias: la alimentación. La entrega de los bolsones alimentarios que provee el gobierno es trabajada por muchas escuelas, como la que conduce Nacho, como parte de la construcción de ese entramado vincular que se proponen:
«Para nuestra escuela es un momento en donde, en el marco de los recaudos que hay que tomar por la emergencia sanitaria, se recibe con ganas a las familias. Es una escuela en donde circula mucho la relación afectiva con los pibes. El conocimiento de sus expectativas, sus deseos, sus frustraciones, es prácticamente la mitad del sostén de la trayectoria escolar. El momento de encuentro en la entrega de bolsones es muy importante en términos de verse cara a cara, preguntar cómo están, que aquel papá que por WhatsApp no te sabe escribir la pregunta te la haga delante tuyo y vos puedas responder. Un encuentro así es algo que creo que sucede solamente en las escuelas. Donde la mamá o el papá o el tío te cuenta cómo está la situación en la casa, cómo están los chicos… La escuela es una referencia ineludible en la vida de la familia, no es un trámite«.
Probablemente por ese primer plano que ha tomado la emocionalidad en este contexto, tal como señalaba Daniel al comienzo, se pone en juego una sensibilidad particular en el acercamiento y la comunicación con estudiantes y familias. Así, Adriana refiere
“Algunas cosas que me impactaron de lo que me van contando las maestras. Por ejemplo, una señora para hacer una tarea le preguntó: “Profe, ¿yo tengo que medir?, porque no tengo regla”. Algo que a uno le parece muy elemental… bueno, no en todas las casas hay una regla. Ni en todas las casas hay un lugar donde ponerse a leer o a hacer la tarea. Imagino a nuestras estudiantes que son mamás, ayudando a sus hijos con las tareas ¡y a su vez tener un tiempo para hacer las tareas propias!. Hay cuarentenas y cuarentenas”.
Y Nacho, en su relato del momento de entrega de los bolsones, continúa:
“Creo que esto, algunos compañeros lo están viviendo como un descubrimiento. El día de ayer éramos 25 docentes en la escuela, y además 5 auxiliares, trabajando en la entrega de cuadernillos y de ayuda alimentaria. El profesor, que muchas veces circula por varias instituciones educativas -el famoso “profesor taxi”- tiene obstáculos, que el mismo sistema le pone por delante, para que pueda ver más allá de lo que pasa en las dos o tres horas de desempeño que tiene en una escuela. Estos momentos de encuentro con las familias, en donde el profesor está 4, 5 y hasta 6 horas dando una mano voluntariamente y con todo el corazón puesto en eso, le generan otra percepción de lo que pasa en esa comunidad. Porque el ida y vuelta con la familia es desde el lugar de la solidaridad, de comprender cuál es esa otra realidad que esos otros están viviendo. Algunos caen en la cuenta de que, por ejemplo el día de ayer, estábamos trabajando en esa situación sin tener que temer por nuestro puesto de trabajo y habiendo, además, cobrado con un aumento, mientras esas otras familias no sólo vivenciaban el aislamiento sino que su pequeña economía familiar estaba profundamente impactada”.
Esbozando una evaluación provisoria de esta situación, Daniel plantea:
“Hoy se nos materializó algo que tenemos claro desde la pedagogía, desde nuestra formación como docentes -y que además los pedagogos latinoamericanos tantos nos enseñaron-: la importancia del vínculo. También hay un aprendizaje fuerte en relación a cuál es la importancia de la escuela, qué cosas ocurren cuando la escuela está presente y cuando no. Y aparece muy fuerte la producción de saber. Es un momento para discutir entre nosotros y con las comunidades nuestro rol como portadores, transmisores y productores de saber pedagógico”.
El lugar de los equipos directivos, su acción y su pensamiento, vuelven a revelarse centrales. Para Nacho “estamos medio a tientas en la oscuridad pero aprendiendo”. Y concluye Carola, “todo es nuevo y dinámico, como la realidad misma. Ese es nuestro trabajo 24 horas por 7 días”.